El "Gloria al Padre", que marca la doxología y cierra cada decena del rosario, es una oración poderosa que nos permite dar gloria a la Santísima Trinidad.
Una de las oraciones más cortas pero más poderosas que podemos recitar es la tradicional «Gloria al Padre»:
«Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén».
¿Qué estamos haciendo cuando recitamos esta oración?
El Catecismo de la Iglesia Católica indica: «La gloria de Dios es que se realice esta manifestación y esta comunicación de su bondad para la que fue creado el mundo». ( CEC 294 ). Cuando rezamos Gloria a Dios, aclamamos nuestra experiencia de la bondad de Dios tan generosamente compartida.
El cardenal Raneiro Cantalamessa recuerda que la gloria de Dios no es otra cosa que amar gratuitamente a las personas. Al mismo tiempo, nos recuerda que “el pecado fundamental es la negativa a glorificar a Dios. Al negarse a glorificar a Dios, el ser humano se ve privado de la gloria de Dios”.