Bienes eternos.
Fuerte cosa es que, cuando se aventuran los bienes terrenos, procuren sus amadores allegar cuanto más pueden, en tanto que, tratándose de bienes celestiales, se contenten con decir que les basta un rinconcito en el Cielo. No hablaron así los santos, sino que en la vida se contentaban con cualquier cosa, y hasta se despojaban de los bienes terrenos, al paso que, tratándose de los celestiales, se esforzaban en allegar cuantos más podían. Y es del caso preguntar: ¿Quiénes estaban en lo seguro y conducente?
“Práctica de amor a Jesucristo” – San Alfonso María de Ligorio
Comentario:
Si los hombres aplicáramos una décima parte del esfuerzo que hacemos para tener bienes materiales, en ganar mérito y gloria para el Cielo, nos ganaríamos un gran puesto en el Paraíso.
Pero es que los hombres no pensamos en las realidades espirituales, porque estamos absorbidos por lo material, por el querer ganar dinero a toda costa, y como lo espiritual no se ve ni se toca, nos parece de poca importancia, siendo que es lo primordial.
Detengámonos un momento a meditar y pensemos que los bienes terrenos se tendrán que dejar y no pocas veces nos harán merecer el Infierno, pues usamos de ellos mal, con egoísmo, y así nos traerán la condenación eterna. Raras veces se usan los bienes materiales para ganar el Paraíso. Por eso el Señor ha dicho que es muy difícil para los ricos entrar en el Cielo.
Pensemos también que los bienes espirituales que conquistemos con nuestra buena voluntad y la ayuda de la gracia divina, son imperecederos y nos durarán por toda la eternidad. ¿Pensamos un poco en esto? ¡Toda la eternidad!
No tenemos noción clara de lo que significa gozar de los bienes conquistados por toda una eternidad. Por eso los santos fueron los que no se equivocaron, y dieron todo por la Gloria del Cielo.