Durante el día.
Durante el día debemos decirle a Dios que le amamos, porque así como los amantes piensan uno en el otro y no pueden vivir sin comunicarse, sin decirse a cada instante que se aman; así también nosotros, que decimos amar a Dios, no debemos dejar pasar ni una sola hora del día sin decirle a Dios que le amamos con toda el alma.
Con jaculatorias y frases amorosas podemos siempre comunicarnos con Dios y con la Virgen, para enardecernos de amor por Ellos y así tener fuerzas y valor para enfrentar las dificultades de la vida.
Muchos cristianos viven preocupados por “cumplir” cosas y preceptos, pero se olvidan que el fin del hombre es amar y servir a Dios. Por supuesto que hay que cumplir los Mandamientos y las enseñanzas de Jesús en el Evangelio, ya que así demostramos a Dios que le amamos; pero también es necesario que ese cumplimiento tenga como corazón el amor a Dios, y ese cumplimiento nos debe llevar a amar cada vez más a Dios. Si no fuera así, estaríamos equivocando el camino.
No nos olvidemos, entonces, de amar a Dios, porque en realidad ese es el primer y más grande Mandamiento.
Entonces varias veces en el día, levantemos el pensamiento y el corazón a Dios y digámosle que lo amamos con todo nuestro ser, y démosle gracias porque Él nos ama y nos cuida, y nos provee de todo lo necesario para vivir bien esta vida terrena y alcanzar al fin el Cielo prometido.
Y recordemos que Jesús ha dicho que mucho se perdona a quien mucho ama. Por eso si hemos sido grandes pecadores, amemos mucho a Dios, para que Él nos perdone TODO y, además, nos premie.
Una oración muy linda que podemos decir a Dios y a la Virgen es la siguiente: “Jesús, María, os amo, salvad las almas”. Con esta oración nos encenderemos de amor a Dios y a María, y además está la promesa de Jesús de que cada vez que la digamos, repararemos por mil blasfemias y salvaremos un alma.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.