En momentos difíciles.
Si tengo que pasar por un momento difícil, acudo a ti, María, porque tú eres mi Madre, que cuida de mí y me da sus consuelos. A veces me olvido de acudir a ti y soy como Pedro que se hunde en el mar, por la braveza de la tempestad y el mar agitado, y no me doy cuenta de que debo llamarte en mi ayuda. Pero cuando reacciono y te llamo, toda inquietud desaparece y se hace dulce mi vivir. Ayúdame, Mamá del Cielo a que siempre esté pensando en ti y acudiendo a tu Corazón en todo momento, y especialmente en los momentos difíciles y dolorosos. Quiero rezar con amor tu Rosario, porque sé que con él recibo muchas gracias y él me une con una cadena de oro a tu Corazón Inmaculado. María, Madre mía, no te canses de amarme. ¡Ámame cada vez más y demuéstramelo con tus caricias a mi alma! No permitas que tenga miedo de nada, pues estoy contigo y aunque todo el Infierno se pusiera en mi contra y me hiciera la guerra, estoy seguro de salir vencedor porque tú eres mi auxilio. ¡Te amo, Madre querida! ¡Ten misericordia de mí!