En el evangelio de Lucas, un hombre llamado Simeón vio a la Virgen María llevar a su hijo Jesús al Templo y profetizó lo que les iba a suceder a él y a su madre: “Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y como signo de contradicción —¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!— a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones" (Lucas 2, 34-35).
Por eso a menudo se invoca a María bajo el título de “Nuestra Señora de los Dolores”. Pero este pasaje también está estrechamente relacionado con su título de “Corazón Inmaculado”. Fue su corazón el que fue traspasado para que muchos otros corazones pudieran llevar sus propias cargas y dolores en María. Es una madre amorosa que protege espiritualmente a sus hijos y los ayuda a encontrar la paz y el gozo que desean.
He aquí una breve oración al Inmaculado Corazón de María, para pedirle fortaleza espiritual en medio de las pruebas y para encomendarle las muchas cargas que llevamos:
Oh, Madre Santísima, corazón de amor y misericordia, siempre escuchando, siempre ayudando y consolando, atiende nuestra oración. Nosotros, tus hijos, imploramos tu intercesión ante Jesús tu Hijo. Recibe con comprensión y compasión las súplicas que hoy te presentamos, en particular [decir una intención]. Nos tranquiliza saber que tu Corazón está siempre abierto a quienes piden tu oración. Encomendamos a tu generoso cuidado e intercesión a aquellos a quienes amamos y que están enfermos, solos o heridos. Ayúdanos a todos, Santa Madre, a llevar nuestras cargas en esta vida, hasta que podamos alcanzar la vida eterna y la paz con Dios. Amén.