TEXTO BÍBLICO Jn 10, 14-15
"Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas."
REFLEXIÓN
Jesús está cerca, vive en nosotros. Nos conoce, se interesa por nosotros. Comparte su vida poderosa con nuestras frágiles vidas. Cura nuestras heridas. Nos ama a cada uno de manera personal. Cuando oramos, se renueva la relación íntima con él, escuchamos su voz. Poner la vida y la voluntad, al cuidado del buen Pastor, es el mejor negocio que podemos hacer. Tratar personalmente a cada persona, cuidar y curar las heridas de los que están en las orillas, es la mejor manera de decir que conocemos al Pastor.
El amor de Jesús no tiene límites, porque nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos. Su amor entregado sale al encuentro de nuestro vacío total. No se guarda nada para sí, todo lo que el Padre le da lo comunica gratuitamente, a todos nos entrega el Espíritu. Quien se fía de él, no queda defraudado. A nosotros, que nos decimos sus amigos, se nos conocerá si entregamos la vida con alegría, como él.
C0NTEMPLA
Cómo Jesús acoge en su corazón a los pequeños, busca activamente nuestra felicidad, pone amor donde no lo hay, nos acompaña en las cañadas oscuras. Siempre está dando vida, como un manantial de amor inagotable. Y le alegramos cuando vivimos, cuando gozamos viviendo. Todo lo que tiene y es, lo pone en nuestras manos. Nadie nos da tanto, nadie nos quiere tanto.
ESCUCHA
Deja que las palabras que más resuenan dentro de ti bajen a lo más profundo de tu ser y se siembren en tu corazón. Repítelas, en silencio, personalizándolas tú, con tus palabras. Invoca al Espíritu para que despierte, en ti, la confianza absoluta en la bondad y misericordia de Dios.
ORA CON EL SALMO 22
«La oración es el encuentro con el Padre que va transformando la propia vida de modo escondido y misterioso, pero real» Invita a alguna persona amiga a rezar contigo este salmo. «Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18, 20).
SALMO 22 “NADA TEMO PORQUE TÚ VAS CONMIGO”
R./ El Señor es mi pastor, nada me falta.
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuente tranquilas y repara mis fuerzas.
Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo
porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.
R./ El Señor es mi pastor, nada me falta.
Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor por años sin término.