Puerta estrecha.
Entren por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella; mas ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y pocos son los que lo encuentran. (Mt 7, 13-14).
Enseñanza:
Palabras muy serias de Jesús, que no debemos tomarlas a la ligera, sino que tenemos que meditarlas profundamente y contrastarlas con nuestra vida, a ver si hemos encontrado esa entrada, esa puerta, y si estamos yendo por ese camino que lleva al Cielo; o en cambio vamos por el camino fácil de la vida cómoda, sin renuncias ni sacrificios, sembrado de placeres, pero que termina en el abismo infernal.
El mundo de hoy, a través de los medios de comunicación social, en especial la televisión, nos propone una vida fácil, disfrutar esta vida como si fuera la única. Hay que pasarlo bien, incluso pecando y pisoteando a los demás.
Esto no es lo que nos enseña el Señor en el Evangelio. Por eso el mundo siempre estuvo, y hoy lo está más que nunca, en poder del Maligno, y quien es amigo del mundo, se hace enemigo de Dios, porque no hay posibilidad de amalgama entre Dios y el mundo. Quienes quieren contemporizar con Dios y con el mundo, terminan siendo presas de Satanás, porque no se le puede encender una vela a Dios y otra vela al demonio, sino que en todo caso le estamos encendiendo las dos velas al demonio.
Recordemos que la vida que tenemos sobre la tierra es tiempo de prueba, tiempo de merecer el Cielo y evitar el Infierno. ¡Ay de nosotros si no la sabemos aprovechar para hacer buenas obras, para ser santos, porque entonces perderemos la Vida eterna, la que realmente vale, ya que esta vida en el mundo está en relación con el más allá, y todo lo que hagamos o no hagamos aquí, tiene repercusión en la eternidad!
Si no hacemos penitencia, entonces pereceremos. Si no tomamos nuestra cruz y seguimos al Señor, entonces nos espera el Infierno, porque estamos transitando por el camino ancho y espacioso que conduce al Abismo.