Enséñame a amar.
María, enséñame a amar. A amar a Dios con todas las fuerzas, y al prójimo como Jesús nos amó. Esto es lo que hoy quiero pedirte a ti, que eres la que mejor ha amado a Dios y al prójimo, y no hay criatura corporal o angélica que haya amado más que tú. Dime entonces qué es lo que debo hacer para amar como debo a Dios y a mi hermano. Porque muchas veces me sucede que sé las cosas y sé estos dos mandamientos que, en realidad, forman uno solo, pero en mi obrar hay muchas falencias y soy débil en el amor. Ayúdame, en medio de este mundo tan corrompido, a amar verdaderamente y a no enfriarme en el amor, por la maldad de los demás. Que el odio de los hombres no me contagie, sino que siga siendo cada vez más bueno y más semejante a ti, Madre querida, que fuiste buena con todos y no juzgaste a nadie. Que yo te imite en todo, Madre amada. Soy todo tuyo, María. ¡Te amo!