La calidad de la oración es más importante que su cantidad. Un avemaría rezado con devoción, considerando seriamente lo que Dios quiere que obtengamos de este momento con Él, tal vez sea más fructífero que una decena dicha a toda prisa. Concéntrate, entonces, en la calidad de cada oración, incluso si tienes que sentarte y rezar solo un avemaría, tomándote un tiempo.
Me topé con uno de esos pequeños folletos sobre el Rosario, fácil de encontrar en cualquier iglesia, y comencé a leer cada uno de los misterios del Rosario todos los días. Viajé con los misterios en el bolsillo y los leí con recogimiento. Al final los memoricé.
Esto me ha servido de mucho en mi vida de oración, especialmente ayudándome a concentrarme cuando me resulta difícil orar. Me siento y reflexiono sobre los misterios del Rosario, el mejor estudio bíblico que existe. Ahora creo que no hay manera más sencilla de enfocarse en Jesús y llegar a conocerlo que meditar sobre su vida y pasión de esta manera.
Anteriormente minimizaba el poder del Rosario, pensando que no era una forma de oración "poderosa". No lo había entendido bien. A través de este esfuerzo, por traerme de vuelta al Rosario, María y Jesús me han colmado con una increíble cantidad de gracias.