PRIMER ENTREGA
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús es una forma de representar, invocar y adorar el Amor con el que Cristo ama a Su Padre y a todos nosotros. Aunque sus orígenes se remontan a la edad media e incluso antes, realmente comenzó en el siglo XVII cuando Jesús se le apareció varias veces a la hermana francesa Margarita Marie Alacoque.
Jesús le dijo:
“He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres”.
Y le mostró Su corazón, perforado en el costado, entronizado por las llamas, rodeado por la corona de espinas y coronado por la cruz.
La devoción fue aprobada por el papado de 1765 y en 1899, el papa León XIII consagró al mundo entero al Sagrado Corazón.
“El culto al Sagrado Corazón se considera, en la práctica, como la más completa profesión de la religión cristiana. Verdaderamente, la religión de Jesucristo se funda toda en el Hombre-Dios Mediador; de manera que no se puede llegar al Corazón de Dios sino pasando por el Corazón de Cristo, conforme a lo que El mismo afirmó: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí».
Siendo esto así, fácilmente se deduce que el culto al Sacratísimo Corazón de Jesús no es sustancialmente sino el mismo culto al amor con que Dios nos amó por medio de Jesucristo, al mismo tiempo que el ejercicio de nuestro amor a Dios y a los demás hombres. Dicho de otra manera: Este culto se dirige al amor de Dios para con nosotros, proponiéndolo como objeto de adoración, de acción de gracias y de imitación; además, considera la perfección de nuestro amor a Dios y a los hombres como la meta que ha de alcanzarse por el cumplimiento cada vez más generoso del mandamiento «nuevo» que el Divino Maestro legó como sacra herencia a sus Apóstoles, cuando les dijo: «Un nuevo mandamiento os doy: Que os améis los unos a los otros, como yo os he amado… El precepto mío es que os améis unos a otros, como yo os he amado»” -Papa Pío XII, Haurietis Aquas.
Fueron dos los elegidos del Señor para conocer y difundir en el mundo los secretos de Su Sagrado Corazón: Santa Margarita María Alacoque, depositaria de las Revelaciones del Sagrado Corazón de Jesús y San Claudio de La Colombière, quien propagó el amor al Sagrado Corazón de Jesús, tal como lo recibió de la vidente Margarita.
Santa Margarita María Alacoque
Santa Margarita María Alacoque nació en Francia el 22 de Julio de 1647 y falleció el 17 de octubre de 1690. Cuando era muy jovencita, a Margarita lo que más le atraía era el Sagrario donde está Jesús Sacramentado en la Sagrada Hostia. Cuando ibas al templo, siempre se colocaba lo más cerca posible al altar, porque sentía un amor inmenso hacia Jesús Eucaristía y quería hablarle y escucharle.
Un día después de comulgar sintió que Jesús le decía:
“Yo soy lo mejor que en esta vida puedes elegir. Si te decides dedicarte a mi servicio, tendrás paz y alegría. Si te quedas en el mundo, tendrás tristeza y amargura”.
Desde entonces decidió hacerse religiosa, costara lo que costara.
El 27 de diciembre de 1673 se le apareció por primera vez el Sagrado Corazón de Jesús. Ella había pedido permiso para ir los jueves de 9 a 12 de la noche a rezar ante el Santísimo Sacramento del altar, en recuerdo de las 3 horas que Jesús pasó orando y sufriendo en el Huerto de Getsemaní.
De pronto se abrió el sagrario donde están las Hostias consagradas y apareció Jesucristo como lo vemos en algunos cuadros que ahora tenemos en las casas. Sobre el manto, su Sagrado Corazón rodeado de llamas y con una corona de espinas encima y una herida. Jesús señalando su Corazón con la mano le dijo: “He aquí el corazón que tanto ha amado a la gente y en cambio recibe ingratitud y olvido. Tú debes procurar desagraviarme”.
Nuestro Señor le recomendó que se dedicara a propagar la devoción al Corazón de Jesús, porque el mundo es muy frío en amor hacia Dios y es necesario enfervorizar a las personas por este amor.
Durante 18 meses el Corazón de Jesús se le fue apareciendo y le pidió que se celebrara la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús cada año el Viernes de la semana siguiente a la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo. (Corpus)
El Corazón de Jesús le hizo a Santa Margarita doce promesas maravillosas para los que practiquen esta hermosa devoción:
1.Les daré todas las gracias necesarias en su estado de vida.
2.Estableceré la paz en sus casas.
3.Los consolaré en todas sus aflicciones.
4.Seré su refugio seguro durante la vida y, sobre todo, en la muerte.
5.Otorgaré una gran bendición a todas sus empresas.
6.Los pecadores encontrarán en Mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia.
7.Las almas tibias se volverán fervientes.
8.Las almas fervientes se montarán rápidamente a la alta perfección.
9.Bendeciré cada lugar donde se establezca y honre una imagen de Mi Sagrado Corazón.
10.Le daré al sacerdote el don de tocar los corazones más endurecidos.
11.Aquellos que promuevan esta devoción tendrán sus nombres escritos en Mi Corazón, para nunca ser borrados.
12.Te prometo en la misericordia excesiva de Mi Corazón que Mi todopoderoso amor otorgará a todos aquellos que comulguen el Primer viernes de cada mes durante nueve meses consecutivos, la gracia de la penitencia final; no morirán en mi disgusto ni sin recibir los sacramentos; Mi Divino Corazón será su refugio seguro en este último momento.
Margarita le decía al Sagrado Corazón de Jesús: “¿Porqué no elije a otra que sea santa, para que propague estos Mensajes tan importantes? Yo soy demasiado pecadora y muy fría para amar a mi Dios”.
Jesús le dijo:
“Te he escogido a ti que eres un abismo de miserias para que aparezca más mi poder; y en cuanto a tu frialdad para amar a Dios, te regalo una chispita del amor de mi Corazón”.
Y le envió una chispa de la llama que ardía sobre su Corazón, y desde ese día la santa empezó a sentir un amor grandísimo hacia Dios y era tal el calor que le producía su corazón que en pleno invierno, a varios grados bajo cero, tenía que abrir la ventana de su habitación porque sentía que se iba a quemar con tan grande llama de amor a Dios, que sentía en su corazón.
Margarita enfermó gravemente. La Superiora le dijo: “Creeré que sí son ciertas las apariciones de que habla, si el Corazón de Jesús le concede la curación”. Ella le pidió al Sagrado Corazón de Jesús que la curara y sanó inmediatamente.
Desde ese día su Superiora creyó que sí en verdad se le aparecía Nuestro Señor. Dios permitió que enviaran de capellán al convento de Margarita a San Claudio de la Colombière; y ese hombre de Dios que era jesuita, obtuvo que en la Compañía de Jesús fuera aceptada la devoción al Corazón de Jesús. Desde entonces los jesuitas la han propagado por todo el mundo.
Margarita fue nombrada Maestra de novicias. Enseñó a las novicias la devoción al Sagrado Corazón (que consiste en imitar a Jesús en su bondad y humildad y en confiar inmensamente en Él; en ofrecer oraciones, sufrimientos, misas y comuniones para desagraviarlo y en honrar su Santa Imagen) y aquellas jóvenes progresaron rapidísimo en santidad.
Luego enseñó a su hermano esta devoción y el hombre hizo admirables progresos en santidad. Los jesuitas empezaron a comprobar que en las casas donde se practicaba la devoción, las personas se volvían mucho más fervorosas.
El Corazón de Jesús le dijo:
“Si quieres agradarme confía en Mí. Si quieres agradarme más, confía más. Si quieres agradarme inmensamente, confía inmensamente en Mí”.