Oración de Sanación interior:
Padre de bondad: te bendigo y te alabo y te doy gracias; porque por tu amor nos diste a tu hijo Jesús.
Gracias, Padre, porque a la luz del Espíritu comprendemos que Él es la luz; la verdad y el Buen Pastor que ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia.
Hoy, Padre, me quiero presentar delante de ti, como tu hijo. Tú me conoces por mi nombre; pon tus ojos de Padre amoroso en mi vida.
Tu conoces mi corazón y conoces las heridas de mi historia. Tu conoces todo lo que he querido hacer y no he hecho.
Conoces también lo que hice mal y lo que otros me hicieron lastimándome.
Tu conoces mis limitaciones, mis errores y mis pecados. Conoces los traumas y complejos de mi vida.
Hoy, Padre, te pido que por el amor que le tienes a tu hijo Jesucristo, derrames Tu Santo Espíritu sobre mí, para que el calor de Tu Amor Sanador penetre en lo más íntimo de mi corazón.
Tú que sanas los corazones destrozados y vendas las heridas, sáname aquí y ahora; de mi alma, de mi mente, de mi memoria y todo mi ser e interior.
Entra en mí, Señor Jesús, como entraste en aquella casa donde estaban tus discípulos llenos de miedo.
Tu que apareciste en medio de ellos y les dijiste: “Paz a Vosotros”, entra en mi corazón y dame tu paz.
¡Lléname de Tu Amor!
Sabemos que el amor hecha fuera el temor. Pasa por mi vida y sana mi corazón.
Sabemos, Señor Jesús, que Tu lo haces siempre que te lo pedimos y te lo estoy pidiendo con María, mi Madre, la que estaba en las bodas de Caná, cuando no había vino, y tu respondiste a su deseo transformando el agua en vino.
Cambia mi corazón y dame un corazón generoso; un corazón afable, un corazón bondadoso, dame un corazón nuevo.
Has brotar en mí los frutos de tu presencia. Dame el fruto de Tu Espíritu que es Amor; Paz y Alegría. Haz que venga sobre mi el Espíritu de las Bienaventuranzas, para que pueda saborear y buscar a Dios cada día, viviendo sin complejos ni traumas junto a los demás; junto a mi familia y junto a mis hermanos.
Te doy gracias, Padre, por lo que estás haciendo hoy en mi vida.
Te doy gracias de todo corazón porque Tú me sanas, porque Tú me liberas, porque Tu rompes las cadenas y me das la libertad.
Gracias, Señor Jesús, porque soy templo de Tu Espíritu, y ese templo no se puede destruir porque es la casa de Dios.
Te doy gracias Espíritu Santo por la fe. Gracias por el amor que has puesto en mi corazón,
¡Qué grande eres Señor Dios Trino y Uno!
Bendito y Alabado Seas, Señor. Amen.
Dios nos concede todos los socorros necesarios para santificarnos y salvarnos.
Ciertas almas angustiadas dudan de su propia salvación. Se acuerdan demasiado de las faltas pasadas; piensan en las tentaciones tan violentas que, a veces, nos asaltan a todos; olvidan la bondad misericordiosa de Dios. Esta angustia se puede convertir en una verdadera tentación de desesperación.
De joven San Francisco de Sales conoció una prueba de esas: temblaba ante la perspectiva de no ser un predestinado al Cielo. Su dolor era tan violento que le afectó la salud. Pasó varios meses en ese martirio interior. Una oración heroica le libertó: el Santo se postró delante de un altar de María; suplicó a la Virgen Inmaculada que le enseñase a amar a su Hijo en la tierra con una caridad tanto más ardiente cuanto él temía no poder amarle en la eternidad.
En esa clase de sufrimientos hay una verdad de Fe que nos debe consolar por entero. Sólo nos condenamos por el pecado mortal. Ahora bien, siempre podemos evitarlo; y, cuando hubiéremos tenido la desgracia de cometerlo, siempre nos podemos reconciliar con Dios. Un acto de contrición perfecta nos purificará, sin demora, mientras esperamos la confesión obligatoria, que conviene hacer lo antes posible.
Ciertamente, nuestra pobre voluntad humana debe desconfiar de su debilidad. Pero el Salvador nunca nos rehúsa las gracias que nos son necesarias. Hará todo lo posible para ayudarnos en la empresa soberanamente importante de nuestra salvación.
(De "El Libro de la Confianza", P. Raymond de Thomas de Saint Laurent)
Comentario:
El demonio utiliza métodos diferentes según sean las diferentes clases de almas y los estados espirituales en que se encuentran. Cuando las almas están acostumbradas a pecar mortalmente, el diablo las deja en paz, porque ellas solas trabajan por su condenación. E incluso el demonio las tienta abiertamente con pecados groseros, porque ellas no oponen la más mínima resistencia a la tentación.
Pero cuando el alma está más avanzada en la vida espiritual, entonces el demonio, que ya no puede tentarlas abiertamente con tentaciones groseras, trata de al menos hacerles perder la paz. Y una de estas tentaciones tremendas es la de querer convencer al alma de que está condenada por Dios, de que es rechazada por el Señor.
Terrible prueba, que sólo quien la ha pasado la puede entender y puede compadecerse de quien la está pasando actualmente.
Es una purificación que Dios acepta para dar esperanza a tantos hermanos desesperados, pues esa tentación lleva a la desesperación más profunda, y si Dios no interviniera, quizás terminaríamos en la locura y el suicidio.
Pero hay que entender que Dios es bueno y es más grande que nuestro pecado. Muchas veces somos nosotros mismos los que nos cerramos a la Misericordia de Dios, porque creemos que Dios no nos puede perdonar, y esto viene del orgullo y el amor propio. Pero también puede ser una tentación del Maligno, y ese tiempo de tentación será permitido por Dios para que aprendamos a tener compasión de los hermanos desesperados.
Dios nos quiere salvar, y es Él el más interesado en que nos salvemos. Incluso Dios quiere salvarnos más incluso de lo que queremos nosotros mismos, porque Él bien conoce lo que es la salvación y lo que es la condenación.
Leamos unas palabras que Jesús le dirige a Sor Consolata Betrone sobre este punto:
El 15 de diciembre de 1935, Jesús hacía escribir a Sor Consolata para todas las almas:
“Consolata, muchas veces almas buenas, almas piadosas, y a veces hasta almas que me están consagradas hieren lo íntimo de mi Corazón con una frase de desconfianza - ¡Quizás me salve! –
Abre el Evangelio y lee mis promesas; a mis ovejitas he prometido: Les daré la vida eterna y jamás perecerán y nadie será capaz de arrebatármelas de mis manos. (jn 10, 28) ¿Lo entiendes Consolata? Nadie pueda arrebatarme un alma.
Pero sigue leyendo: mi Padre que me las ha dado, es más grande que todos y nadie puede arrebatárselas a mi Padre (Jn 10, 29). ¿Lo has oído Consolata? Nadie puede arrebatarme un alma... jamás perecerán... porque le doy la vida eterna ¿Para quién he pronunciado estas palabras? Para las ovejas, para todas las almas.
¿A qué viene entonces el insulto: quizás me salve-, si en el Evangelio he asegurado que nadie puede arrebatarme un alma y que a esta alma doy la vida eterna y que por consiguiente no perecerá?
Créeme, Consolata, al infierno va el que quiere, esto es, el que verdaderamente quiere ir; porque si nadie puede arrebatarme un alma de las manos, el alma valiéndose de la libertad que se le concede, puede huir, puede traicionarme, renegar de Mí y consiguientemente pasar a manos del demonio por su propia voluntad.
¡Oh, si en vez de herir mi Corazón con estas desconfianzas, pensaran un poco más en el paraíso que les espera! Porque no los he creado para el infierno, sino para el paraíso, no para ir a hacer compañía de los demonios, sino para gozar de mi amor eternamente.
Mira, Consolata, al infierno va el que quiere... Piensa cuán necio es vuestro temor de condenaros, después que para salvar vuestra alma he derramado mi sangre, después de haberos colmado de gracias y más gracias durante una larga existencia... en el último instante de la vida cuando me dispongo a recoger el fruto de la redención, y esta alma está ya en situación de amarme eternamente; Yo, Yo que en el Santo Evangelio he prometido darle la vida eterna y que nadie será capaz de arrebatármela de mis manos, ¿me la dejaré robar del demonio, de mi peor enemigo? Pero, Consolata ¿se puede creer semejante monstruosidad?
Mira, la impenitencia final, la que tiene el alma que quiere ir al infierno de propósito y que se obstina en rehusar mi misericordia, porque yo jamás niego el perdón a nadie; a todos ofrezco y doy mi inmensa misericordia; porque por todos he derramado mi sangre, por todos.
No, no es la multitud de los pecados lo que condena al alma porque Yo los perdono si ella se arrepiente, sino la obstinación en no querer mi perdón, en querer condenarse.
Dimas, en la cruz, concibe un sólo acto de confianza en Mí y aunque muchos son sus pecados, pero en un instante es perdonado y el mismo día de su arrepentimiento, entra en posesión de mi reino y es un santo. ¡Mira el triunfo de mi misericordia y de la confianza depositada en Mí!
No, Consolata, mi Padre que me ha dado las almas, es más grande y poderoso que todos los demonios y nadie puede arrebatarlas de las manos de mi Padre.
Oh, Consolata, confía, confía siempre; cree ciegamente que cumpliré todas las grandes promesas que te he hecho, porque soy bueno, inmensamente bueno y misericordioso y no quiero la muerte del pecador, sino que se convierta y viva.”
Si ya abortaste...
No desesperar.
Si hemos abortado no desesperemos del perdón de Dios, porque adónde iremos lejos del Señor. Vayamos más bien a sus pies, y abramos nuestro corazón, confesemos nuestra culpa. Y que el dolor que siente nuestro corazón nos ayude a pagar lo que debemos a la Justicia divina.
Quizás no sabíamos bien lo que estábamos haciendo, al practicarnos un aborto, porque quizás si lo hubiéramos sabido en realidad, no habríamos procedido de esa manera.
Muchos lugares donde practican abortos, les suelen ocultar a la mujer que se los hace, el verdadero rostro de lo que están haciendo. No permiten que la madre oiga los latidos del corazón de su criatura, y le esconden y anestesian la conciencia para que puedan proceder sin problemas.
Es muy triste lo que hemos hecho. Pero más triste sería el que nos dañemos a nosotros mismos, no teniendo confianza en la Misericordia de Dios, que hubiera perdonado incluso a Judas, con tal de que éste hubiera venido a arrojarse a los pies de Jesús.
Es cierto que llevaremos el signo de Caín, y viviremos un poco en la amargura por haber matado. Pero que el vivir en el tiempo nos ayude a expiar nuestro crimen y que de todo el mal que hemos hecho, saquemos el bien, para nunca más volver a repetirlo, y tratar por todos los medios de impedir que otros hagan lo mismo que hicimos nosotros. Recordemos que no hay mal que por bien no venga, y si el mal ya está hecho y es irremediable, sepamos que Dios lo ha permitido y podemos sacar un bien de ello. El sólo hecho de considerarnos pecadores y necesitados de la misericordia divina, es decir, humildes, ya es un gran bien que sacaremos para nosotros.
Dios de amor infinito,
siempre bondadoso, siempre fuerte,
siempre presente, siempre justo:
Tú diste a tu único Hijo
para salvarnos por la sangre de su cruz.
Jesús Bueno, pastor de paz,
une a tu propio sufrimiento
el dolor de todos quienes han sido heridos
en cuerpo, mente y espíritu
por aquellos quienes traicionaron
la confianza puesta en ellos.
Oye nuestro llanto mientras sufrimos
por el daño causado a nuestros hermanos y hermanas.
Infunde sabiduría en nuestras oraciones,
alivia nuestros corazones intranquilos con la esperanza,
endereza los espíritus tambaleantes con fe:
Muéstranos el camino hacia la justicia y la entereza,
danos la luz de la verdad y cúbrenos con tu misericordia.
Espíritu Santo, consolador de corazones,
cura las heridas de tu pueblo
y rescátanos de nuestra dispersión.
Danos valentía y sabiduría, humildad y gracia
para que así actuemos con justicia
y encontremos paz en ti.
Te lo pedimos por Cristo, Nuestro Señor. Amén.
5 pasos para sanar tu corazón
por Andrea Pérez de Quero
Quizás tu corazón se encuentra muy herido, o estás atravesando un momento muy difícil en tu vida. Te tengo una noticia, Dios quiere sanarte, Él es un Dios de esperanza que anhela que tu vida sea llena de plenitud. Es por ello que hoy quiero compartirte 5 pasos para sanar tu corazón con los cuales Jesús quiere y puede sanarnos. Para descubrirlo juntos, te invito a meditar en la Palabra de Dios, específicamente en San Marcos 10,46-52:
«Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama. El entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino.»
5 pasos para sanar tu corazón de la mano de Jesús
1. Acude a Dios.
¿A quién acudes en momentos de desesperación y desánimo cuando no has podido lograr lo que esperas con tus propias fuerzas?
¡Pide a Dios! Clama a nuestro Señor como el ciego Bartimeo quien exclamó: «¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!»
Muestra esa fragilidad que como humanos nos caracteriza y voltea tu rostro a Jesús, quien está dispuesto a escucharte y a atender a tu llamado. No esperes a estar agotado con tus propias fuerzas, acude a Él, que siempre espera escuchar tu voz.
Una forma concreta de acudir a Dios es por medio de los Sacramentos: La Reconciliación y la Eucaristía. También, a través de la oración humilde que clama misericordia y busca la luz de Cristo.
2. Persiste.
Bartimeo clama a Dios y la multitud comienza a callarle, él insiste y vuelve a gritar: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!
¿Cuántas veces ante el silencio que sientes como respuesta a tu oración has escuchado otras voces que te piden callar y desistir de tu petición? ¿Has renunciado?
Esas voces pueden ser externas, pero muchas veces es también tu propia voz que, acostumbrada a vivir en la enfermedad, prefiere seguir viviendo con ella que luchar por esa libertad que Dios tiene preparada para ti cuando seas sanado.
Debemos ser constantes y perseverantes en la oración, como Bartimeo cuando acudió al Señor.
3. Haz tu mayor esfuerzo.
Cuando la gente calla a Bartimeo, él se esforzaba más y gritaba más fuerte para ser escuchado en medio de la multitud y “Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle…”
No sabemos en qué momento de nuestra oración Jesús atenderá nuestro llamado. No dejemos de pedir, esforcémonos y seamos valientes (cf Josué 1,9).
• ¿Qué tanto te estás esforzando para llegar a Jesús?
• ¿Cuál es la barrera que te tiene sentado esperando a que las cosas sucedan?
• ¿Cuánto esfuerzo ponemos de verdad en cambiar nuestros corazones?
El Señor es Dios de acción, tú das lo que puedes y el Señor pone el resto. Nuestra oración va acompañada de una espera activa El Señor te escucha entre la multitud porque has clamado y sido persistente, pero también te invita a poner de tu parte para concretar lo que esté en tus manos.
Imagina todo el esfuerzo que tuvo que hacer Bartimeo, siendo ciego, para acercarse al Señor: “Él entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús”
Sé cómo Bartimeo y suelta las excusas que te impiden ponerte en acción: puede ser que te paralices pensando en cosas como tu edad, tu estado civil, tu trabajo, la falta de tiempo, la falta de dinero, las ocupaciones, los hijos, etc.
¿Cuál es la capa que tienes que soltar en la cual te proteges para no avanzar hacia Jesús?
¿Cuáles son tus excusas para no esforzarte?
4. Pide claramente lo que necesitas.
Si el Señor te preguntara como a Bartimeo: ¿Qué quieres que haga por ti? ¿Sabrías que contestar? ¿sabrías lo que verdaderamente necesitas? ¿Estás seguro de que necesitas lo que tanto pides?
Bartimeo pidió lo que necesitaba: «Maestro, que recobre la vista…»
Para pedir aquello que realmente es necesario para ti, requieres conocerte a ti mismo y ese plan de Dios en tu vida, reconocer tu verdad: Bartimeo sabía que estaba ciego. Es necesario que tú también reconozcas tus propias cegueras.
¿Estás pidiendo la sanación de tu corazón? ¿Ya has reconocido en ti aquello que debes sanar? ¿Reconoces cuáles son tus heridas? ¿Sabes qué te hace ser cómo eres?
Tienes que saber quién fue la persona que Dios creó y que pensó desde siempre que fueras, cuando te puso en el vientre de tu madre, Él te conoce de verdad y te puede mostrar quién eres; además de conocerte a ti mismo, debes conocerle a Él.
El Espíritu Santo nos guiará para decir: “Señor que yo pida desde un corazón purificado por ti”
5. Haz del servicio tu forma de vivir
Dios quiere sanarte, pero no para que sigas en la misma vida cómoda y tranquila. Tampoco te va a sanar para que sigas pecando.
“Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino.”
Dios te sanará para que experimentes un verdadero cambio de vida, una conversión para caminar en santidad.
Y tú ¿Ya estás sirviendo al Señor? ¿Cómo lo estás sirviendo? ¿O solo te estás sirviendo a ti mismo?
No te dejes llevar por la “cultura del bienestar” donde solo se busca la sanación para estar bien y seguir viviendo igual. La sanación que el Señor nos brinda, busca una transformación.
Hay mil formas de Servir y todos tenemos esa posibilidad: En nuestros hogares, con nuestros vecinos, con nuestros familiares, a quién está solo o enfermo, orando por una persona o por los más necesitados; dar lo mejor de ti mismo sin esperar reconocimiento, validación o agradecimiento, sino desde un verdadero amor a Dios.
El servicio es una oportunidad de sanar, te ayuda a ser más humilde, a reconocer las bendiciones que Dios te ha entregado y ponerlas no solo a tu disposición, sino ayudar con ellas a mejorar la vida de otras personas. Servir nos hace crecer en gratitud.
Finalmente, en Bartimeo nos encontramos ante una lección perfecta de sanación. Pidamos pues aumentar nuestra fe hasta límites insospechados, pidamos ser grandes discípulos, pidamos la gracia de ser Santos.
Si deseas dejar tu comentario o escribirme completa el formulario. Gracias
PADRE
Ya que tu misericordia se ha revelado en la ternura de tu Hijo Jesucristo, quien ha dicho a sus discípulos: “Dejen que los niños vengan a mí”, te pedimos que todos aquellos que han sido
abusados física, emocional y sexualmente por tus ministros sean respetados y acompañados por medio de gestos concretos de justicia y reparación para que se sientan sanados con el bálsamo de tu
compasión.
Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
PADRE SANTO,
que cuidas con amor solícito de tus hijos e hijas, especialmente de los más pequeños y vulnerables, te encomendamos las vidas de tantos niños, niñas y adultos vulnerables, que han sido abusados
sexualmente, decepcionando su confianza y destruyendo su candor. Ayúdanos a escuchar sus gritos de dolor y a asumir la responsabilidad de tantas vidas destrozadas. Que ellos y ellas puedan
encontrar la comprensión y el apoyo por parte de sus comunidades y de sus familias, para que con la ayuda de tu gracia logren sanar sus heridas y recuperar la paz.
Por Jesucristo Nuestro Señor, tu Hijo, que compartió nuestras debilidades en todo menos en el pecado, y vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo por los siglos de los
siglos.
Amén.
ARGENTINA:
Teléfonos:
144: Atención a mujeres y personas LGBTI+ en situación de violencia
145: Denunciá la trata de personas
137:Atención a víctimas de violencia familiar y sexual
149: Asistencia a víctimas de delitos
ESPAÑA:
ASPASI, Asociación para la Sanación y la Prevención del Abuso Sexual Infantil
C/ San Raimundo, 27 1º - 28039 Madrid - Metro Alvarado
Tfno. 91 311 23 76. Correo electrónico: info@aspasi.org
ASPASI también ofrece la posibilidad de contactar con un abogado
Aquí hay un listado de asociaciones A.S.I. (Abuso sexual infantil) en España:
En Valencia:
ACASI, Asociación Contra el Abuso Sexual Infantil
C/ Camí Reial 121, Bajo
46900 - Torrente (Valencia)
Tfno. 96 108 91 98
Tfno. móvil: 651 55 95 30
E-mail: asociacion@acasi.org
En Bilbao:
AVASI, Asociación de Ayuda a las Víctimas de Abusos Sexuales en la Infancia
C/ Santa Clara 2, Entreplanta C
48004 - Bilbao
Tfno. 622 218 016
E-mail: asociacion@avasibilbao.org
En San Sebastián:
GASJE, Asociación de Guipúzcoa de personas que han sufrido abusos sexuales
Locales CRAJ. Paseo de Anoeta, 28 (Edificio del CRAJ)
Tfno. 943 472 617
E-mail: gasje_asoziazioa@yahoo.es / gasje@gasje.org
En Madrid:
ASPASI, Asociación para la Sanación y la Prevención del Abuso Sexual Infantil
C/ San Raimundo 27 1º
28039 - Madrid
Tfno. 91 311 23 76 - 617 21 71 51
E-mail: info@aspasi.org
En Barcelona:
Fundación Vicki Bernadet (anteriormente FADA)
C/ Fontanella 20, 2º D
08010 - Barcelona
Tfno. 93 318 97 69 - Fax. 93 301 54 44
E-mail: info@fberdadet.org
Proyecto abu-S.O.S.
Tfno. 652 443 713 (Joan Montané)
Tfno. 652 793 480 (Charo Segura)
E-mail: info@abu-sos-sexuales-infantiles.com
AIPAI ONG
Rambla Cataluña 18, 6º
08007 - Barcelona
Tfno. 93 492 99 60 / 93 492 99 61 / 626 111 879
MEXICO:
¿Dónde me apoyan si vivo una situación de violencia?
-FUNDACIÓN ORIGEN
Linea Pro Ayuda a la Mujer
Tel.: 01800 01 51 617
www.origenac.org
-CAVI Centro de Atención a la Violencia Intrafamiliar
Apoyo legal y psicológico
Tels.: 5345 5248 y 5345 5249
-VICTIMATEL
Apoyo legal y psicológico a víctimas de delitos sexuales
Tel.: 5575 5461
-FORTALEZA I.A.P.
Centro de Atención Integral a la Mujer
Tels.: 2621 3285 y 2621 3286
-ADIVAC Asociación para el Desarrollo Integral de Personas Violadas, A.C.
Atención médica, legal y psicológica
Tels.: 5682 7969 y 5543 4700
-Mujeres Aportando a Mujeres, A.C..MAM
Tel. 55 25 24 77
contacto@mujeresmam.com
www.mujeresmam.org.mx.
Tonalá 18, col. Roma, delegación Cuauhtémoc
-Hombres por la Equidad, A.C.
Tel. 11 07 77 97 www.hombresporlaequidad.org.mx
-Programa Institucional de Gestión con Perspectiva de Género del Instituto Politécnico Nacional
Tels. 57 29 60 00, ext. 50545 y 50516 www.genero.ipn.mx
-Denuncia segura www.denunciasegura.ipn.mx
-Observatorio Zona libre de violencia www.zonalibredeviolencia.ipn.mx
-Acercatel
01 800 110 1010
-Línea Universidad Autónoma Metropolitana de apoyo psicológico por teléfono
Tel. 54 83 40 99. Horario: de 10:00 a 13:00 hrs. www.lineauam.uam.mx
-Consejo Estatal de la Mujer y Bienestar Social del Estado de México
Línea sin violencia: 01 800 108 4053
He pecado, destruyendo una vida humana, por favor perdóname
Dios, Padre de la vida, me dirijo a ti desde la humillación. Ten piedad de mí. He pecado, destruyendo una vida humana. La culpa me carcome. Me arrepiento y te pido: ¡por favor, perdóname! Yo no merezco nada, pero sé que Tú eres misericordioso. Tú puedes salvarme con tu amor. Sana las profundas heridas de mi alma, te lo ruego. Sáname, Padre.
Vírgen María, mírame y atiende mis ansias de perdón. Acógeme, Madre, transfórmame, ruega por mí, por la persona a la que rechacé y por todos aquellos a los que he hecho daño. Enséñame a amar.
Señor Jesús, cúbreme con tu sangre, purifícame, libérame. Llena de vida este vacío donde sólo veo muerte. Repara todo el mal que he causado en tantas personas, aleja el egoísmo, envía tu paz.
Amén.
La historia humana está plagada de violaciones. Incluso la Biblia nos cuenta cómo Amnón violó a Tamar en 2 Samuel 13.
Solo cuando esta era maligna termine, acabarán las violaciones. Mientras tanto, como cristianos debemos hacer una oración por la mujer violada, y cuánto más si ella es un ser querido para nosotros.
Esta es una plegaria para hacer en favor de la vida de otra persona, pero si tú eres la víctima de una violación, entonces cambia la palabra "Ella"o "El" por "Yo" o usa tu propio nombre mientras oras.
Oremos...
Señor Jesús,
Hoy vengo a orar en favor de la vida de ... (menciona su nombre).
Acércate a su vida.
Oro para que Tú le guíes a la sanidad, calmando sus nervios mientras que ella/él considera descubrir su dolor del pasado.
Ayúdale durante este proceso.
Ayúdale a entender que las historias NO contadas nunca se curan, que sufrir el dolor solo empeora y lastima a otros también.
Por favor trae gente asombrosa a su vida, que también deseen que ella/él sea libre.
Por favor dale las fuerzas y el valor para compartir con esa buena gente.
Dale un anhelo santo para ser libre del pasado, y valor para buscar la sanidad.
Aunque es cierto que ser víctima de violación sexual ha marcado y empañado su vida, es también verdad que Tú Señor tomarás esta devastación, y harás de su vida una que sea bella, levantada desde las cenizas.
En vez del marcado, muéstrale que gracias a Ti, su vida estará llena, sin mancha, sin marca.
Haz una sanidad profunda en su corazón, en términos de dignidad.
Muestrale que ella/él NO es un error en la Tierra, pero que Tú tienes un plan para su vida.
Gracias porque Tú puedes comprender sus preguntas, su ira y su frustración.
Ayúdale a que pueda expresar su rabia.
Mientras que Satanás quería destruir y eliminarla de la historia humana, el maligno no tendrá más victoria en su vida.
Silencia esos pensamientos degradantes que destruyen sus valores.
Trae profunda gracia si ella/él se culpa así misma por el abuso sexual.
Ayúdale a asimilar de que lo que ocurrió, que ella/él no lo pidió, ni lo deseó.
Haz que ella/él sea libre de sentirse sucia/o.
Acércate a su vida.
Y podrías por favor sanar su identidad sexual?
Trae salud a su percepción sobre el sexo.
Si es tu voluntad, trae un paciente cónyuge que le ayudará a superar ese abuso sexual de una manera saludable.
Si ella/él no lo puede superar, por favor provee las finanzas para recibir asistencia de un consejero; un profesional que le pueda llevar lejos en este camino de sanidad interna.
Ayúdale a perdonar a la persona que abusó sexualmente de ella/él.
No para que el culpable salga impune del delito, que la fuerza de la ley de los hombres caiga sobre él, pero para que la víctima de violación pueda ser libre de vivir con la atadura del odio y la amargura.
Dale las fuerzas necesarias para tomar una decisión hoy, de que el acto atroz del atacante ya no volverá a definir su vida.
Mucho del dolor que ella/él sufre en esta vida, puede ser rastreado hasta el momento del abuso sexual que ocurrió.
Pero yo oro que el resto de su vida sea bellamente marcada por una nueva resolución de ser sana, y de convertirse en una persona que entiende a otros que sufren en este mundo enfermo de lujuria.
Que ella/él se convierta en un conducto de cambio para otras víctimas del abuso sexual.
Que ella/élpueda audazmente compartir su historia para que otros puedan encontrar esperanza.
Lava toda vergüenza que ella/él aun siente.
Ayuda a los miembros de la familia y amigos a recibirla en vez de emitir juicio.
Que tu bendición sea sobre su familia en maneras abundantes.
Intégrala a una comunidad de auténtica sanidad.
Regresa la risa a su vida.
Trae gozo. Trae esperanza. Trae paz. Trae vida.
Acércate a su vida Señor.
Amén
Que el manto de la Virgen cobije y ampare a todos los que padecen este sufrimiento, amen.
Virgen de Guadalupe, Patrona de los niños aún no nacidos, imploramos tu intercesión por todos los niños en riesgo de aborto. Ayuda a que los padres reciban de Dios el don inestimable de la vida de sus hijos. Consuela a los padres que han perdido ese don a causa del aborto, y guíalos hacia el perdón y la sanación a través de la Divina Misericordia de tu Hijo. Enséñanos a valorar y cuidar de la familia y amigos hasta que Dios los llame a casa. Ayúdanos a nunca ver a los demás como cargas. Guía a nuestros funcionarios públicos para que defiendan toda y cada vida humana a través de leyes justas. Inspíranos a llevar nuestra fe a la vida pública, a hablar por aquellos que no tienen voz. Te lo pedimos en el nombre de tu Hijo, Jesucristo, que es el Amor y la Misericordia misma. Amén.
María de Belén y de Nazaret, esposa de José,
Virgen Madre del Hijo de Dios hecho hombre,
Madre dolorosa, modelo de Fe. Tú eres nuestra Madre,
y vives ya en el gozo de la presencia de Dios.
Tú velas por cada uno de nosotros con bondad,
compasión y ternura.
Encomendamos a todas las mujeres que sufren el dolor
de haberse hecho un aborto y a sus bebés abortados,
a tu cuidado maternal.
Que tu infatigable amor consuele a nuestras hermanas,
las haga conscientes de su propia dignidad,
y sea para ellas una fuente de sanación, paz y gozo.
Que puedan encontrar consuelo,
sabiendo que sus hijos se encuentran en tus brazos.
Protege a las mujeres que sufren el dolor de haber abortado
y bendice su trabajo. Concédeles a nuestras hermanas que sufren,
encontrar amor y sanación;
y que aquellos que las ayudan puedan comprenderlas.
Que trabajen con valor, dedicación y perseverancia para
proteger a todas las mujeres del horror de abortar a sus hijos.
Y que todos nos hallemos reunidos nuevamente contigo
en presencia de tu Hijo, Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
Primero que todo siento mucho lo que te ocurrió cuando rechazaste el regalo de la vida cometiendo el pecado del aborto, así que me uno a tu dolor y rezo por tu perdón y por el proceso de tu sanación espiritual.
Lo que ya se hizo no tiene remedio, pero afortunadamente Dios es misericordioso y nos perdona para que podamos rehacer nuestras vidas.
Para experimentar el perdón total de tu pecado, lo debes confesar a un sacerdote y si es necesario reconfesarlo con dolor de haber ofendido a Dios quien es el Autor de la vida.
Errar es humano, perdonar es divino. Dios te ha perdonado, con la muerte de su Hijo Jesus en la cruz, también tu hijo, pues el o ella se encuentra el la paz de Dios. Ahora tienes que completar el proceso de sanación perdonándote a ti misma.
Todos somos pecadores y Jesús rechazo a la multitud que quería apedrear a la mujer adúltera diciéndoles, "el que esté libre de pecado que tire la primera piedra." También dice el Señor, no juzguéis y no seréis juzgados. Dios te ha perdonado, ahora pues, no continúes juzgándote y condenándote por el pecado que Dios ya te perdonó.
Te sugiero que le reces a la Virgen de Guadalupe ya que ella es la Patrona de los bebes en los vientres de sus madres. Ella te ayudará a encontrar paz. Bendice a tu hijo y bautízalo espiritualmente con tu fe en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Nunca desconfíes de la Misericordia de Dios. Dios nos ama. Que el Señor te bendiga, te guarde y te de la paz y el coraje para seguir adelante.
En cuanto a perdonarte a ti misma, debes hacer ejercicios mentales o afirmaciones en las cuales tu hablas contigo misma diciendo por ejemplo:
He pecado y lo que hice no está bien. Sin embargo Dios es todo amor y misericordia, con su muerte en la cruz ha perdonado todo mi pecado. Estoy en paz con Dios y ahora quiero estar en paz conmigo misma.
Dios ha dicho perdonad y seréis perdonados, así que en el nombre de Jesús me perdono a mi misma. Y como el niño que cae para aprender a pararse y sostenerse, yo también caí y he aprendido de mi caída. Ahora reconozco la maldad del pecado y respeto mas a Dios. Esta caída me sirve para empezar una nueva vida con mas santo temor de Dios y con mas aprecio por la vida. Esta caída me sirve para rezar por otras mujeres para que no caigan en la misma trampa, me sirve para aconsejar a todas las que el Señor me presente y prevenirlas de este daño a sus vidas. También me sirve para ayudar a otras mujeres que se encuentran en el dolor de haber sufrido el trauma del aborto y sus consecuencias morales y espirituales.
Gracias a Dios por el regalo del perdón. Gracias a Dios por sanarme y limpiarme con su preciosa sangre. Bendito sea el Señor.
El papa Francisco dispuso que los sacerdotes tendrán la "facultad de absolver" a quien haya cometido el
"pecado grave" del aborto, decisión dada a conocer este luines en un documento dedicado a trazar un balance del Jubileo Extraordinario de la Misericordia que terminó el domingo.
"Para que ningún obstáculo se interponga entre la petición de reconciliación y el perdón de Dios, de ahora en
adelante concedo a todos los sacerdotes, en razón de su ministerio, la facultad de absolver a quienes hayan procurado el pecado de aborto", dispuso el Obispo de Roma en la carta apostólica
"Misericordia et Misera", divulgada este lunes por la Santa Sede.
"Cuanto había concedido de modo limitado para el período jubilar, lo extiendo ahora en el tiempo, no obstante
cualquier cosa en contrario. Quiero enfatizar con todas mis fuerzas que el aborto es un pecado grave, porque pone fin a una vida humana inocente", agregó el Pontífice, en referencia a una
normativa similar que había establecido para el Año Santo iniciado el 8 de diciembre y culminado ayer con una multitudinaria ceremonia en Plaza San Pedro.
"Con la misma fuerza, sin embargo, puedo y debo afirmar que no existe ningún pecado que la misericordia de
Dios no pueda alcanzar y destruir, allí donde encuentra un corazón arrepentido que pide reconciliarse con el Padre", reforzó el Pontífice.
"Por tanto, que cada sacerdote sea guía, apoyo y alivio a la hora de acompañar a los penitentes en este camino
de reconciliación especial", agregó en referencia a lo que en una entrevista divulgada ayer por el canal católico Tv2000 había definido como "horrendo crimen" que es el "grave pecado" del
aborto.
"Termina el Jubileo y se cierra la Puerta Santa. Pero la puerta de la misericordia de nuestro corazón
permanece siempre abierta, de par en par", agregó el sucesor de Pedro en la carta apostólica en la que sentencia que "la misericordia no puede ser un paréntesis en la vida de la Iglesia, sino que
constituye su misma existencia, que manifiesta y hace tangible la verdad profunda del Evangelio".
En total, según anunció este lunes el responsable del Jubileo Rino Fisichella en conferencia de prensa al
presentar "Misericordia et Misera", participaron del Año Santo en Roma 21.292.926 personas de 156 países y "entre 900 y 950 millones de fieles en todo el mundo".
Hasta ahora la facultad del perdón al pecado del aborto, que incluye a todos los involucrados, incluidos
médicos, que lo practican, estaba reservado sólo a los Obispos.
En el documento firmado el domingo, el Papa dispuso además que "como otro signo concreto de este Año Santo
extraordinario, se debe celebrar en toda la Iglesia, en el XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario, la Jornada Mundial de los Pobres".
Esta jornada, basada en el Jubileo de las personas socialmente excluidas que encabezó en el Vaticano a
mediados de noviembre, explicó Francisco, "constituirá también una genuina forma de nueva evangelización, con la que se renueve el rostro de la iglesia en su acción perenne de conversión
pastoral, para ser testimonio de la misericordia".
Sáname Señor
Señor, escúchame ...
Señor, úngeme con Tu Espíritu Divino...
Inflama mi corazón con el fuego de tu amor.....
Inunda mi ser con tu presencia majestuosa.....
Atiende por favor la llamada de mi alma ......
Señor, perdóname todas mis ofensas......
purifícame y cúrame de todos mis resentimientos......
que pude haber contraído en mi ignorancia........
Perdóname por todas las veces que te he desdeñado.....
cuando he pecado y no he sentido ningún remordimiento........
Dígnate en llenarme del regalo del perdón......
para que en este momento pueda perdonar a toda la gente que me
ha ofendido, y que le pueda enviar mi amor a ellos........
y para que ellos me perdonen también.......
Señor...... cura las heridas que yo mismo me he causado por falta de perdón y
de comprensión de mis hermanos.......
Sáname Señor......
Purifica mi alma.... de modo que pueda sentir que no
tengo ningún resentimiento contra ninguna persona....
o contra mí...... o en contra Tuya......
Lléname con Tu Paz......
Satura mi ser con Tu Amor Divino, para deshacer las paredes
del orgullo y del egoísmo.......
Enséñame a amarte a Ti y a los demás....
como nunca he amado antes........
Transfórmame en un sol de Amor Eterno.......
para encender todos los corazones con los rayos tiernos del amor.......
Sáname Señor.......
Lléname con Tu Luz.......
Lléname con Tu Amor......
Lléname con Tu Paz......
Amen.........
(Traducción del Inglés www.theworkofgod.org )
Me gustaría ahora decir una palabra especial a las mujeres que han tenido un aborto. La Iglesia conoce los muchos factores que han influenciado su decisión, y no duda que en muchos casos fue una dolorosa y quebrantante decisión. La herida en sus corazones puede que no haya sanado. Ciertamente lo que ocurrió fué algo terrible que aún continúa siéndo así. Pero no se entreguen a la perdida del coraje y no pierdan la esperanza. Traten mejor de entender lo que sucedió y enfrenténse a ello honestamente. Si todavía no lo han hecho, entréguense totalmente en humildad y confién en el arrepentimiento.
El Padre de Misericordias está listo para darles a ustedes perdon y paz en el sacramento de la Reconciliación. Ustedes vendrán a entender que nada está definitivamente perdido y tambíen podran pedirle perdón a su hijo, quien esta ahora viviendo en el Señor. Con el consejo y la ayuda amistosa de otra gente, y como resultado de su propia experiencia dolorosa, ustedes pueden estar entre las mas elocuentes defensoras de los derechos de cada persona al regalo de la vida. A través de su compromiso con la vida, ya sea aceptando el nacimiento de otros niños o al aceptar y cuidar de aquellos en necesidad de alguien.
Estando cerca de ellos, ustedes se volveran promotoras de una nueva forma de mirar a la vida.
Juan Pablo II
Oración por los abortos espontáneos
Señor Dios, confiamos a tu amor a este pequeñito, que ha dado alegría a sus padres por poco tiempo. Llévalo a la vida eterna.
Señor, tú has formado a este niño en el vientre materno. Tú lo has conocido por su nombre desde el principio del tiempo. Nosotros ahora deseamos ponerle el nombre de N., un nombre que guardaremos como un tesoro en nuestro corazón para siempre.
Oramos por estos padres, que están tristes por la pérdida de su hijo. Dales valor para soportar su pena y su dolor. Y que un día puedan encontrarse con su hijo en la alegría y en la paz de tu Reino. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Oración por la salvación de los niños abortados
Señor Jesús, por medio de tu Madre bendita, te ofrezco todos mis pensamientos, palabras y obras de este día por todas las intenciones de tu Sagrado Corazón.
Especialmente, te ofrezco todos los actos de fe y de amor para obtener de tu Sagrado Corazón la gracia del bautismo para todos los niños inocentes, que serán asesinados hoy por el aborto.
Y, dado que sus propios padres y madres rechazarán su vida con violencia y rehúsan ser garantes de la fe de estos niños, te pido que me aceptes como padre y madre espiritual de estos niños.
Acéptame como garante del deseo de estos niños de estar contigo por siempre para que, habiendo sido asesinados cruelmente, ellos puedan ser admitidos a tu presencia como mártires inocentes y sean salvados por tu amor. Amén.
Oración para poner nombre al hijo muerto
“Padre celestial, Padre bueno, gracias por habernos regalado a (decir nombre) como nuestro hijo, que estará contigo para siempre.
Perdónanos los errores que hemos cometido.
Te lo entregamos en tus brazos divinos por medio de María.
Jesús, divino Salvador, bautízalo en tu amor divino y gracias por haberlo salvado y habernos sanado y liberado de nuestra angustia y sentimiento de culpabilidad.
Gracias, Espíritu Santo, ven sobre todos nosotros y haznos con nuestro hijo, una familia unida en tu amor, en el tiempo y para la eternidad”. Amén.
Oración por los abortos espontáneos
Señor Dios, confiamos a tu amor a este pequeñito, que ha dado alegría a sus padres por poco tiempo. Llévalo a la vida eterna.
Señor, tú has formado a este niño en el vientre materno. Tú lo has conocido por su nombre desde el principio del tiempo. Nosotros ahora deseamos ponerle el nombre de N., un nombre que guardaremos como un tesoro en nuestro corazón para siempre.
Oramos por estos padres, que están tristes por la pérdida de su hijo. Dales valor para soportar su pena y su dolor. Y que un día puedan encontrarse con su hijo en la alegría y en la paz de tu Reino. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Oración para poner nombre a los niños y encomen dárselos a Dios
“Tú, Señor, autor y defensor de la vida, tú eres nuestra morada final.
Te encomendamos a este niño (decir nombre).
Confiando en tu misericordia y en tu amor paternal, te pedimos le concedas la eterna felicidad. Señor Dios, bondadoso y solícito, confiamos a tu amor este pequeño (N).
Acogelo en la vida eterna.
También te pedimos por sus padres, afligidos por la pérdida de su hijo.
Concédeles fortaleza y valor y ayúdalos en su pena para que puedan un día reunirse con su hijo en la paz de tu Reino.
Te lo pedimos por Cristo, Nuestro Señor. Amén”.