Vacío interior.
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Hablo a los que tienen un vacío en el corazón: Hijos míos, ¿hasta cuando cerraréis los ojos?, os quiero hacer ver la esplendorosa Luz salvadora.
Mi corazón os quiere hacer reaccionar, no tardéis y no seréis desventurados, sino bienaventurados.
Gloria al Señor.
Leed: Ezequiel C. 33, V. 18 - 19 - 20
18 Cuando el justo se aparta de su justicia y comete la iniquidad, muere a causa de eso.
19 Y cuando el malvado se convierte de su maldad y practica el derecho y la justicia, vive a causa de eso.
20 Ustedes dicen: "La conducta del Señor no es correcta". Pero Yo los juzgaré a cada uno de ustedes según su conducta, pueblo de Israel.
(Mensaje de María del Rosario de San Nicolás)
Comentario:
Estamos hechos para Dios, y nuestra alma no descansará ni reposará hasta que no esté en Dios. Eso sucederá en el Cielo, pero ya desde la tierra debemos descansar en Dios. ¿Cómo? Viviendo en gracia y amistad de Dios, ya que si vivimos en pecado grave o mortal, nuestra alma está muerta y vacía, y si morimos en ese estado, nos condenamos para siempre en el Infierno.
Es fácil decir infierno y decir eternidad. Pero ¿por qué no hacemos el ejercicio mental de pensar por un momento lo que esto es en realidad?
Cuando tenemos algún sufrimiento o incomodidad, tratamos de solucionarlo cuanto antes para estar bien. ¿Pensamos que el Infierno es todo mal sin mezcla de bien alguno, y para siempre?
La verdad es que el demonio ha sabido engañarnos hasta ahora y nos mantuvo alejados de Dios por el pecado, o al menos muy fríos o tibios en las cosas de Dios.
Es el momento de levantarnos, hacer una sincera y completa confesión con un sacerdote, y lanzarnos a la conquista del Cielo que fue creado para nosotros y donde seremos para siempre felices.
También pensemos qué es lo que significa ser para siempre felices. Hagamos un ejercicio imaginativo y pensemos que ya estamos en el Cielo y que somos felices, completamente felices, y siempre, siempre, siempre seguirá siendo así. ¡Qué maravilla!
Hoy debemos cambiar. Hoy tenemos que comenzar de nuevo. Hoy es el día. Dios nos ha esperado hasta hoy. Convirtámonos de nuestra mala vida o vida mediocre, porque tal vez mañana ya no tengamos tiempo ni modo de hacerlo.