Confianza sin medida.
En la vida tendremos contrariedades, problemas, dolores sin número, y muchas pruebas, especialmente si queremos ser buenos y llegar a la santidad. Entonces puede sucedernos que una vez comenzado el camino de la perfección, nos topemos con obstáculos que parecen insalvables e imposibles de superar. Es por ello que en este bello pero difícil camino, necesitamos una buena dosis de confianza en Dios.
Si no tenemos confianza en Dios, antes o después terminaremos abandonando el camino de la santificación, con posibilidades de perder hasta el Cielo, porque como Pedro en el lago, si no confiamos en Dios, a la corta o a la larga terminaremos por hundirnos en el mar bravío del mundo, que no es de Dios sino de Satanás.
Pero en cambio si tenemos confianza en Dios y en su Madre, entonces estaremos como acorazados contra toda adversidad, y a imitación de Job, bendeciremos al Señor en todo tiempo, incluso en la calamidad, sabiendo que llegará la hora de la liberación.
Tenemos que poner nuestra confianza en Dios y no en nosotros mismos, porque nosotros somos débiles criaturas imposibilitadas de hacer la menor obra buena o de tener el más pequeño buen pensamiento sin la ayuda de Dios. Entonces abandonémonos en sus brazos amorosos, sabiendo que Él dirige todo y que si confiamos sin límites, Él nos socorrerá de forma prodigiosa, ¡y veremos lo que son milagros!