Difusores de paz.
Jesús es el Príncipe de la Paz, y María Santísima es la Reina de la Paz. Ambos, Jesús y María, son ejemplos de personas que viven en paz, que son la paz personificada y que han difundido la paz a su alrededor.
También nosotros debemos imitarlos y pedirles insistentemente que nos hagan instrumentos y difusores de paz en nuestras familias, en todos los ambientes en que nos movemos cada día.
Este mundo se quiebra en ruinas porque falta la paz en muchas almas. Ya todos quieren emplear la violencia y la prepotencia para hacer valer sus derechos y nadie busca la paz.
Aprendamos de Jesús y de María a ser portadores de paz en nuestros puestos en el mundo, porque este mundo necesita paz, y debemos ser instrumentos de paz para llevar la amistad y el amor a todas partes, pues si queremos ser verdaderos cristianos y marianos, imitadores de Jesús y de María, tenemos que ser pacificadores como lo fueron Ellos.
Jesús, María, os amo, salvad las almas