Sin caridad...
¡Cuán fuera de camino andan, dice San Francisco de Sales, cuantos cifran la santidad en cosa que no sea amar a Dios! “Algunos cifran la perfección en la austeridad de la vida, otros en la oración, quiénes en la frecuencia de sacramentos y quiénes en el reparto de limosnas; mas todos se engañan, porque la perfección estriba en amar a Dios de todo corazón, pues las restantes virtudes, sin caridad, son solamente montón de escombros. Y si en este santo amor no somos perfectos culpa nuestra es, pues no acabamos de entregarnos por completo a Dios”.
“Práctica de amor a Jesucristo” – San Alfonso María de Ligorio
Comentario:
¡Qué fácil es ser santo! Es difícil y fácil a la vez. Es difícil si uno se pone a pensar en que tiene que conquistar las virtudes a fuerza de privaciones y negaciones de sí mismo, pero es fácil si pensamos que en definitiva la santidad consiste en amar a Dios.
Amando a Dios es como se nos harán fáciles todas las cosas, ya que quien ama no teme hacer cualquier clase de sacrificio por el ser amado. Así que si amamos a Dios, nos esforzaremos por cumplir sus mandamientos, por agradarle en todo y haremos cualquier cosa por Él.
Ya lo decía San Pablo en una de sus cartas, que si tengo todos los dones pero me falta el amor, es decir, me falta la caridad, entonces no me sirven de nada, porque sin amor todo lo demás es inútil.
Y el amor a Dios y el amor al prójimo son dos caras de la misma moneda, ya que debemos amar a Dios y al prójimo como Dios nos ama.