El 19 de mayo de 1853, en Cerreto, Italia (Toscana), en un lugar llamado "La Casetta", una pastora de doce años, Verónica Nucci, cuidaba su rebaño con su hermano menor, Giovanni Battista, de siete años, cuando se desató una tormenta y tuvieron que llevar el rebaño a una choza.
De repente, Verónica ve frente a ella a una "hermosa señora desconocida, arrodillada, que llevaba un vestido blanco decorado con pequeñas flores rojas y una especie de cinturón negro en la cintura, un abrigo azul cielo con manchas rojas y redondas, y en la cabeza una corona dorada que terminaba en cruz". “Verónica, acércate a mí, no te mojarás, arrodíllate aquí", le dijo. Y agregó: "Recemos cinco credos a mi Hijo (...). Recemos la Protesta (oración de preparación a la muerte). Finalmente: “Ayúdame a llorar”. “¿Por qué lloras?”, le pregunta Verónica. “Lloro por los pecadores. ¿Ves cómo está lloviendo? Los pecadores son más numerosos que las gotas de agua que caen. Mi Hijo tiene las manos y los pies clavados, las cinco heridas abiertas. Si los pecadores no se convierten, mi Hijo tendrá que mandar el fin del mundo. ¿Y tú estarías contenta de vivir tres o cuatro meses más, o de llegar al fin del mundo?”. “¡Prefiero morir!”.
La aparición pide orar: "Todos los días, siete padrenuestros, avemarías y glorias por la Sangre derramada; luego cinco padrenuestros, avemarías y glorias por las Cinco Heridas; y siete padrenuestros, avemarías y glorias por mí que me llamo María Dolorosa".
Tomado del Dictionnaire des Apparitions (Diccionario de las apariciones) del padre René Laurentin. Fayard 2007.
Dios te salve, Maria, llena eres de gracia, el Señor es contigo,
bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amen.