El tiempo de la purificación.
“Vosotros escuchad mi Voz y dejaos conducir por Mí, hijos míos predilectos. De esta manera crecerá en vosotros mi misma vida y alrededor de vosotros difundiréis mi luz.
Hoy se hace cada vez más necesario y urgente difundir en el mundo la dulce invitación de vuestra Madre.
Este mundo se va alejando cada vez más de Dios y ya no escucha la palabra de mi Hijo Jesús. Así cae en las tinieblas de la negación de Dios, en el engañoso espejismo de pensar que se puede prescindir de Él.
Casi habéis conseguido construir una civilización solamente humana, cerrada obstinadamente a cualquier influjo divino.
Dios en su infinita Majestad, no puede menos que reírse de esta Humanidad que se ha reunido para alzarse contra Él.
De este modo el hielo del egoísmo y de la soberbia va en aumento constantemente.
El odio prevalece sobre el amor y cada día causa innumerables víctimas... Víctimas conocidas y desconocidas; violencia a criaturas inermes e inocentes, que en todo momento piden a gritos terrible venganza ante el trono de Dios.
Y el pecado penetra cada vez más en todos los ambientes.
¿Dónde se encuentra hoy día un lugar sin pecado?
Aun las casas consagradas al culto de Dios son profanadas por los pecados que allí se cometen. Son las personas consagradas, son los mismos Sacerdotes y Religiosos los que, a veces, pierden el sentido del pecado... Algunos de ellos en el pensamiento, en las palabras y en la vida, sacrílegamente se dejan conducir por Satanás.
Nunca tanto como ahora el demonio ha logrado seduciros tanto.
Os seduce con el orgullo y así llegáis hasta justificar también y a legitimar el desorden moral.
Y después de las caídas logra apagar en vosotros las voces del remordimiento, que son un verdadero don del Espíritu Santo, que os apremian a la conversión.
¡Qué numerosos son hoy mis pobres hijos que pasan años sin confesarse! Se pudren en el pecado y se consumen en la impureza, se dejan dominar por el apego excesivo al dinero y por el orgullo.
Así es como Satanás ahora se halla acampado entre los ministros del Santuario y ha hecho entrar la abominación de la desolación en el Templo Santo de Dios.
Es, pues, necesario que la Madre os hable y os lleve de la mano. Misión suya es, ante todo, guiaros en la lucha contra el Dragón infernal.
Por eso os digo: éstos son los tiempos de la purificación, son los tiempos en que la Justicia de Dios castigará a este mundo, rebelde y pervertido, para su salvación.
La purificación ha empezado ya en mi Iglesia, invadida por el error, oscurecida por Satanás, cubierta por el pecado, traicionada y violada por algunos de sus mismos Pastores.
Satanás os zarandea como se hace con el trigo. ¡Cuánta paja será desparramada pronto por el viento de la persecución! De ahora en adelante mi presencia entre vosotros se hará más continua y más clara.
Vosotros mismos la experimentaréis cada vez mejor mientras de todas partes del mundo ya os llamo y os reúno en el ejército de mis Sacerdotes, para ser guiados por Mí en la batalla que ya ha comenzado.”
4 de diciembre de 1976
Primer sábado del mes
¿De qué tenéis miedo?
“Hijos míos predilectos: sed cada vez más dóciles y dejaos conducir por Mí con toda confianza.
En las tinieblas de esta hora de prueba para la Iglesia, vosotros estáis llamados por Mí a caminar en la luz. La luz parte de mi Inmaculado Corazón y llega hasta vosotros para recubriros e iluminar vuestro camino.
¡Estad firmes, ya no dudéis más! Vuestro camino es seguro porque ha sido trazado por vuestra Madre celestial.
La duda y la desconfianza, que con tanta frecuencia hacen presa del alma de muchos de mis hijos Sacerdotes, ¡cuánto dolor causa a mi Corazón de Madre! ¿Por qué dudáis? ¿De qué tenéis miedo?
Jesús os redimió del Maligno en la misma hora del triunfo de éste: “Ésta es la hora de Satanás y del poder de las tinieblas”.
Mi Hijo Jesús os ha dado la vida para siempre en la misma hora en que se inmoló en la Cruz. En el mismo instante en que Él moría, os liberaba a todos de la muerte.
Mi Iglesia, de la que Yo soy la Madre, revive la vida de Cristo y está llamada a recorrer hoy su mismo camino.
Entonces, ¿de qué tenéis miedo?
¿De un mundo que se ha lanzado con odio contra vosotros? ¿O de Satanás, que ha logrado introducirse en el interior de la Iglesia y cosechar víctimas entre sus mismos Pastores? ¿O del error que la amenaza? ¿O del pecado que la oscurece cada vez más? ¿O de la infidelidad que cunde por todas partes?
Ésta, hijos míos predilectos, es para mi Iglesia otra vez la hora de Satanás y del poder de las tinieblas. Como Cristo en la Cruz, también ella será inmolada y llamada a la muerte para la salvación y renovación del mundo.
Porque para vosotros, ésta es la hora de la purificación, y es, sobre todo, también la hora del sufrimiento.
¿Acaso de esta hora tenéis miedo? Pero ¡si para esta hora el Padre, desde la eternidad, os ha llamado uno por uno!
Pero ¡si para esta hora, vuestra Madre del Cielo, desde hace mucho tiempo, os ha escogido y os ha preparado!...
Vivid, pues, en la serenidad de vuestro espíritu y sin temor, a pesar de las inquietudes y amenazas de vuestro tiempo.
Por esto os repito: no miréis obsesivamente el futuro, queriendo averiguar lo que va a suceder. Vivid solamente el momento presente con toda vuestra confianza y vuestro abandono en este Corazón de Madre.”
(Mensaje de la Virgen al Padre Gobbi, del Movimiento Sacerdotal Mariano)