Un pacto con el Corazón de Jesús
Ha dicho el Sagrado Corazón de Jesús que lo esencial de la devoción a Él es la consagración, que puede reducirse a un pacto de amor del Corazón de Jesús con el alma: “Cuida tú de mi honra y de mis cosas; que mi Corazón cuidará de ti y de las tuyas.”
Y este pacto lo queremos hacer con el Sagrado Corazón de Jesús, porque muchas veces estamos como enfrascados buscando nuestras cosas y nos olvidamos de las cosas del Señor, es decir, buscamos la añadidura pero sin el Reino de Dios.
Efectivamente nos ha dicho Jesús en su Evangelio: “Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura”. Y entonces lo que debemos hacer es lanzarnos a la conquista del mundo para Cristo.
Las “cosas” de Jesús son las almas, y tenemos que trabajar por ellas, para llevarles el Evangelio, para salvarlas, y para que venga el Reino de Dios a la tierra, como está prometido desde antiguo.
Si hacemos así, entonces todo lo demás, todo lo que necesitemos para nuestra vida mortal y para llevar adelante esta misión, se nos dará abundantemente, pues si pensamos en la gloria de Dios, el Señor pensará en nosotros y en nuestra gloria.
Así que no perdamos tiempo sino comencemos a partir de hoy a pensar más en Dios, en las almas y en el Reino de Dios, y dejemos que el Sagrado Corazón de Jesús se encargue de todas nuestras cosas. Saldremos ganando, porque Dios no se deja ganar en generosidad, sino que siempre es magnánimo para premiar todo lo que se hace por Él y por las almas.
Debemos reconocer que quizás hasta este momento andábamos errados, afanados en buscar los bienes terrenos y pasajeros, pero sin ocuparnos casi de los bienes espirituales, de la Gloria de Dios y su Reino. Enderecemos nuestras miras y pongamos en primer lugar el servicio de Dios y del prójimo, y el Sagrado Corazón nos dará en abundancia todo lo que necesitamos para esta vida mortal, y luego la salvación eterna en el Cielo junto a Él.