Meditación: La esperanza, esa llama que arde incluso en las noches más oscuras. En medio de los desafíos y las dificultades, recordemos que la esperanza no es simplemente un deseo, sino la firme confianza de que, aunque la noche sea larga, el amanecer siempre llega. Reflexionemos sobre cómo cultivar la esperanza en nuestro corazón, permitiendo que ilumine cada rincón de nuestras vidas. Oración: Dios de la esperanza, gracias por ser la luz en nuestras tinieblas. Infunde en mí una esperanza inquebrantable, que no se desvanece en las adversidades. Ayúdame a confiar en tu promesa de un futuro lleno de esperanza y bienestar. Que mi corazón sea un refugio de esperanza para aquellos que lo necesitan. Reto: Hoy, comparte una palabra de esperanza con alguien que esté atravesando momentos difíciles. Puedes ayudar a recordarle que, incluso en las dificultades, hay esperanza