¡Padres y madres, recen! Nuestra juventud, principalmente en las ciudades, se está desviando de manera preocupante, ¡pero Dios escuchará la voz de ustedes y tendrá piedad de tantos pobres ilusos! ¡Tendrá piedad de las lágrimas de la Iglesia que, como una nueva Raquel, llora desconsolada la masacre de tantos hijos desviados y miserablemente arrastrados por la impiedad! ¿Quieren atraer a la Iglesia el mayor número posible de niños, entusiasmarlos y hacer todo lo posible por instruir en la suavísima doctrina de Jesús a las almas de sus compañeros? ¿Quieren conocer el secreto para ganarse el afecto de los niños y lograr que los sigan en masa? El gran secreto es éste: ¡revístanse de la caridad de Jesucristo! San Luis Orione