El desánimo.
El arma secreta del demonio, que trata de utilizar con nosotros y con todos los hombres, es el desánimo. Pues efectivamente quien se desanima en la vida, es fácil presa para el diablo, porque del desánimo se llega a la tristeza, y estando tristes somos más vulnerables al pecado.
Aprendamos de Jesús que a pesar de haber caído tres veces en el camino del Calvario, y sabiendo que para muchos hombres su sacrificio sería inútil, igualmente encontró las fuerzas para levantarse y continuar hacia su destino.
Pero no pretendamos seguir solos, sino invoquemos a Dios y aceptemos las ayudas humanas y divinas que el Señor disponga en nuestro camino, porque también Jesús, que era Dios, aceptó y necesitó un Cireneo que le ayudara a llevar la Cruz.
Sería muy bueno que dejemos de ver diarios y televisión, porque en ellos las noticias malas son tantas y tales, que tienden a entristecernos y desalentarnos. Aprovechemos ese tiempo mejor para rezar por nosotros y por todos, porque no podemos manejar tantas noticias malas y nos enfermamos y deprimimos.
Hagamos caso a Santa Maravillas de Jesús que nos dice: “No esté triste, pase lo que pase. Las penillas al fondo del Corazón de Cristo, y en el suyo sólo su amor y su gloria”.