Espiritualidad
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30. julio 2023
¿POR CUANTO TIEMPO CONTINUARAS DISTRAIDO?
¿Por cuánto tiempo quieres mantenerte distraído?
Puede que haya cosas que te incomoden en tu vida que no sepas enfrentar, que no sepas darle nombre o comprenderlas y que estés buscando no prestarles atención, podría ser, por
ejemplo, la enfermedad de un ser querido, el alejamiento de tu pareja, la crisis o rebeldía de uno de tus hijos, un descontento laboral, la falta de sentido en lo que haces,
etc. Puede que mirar esta situación, o intentar comprenderla, te duela demasiado o no sepas qué hacer ante los sentimientos que esto genera en ti. De repente has encontrado
que es tan difícil de afrontar que es más sencillo no mirarlo y “ocupar tu mente” en algo más, que duela menos, que te mantenga cómodo en otra área de tu vida, que te evite el
sufrimiento o te dé alguna sensación de logro. Esta distracción, nuevo proyecto, o nuevo “ideal” que utilizas como mecanismo de evasión, puede resultar agradable y placentero
un tiempo. Pero, eso que dejaste de mirar y que evadiste, no se resuelve solo. Puedes pasar muchos años distrayéndote, incluso, cambiando de meta, de proyecto, y caminando al
lado de ese dolor no resuelto, mientras todo se acumula. Con el paso del tiempo, eso que has acumulado y no has resuelto, seguirá allí, pero no lo viste, no lo atendiste y
ahora es posible que sea más grande. Que duela más. Eso le sucedió a la Samaritana, esa mujer a la que Jesús encontró en el pozo en Evangelio de San Juan 4,1-42. Te invito a
leer su historia, que es la de alguien que buscó distintas formas de “adaptarse” a su dolor interior sin verlo a través de la verdad y sin darle nombre a aquello que le hacía
sufrir. Ella, al igual que nosotros, era experta en evasión. Me atrevo a pensar que en el Evangelio no nos señalan su nombre, para que, al leer su historia, podamos poner el
tuyo o el mío. Al final, tanto ella como nosotros, tenemos necesidad de la verdadera fuente de agua Viva, de la VERDAD que es Cristo mismo. Él no quiere que atravesemos solos
por la incomodidad de ver las realidades duras que nos rodean, o de aquellas cosas de nuestro interior que nos duelen, sino que Él desea acompañarnos y mostrarnos que a través
de su mirada, todo luce diferente. Necesitamos que Él nos muestre nuestros autoengaños, justificaciones, distracciones y evasiones y nos ayude a encontrar en Él las respuestas
que nuestra alma necesita. Por mucho tiempo le hemos cambiado a Él por otras fuentes de satisfacción y distracción, como dice el Señor en el libro del profeta Jeremías “me ha
abandonado a mí, que soy manantial de aguas vivas, y se han cavado pozos, pozos agrietados que no retendrán el agua” Jesús, queremos volver a
ti, muéstranos nuestra verdad, sé Tú el agua que calme nuestra sed. Ayúdanos a no distraernos más, a no evadir las verdades incómodas de nuestra vida. Danos la gracia de la
fortaleza y la determinación para no escapar del enorme reto que representa vivir en coherencia cristiana. Sabemos que hay cosas que nos van a doler, pero de tu mano, podremos
crecer en ese proceso y tú nos fortalecerás. Gracias Señor, pues sabemos que nunca nos dejas solos. Amén.
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