Qué pobre aquel que está lejos de Dios, qué infelicidad lo rodea, padece de soledad.
A ese hijo lo prevengo: Escuchad al Señor, os parece imposible la felicidad, os cuesta creer en la salvación, mas no sabéis lo equivocado que estáis.
El Señor puede cambiar vuestra vida, orad, entregaos a la oración, El está esperando a cada hijo para recibirlo y que ese hijo lo quiera recibir a El.
Amén. Amén.
(Mensaje de María del Rosario de San Nicolás)
Comentario:
Comencemos a rezar si todavía no rezamos. Aunque más no sea recemos cada día las tres avemarías, que son prenda de salvación eterna, como la misma Virgen lo ha prometido.
Ya lo ha dicho San Alfonso María de Ligorio: “El que reza se salva y el que no reza se condena”.
¿Podemos pensar que se puede vivir sin respirar? No. Pues tampoco puede vivir el alma sin la oración, que es como su respiración.
Hagamos el esfuerzo de rezar algo si no rezamos nada, y de rezar más si ya rezamos un poco, porque en la oración encontraremos a Dios, hallaremos la alegría de vivir, porque el contacto con Dios que se tiene en la oración nos hará felices, aún en medio de las pruebas de esta vida.
Es tiempo de tomarnos en serio el llamado urgente a la conversión que la Virgen hace en todas sus apariciones, porque podría llegar el día en que ya no quede más tiempo para la conversión, el día en que el Señor se levantará y cerrará la puerta, y los que queden afuera gritarán para entrar, pero ya no podrán hacerlo, porque habrá caído la noche sobre el mundo.