De acuerdo con una piadosa tradición el arcángel san Miguel declaró a una persona devota que le sería grato se pusieran en uso las siguientes oraciones en honor suyo. La propagación y difusión de esta devoción se debe a una religiosa carmelita del monasterio de Vetralla, diócesis de Viterbo (Italia), muerta con fama de santidad en 1751. El 8 de agosto de 1851 Pío IX concedió indulgencias a la práctica de este piadoso ejercicio.
A ser posible, delante de una imagen del santo Arcángel, hacer un acto de verdadera contrición y rezar a continuación devotamente las siguientes salutaciones:
V. Oh Dios, ven en mi ayuda.
R. Apresúrate, Señor a socorrerme. Gloria al Padre...
SALUTACIÓN I
Un Padrenuestro y tres Avemarías al primer coro angélico.
Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del celeste coro de Serafines, suplicamos al Señor nos haga dignos de una llama de perfecta caridad. Amén.
SALUTACIÓN II
Un Padrenuestro y tres Avemarías al segundo coro angélico.
Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro celeste de Querubines, quiera el Señor concedernos la gracia de abandonar el camino del pecado, y de correr por el de la perfección cristiana. Amén.
SALUTACIÓN III
Un Padrenuestro y tres Avemarías al tercer coro angélico.
Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del sagrado coro de los Tronos, infunda el Señor en nuestros corazones un espíritu de verdadera y sincera humildad. Amén.
SALUTACIÓN IV
Un Padrenuestro y tres Avemarías al cuarto coro angélico.
Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro celeste de las Dominaciones, quiera el Señor concedernos la gracia de poder dominar nuestros sentidos y corregir las pasiones depravadas. Amén.
SALUTACIÓN V
Un Padrenuestro y tres Avemarías al quinto coro angélico.
Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del celeste coro de las Potestades, dígnese el Señor librar nuestras almas de las asechanzas y tentaciones del demonio. Amén.
SALUTACIÓN VI
Un Padrenuestro y tres Avemarías al sexto coro angélico.
Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro de las admirables Virtudes celestiales, no permita el Señor que caigamos en las tentaciones, sino que nos libre de todo mal. Amén.
SALUTACIÓN VII
Un Padrenuestro y tres Avemarías al séptimo coro angélico.
Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro celeste de los Principados, dígnese Dios llenar nuestras almas del espíritu de verdadera y sincera obediencia. Amén.
SALUTACIÓN VIII
Un Padrenuestro y tres Avemarías al octavo coro angélico.
Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro celeste de los Arcángeles, quiera el Señor concedernos el don de la perseverancia en la fe y en las obras buenas, para que podamos conseguir la gloria del paraíso. Amén.
SALUTACIÓN IX
Un Padrenuestro y tres Avemarías al noveno coro angélico.
Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro celeste de todos los Ángeles, dígnese el Señor concedernos que nos guarden en la presente vida mortal, y después nos conduzcan a la gloria eterna de los cielos. Amén.
A continuación se rezan cuatro Padrenuestros:
el primero a San Miguel,
el segundo a san Gabriel,
el tercero a san Rafael, y
el cuarto a nuestro Ángel Custodio.
Se concluye este ejercicio con la siguiente antífona y oración final:
Antífona. Gloriosísimo príncipe san Miguel arcángel, cabeza y jefe de los ejércitos celestiales, depositario de las almas, vencedor de los espíritus rebeldes, doméstico en la real morada de Dios, nuestra guía admirable después de Jesucristo, y de excelencia y virtud sobrehumanas, dignaos librar de todo mal a todos los que acudimos a Vos con confianza, y haced por medio de vuestra protección incomparable que adelantemos cada día en servir fielmente a nuestro Dios.
V. Ruega por nosotros, oh gloriosísimo San Miguel arcángel, príncipe de la Iglesia de Jesucristo.
R. Para que seamos dignos de alcanzar sus promesas.
Oración
Omnipotente y sempiterno Dios, que con un prodigio de bondad y misericordia para la salvación de todos los hombres elegiste por príncipe de tu Iglesia al gloriosísimo san Miguel arcángel; te suplicamos no hagas dignos de que con su benéfica protección nos libre de todos nuestros enemigos, para que ninguno de ellos nos moleste en la hora de nuestra muerte, sino que seamos conducidos por él a la presencia de tu divina Majestad. Por los méritos de Nuestros Señor Jesucristo. Amén.
Compilado por: José Gálvez Krüger
Director de la Revista de Humanidades “Studia Limensia”
Con tanto mal al que nos enfrentamos en cada noticia de última hora, he aquí tres oraciones a san Miguel arcángel, el gran arcángel antagonista de Satanás.
El obispo Robert Barron describió así a san Miguel arcángel: «Miguel es representado invariablemente con la armadura de un guerrero, porque es el general del ejército angélico que se enfrentó a las legiones de Lucifer, que se había atrevido a arrogarse las prerrogativas de Dios. Luchó, no con espada y lanza, sino con el desafío incontestable de su propio nombre: Micha-el (¿quién es como Dios?)».
En nuestra batalla contra el mal —el de nosotros mismos y el del mundo—
Durante una peste mortal, el papa Gregorio tuvo esta visión consoladora de san Miguel Arcángel
Letanía de san Miguel
Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.
Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, un solo Dios, ten piedad de nosotros.
[Repetir ruega por nosotros después de cada invocación]
Santa María, reina de los ángeles,
San Miguel arcángel,
Glorioso asistente de la Santísima Divinidad,
De pie a la derecha del altar del incienso,
Embajador del paraíso,
Glorioso príncipe de los ejércitos celestiales,
Líder de las huestes angélicas,
El abanderado de los ejércitos de Dios,
Defensor de la gloria divina,
Primer defensor del reino de Cristo,
Fortaleza de Dios, invencible
Príncipe y guerrero,
Ángel de la paz,
Guía de Cristo,
Guardián de la fe católica,
Campeón del pueblo de Dios,
Ángel custodio de la Eucaristía,
Defensor de la Iglesia,
Protector del Sumo Pontífice,
Ángel de la acción católica,
Poderoso intercesor de los cristianos,
Valentísimo defensor de los que esperan en Dios,
Guardián de nuestras almas y cuerpos,
Sanador de los enfermos,
Auxilio de los que están en su agonía,
Consolador de las almas del purgatorio,
Mensajero de Dios para las almas de los justos,
Terror de los espíritus malignos,
Victorioso en la batalla contra el mal,
Guardián y patrono de la Iglesia universal,
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
V. Ruega por nosotros, oh glorioso san Miguel,
R. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oración a San Miguel
San Miguel arcángel,
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo contra la perversidad y las asechanzas del demonio.
Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica,
y tú, oh príncipe de la milicia celestial,
por el poder que Dios te ha conferido,
arroja al infierno a Satanás y a los demás espíritus malignos,
que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén.
Acto de consagración a San Miguel arcángel
Oh nobilísimo príncipe de las jerarquías angélicas,
valeroso guerrero de Dios todopoderoso,
celoso amante de Su gloria, terror de los ángeles rebeldes,
amor y deleite de todos los justos,
mi amado arcángel San Miguel,
deseando ser contado entre tus devotos servidores,
hoy me ofrezco y consagro a ti,
y me pongo a mí, a mi familia
y a todo lo que poseo bajo tu poderosísima protección.
Te suplico que no mires lo poco que yo,
como siervo tuyo, tengo para ofrecer,
siendo solo un miserable pecador,
sino que mires con
ojos favorables el cariño sincero
con que se hace esta ofrenda,
y recuerda que si de hoy en adelante
estoy bajo tu patrocinio,
debes durante toda mi vida ayudarme
y procurarme el perdón de mis muchas ofensas graves
y pecados, la gracia de amar con todo mi corazón a mi Dios, a
mi amado Salvador Jesús y a mi dulce Madre María,
y obtén para mí toda la ayuda necesaria para llegar a mi corona
de gloria.
Defiéndeme siempre de mis enemigos espirituales,
particularmente en los últimos momentos de mi vida.
Ven pues, oh glorioso príncipe, y socórreme en mi última lucha,
y con tu poderosa arma arroja lejos de mí,
a los abismos infernales, a ese ángel prevaricador y soberbio
que un día postraste en la batalla celestial.
San Miguel, defiéndenos en nuestra batalla diaria
para que no perezcamos en el Juicio final.
A SAN MIGUEL ARCÁNGEL PARA PEDIR LA PROTECCIÓN DEL CIELO Oh gloriosísimo San Miguel Arcángel, príncipe y caudillo de los ejércitos celestiales, custodio y defensor de las almas, guarda de la Iglesia, vencedor, terror y espanto de los rebeldes espíritus infernales. Humildemente te rogamos, te digne librar de todo mal a los que a ti recurrimos con confianza; que tu favor nos ampare, tu fortaleza nos defienda y que, mediante tu incomparable protección adelantemos cada vez más en el servicio del Señor; que tu virtud nos esfuerce todos los días de nuestra vida, especialmente en el trance de la muerte, para que, defendidos por tu poder del infernal dragón y de todas sus asechanzas, cuando salgamos de este mundo seamos presentados por tí, libres de toda culpa, ante la Divina Majestad. Amén.
Dios Señor nuestro, imploramos tu clemencia para que habiendo conocido tu Encarnación por el anuncio del arcángel San Gabriel, con el auxilio suyo consigamos también sus beneficios. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Arcángel San Rafael, que dijiste: «Bendecid a Dios todos los días y proclamad sus beneficios. Practicad el bien y no tropezaréis en el mal. Buena es la oración con ayuno, y hacer limosna mejor que atesorar oro», te suplico me acompañes en todos mis caminos y me alcances gracias para seguir tus consejos.
San Miguel Arcángel que bendices y proteges las casas donde está expuesta y es honrada tu santa imagen. Te elegimos hoy y para siempre por Señor y dueño de esta casa, y te dignes demostrar en ella tu poderoso auxilio preservándola de las enfermedades, del rayo, de las inundaciones, de los terremotos, de los ladrones, de las discordias y de los peligros de la guerra. Bendice y protege a las personas que aquí habitan, y concédeles la paz, una gran fe, verdadero amor a Dios y al prójimo, paciencia en las penas, esperanza en la vida eterna, facilidades de trabajo, empleo, estudio y la gracia de evitar los malos ejemplos, el vicio, el pecado, la condenación eterna y todas las demás gracias y accidentes, amén.
San Miguel, ayúdanos y ruega por nosotros.
Nota: En las casas de la provincia de Vendeé, que tenían esta oración y la rezaban con frecuencia, fueron preservadas, y Monseñor Juan José, Arzobispo de Tours le concedió indulgencia.
(Puede colocar esta oración detrás de la puerta)
Oración de una madre a los ángeles de la guarda de sus hijos
L os ángeles pueden ayudarnos en nuestra vida. Su presencia y su pureza tienen más fuerza de la que a veces sospechamos. Llámales, reza esta poderosa oración a los santos ángeles:
Oración inicial
¡Dios Uno y Trino, Omnipotente y Eterno! Antes de recurrir a tus siervos, a los santos ángeles, nos postramos ante tu presencia y te adoramos: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Bendito y alabado seas por toda la eternidad.
Dios santo, Dios fuerte, Dios inmortal: que todos los ángeles y hombres, que Tú creaste, te adoren y amen y permanezcan a tu servicio.
Y tú, María, Reina de todos los ángeles, acepta benignamente las súplicas que te dirigimos; preséntalas ante el Altísimo, tú que eres la mediadora de todas las gracias y la omnipotencia suplicante para que obtengamos la gracia, la salvación y el auxilio.
Amén.
¡Ayúdennos!
Poderosos santos ángeles, que por Dios nos fueron concedidos para nuestra protección y auxilio, en nombre de la Santísima Trinidad les suplicamos:
¡Vengan de prisa, ayúdennos!
Les suplicamos en nombre de la preciosa sangre de nuestro Señor Jesucristo:
¡Vengan de prisa, ayúdennos!
Les suplicamos por el poderoso nombre de Jesús:
¡Vengan de prisa, ayúdennos!
Les suplicamos por todas las llagas de nuestro Señor Jesucristo:
¡Vengan de prisa, ayúdennos!
Les suplicamos por todos los martirios de nuestro Señor Jesucristo:
¡Vengan de prisa, ayúdennos!
Les suplicamos por la palabra santa de Dios:
¡Vengan de prisa, ayúdennos!
Les suplicamos por el Corazón de nuestro Señor Jesucristo:
¡Vengan de prisa, ayúdennos!
Les suplicamos en nombre del amor que tiene Dios por nosotros los pobres:
¡Vengan de prisa, ayúdennos!
Les suplicamos en nombre de la fidelidad de Dios por nosotros los pobres:
¡Vengan de prisa, ayúdennos!
Les suplicamos en nombre de la misericordia de Dios por nosotros los pobres:
¡Vengan de prisa, ayúdennos!
Les suplicamos en nombre de María, Madre de Dios y nuestra madre:
¡Vengan de prisa, ayúdennos!
Les suplicamos en nombre de María, Reina del Cielo y de la Tierra:
¡Vengan de prisa, ayúdennos!
Les suplicamos en nombre de María, su Reina y Señora:
¡Vengan de prisa, ayúdennos!
Les suplicamos por su bienaventuranza:
¡Vengan de prisa, ayúdennos!
Les suplicamos por su fidelidad:
¡Vengan de prisa, ayúdennos!
Les suplicamos por su lucha en defensa del Reino de Dios:
¡Vengan de prisa, ayúdennos!
Les suplicamos:
¡Protéjannos con su escudo!
Les suplicamos:
¡Defiéndannos con su espada!
Les suplicamos:
¡Ilumínennos con su luz!
Les suplicamos:
¡Sálvennos bajo el manto protector de María!
Les suplicamos:
¡Guárdennos en el Corazón de María!
Les suplicamos:
¡Confíennos a las manos de María!
Les suplicamos:
Muéstrennos el camino que conduce a la puerta de la vida: ¡el Corazón abierto de nuestro Señor!
Les suplicamos: ¡Guíennos con seguridad a la casa del Padre celestial!
Todos ustedes, nueve coros de los espíritus bienaventurados:
¡Vengan de prisa, ayúdennos!
Compañeros especiales y enviados por Dios:
¡Vengan de prisa, ayúdennos!
Insistentemente les suplicamos:
¡Vengan de prisa, ayúdennos!
La preciosa sangre de nuestro Señor y Rey fue derramada por nosotros los pobres.
Insistentemente les suplicamos: ¡vengan de prisa, ayúdennos!
El Corazón de nuestro Señor y Rey late por amor a nosotros los pobres.
Insistentemente les suplicamos: ¡vengan de prisa, ayúdennos!
El Corazón Inmaculado de María, Virgen purísima y Reina de ustedes late por amor a nosotros los pobres. Insistentemente les suplicamos: ¡vengan de prisa, ayúdennos!
San Miguel Arcángel:
Tú, príncipe de los ejércitos celestiales, vencedor del dragón infernal, recibiste de Dios la fuerza y el poder para aniquilar, por la humanidad, la soberbia del príncipe de las tinieblas. Insistentemente te suplicamos que nos alcances de Dios la verdadera humildad de corazón, una fidelidad inquebrantable en el cumplimiento continuo de la voluntad de Dios y una gran fortaleza en el sufrimiento y en la penuria. Al comparecer ante el tribunal de Dios, ¡ayúdanos a no desfallecer!
San Gabriel Arcángel:
Tú, ángel de la encarnación, mensajero fiel de Dios, abre nuestros oídos para que puedan captar hasta las más suaves sugerencias y llamadas de la gracia que emanan del Corazón amabilísimo de nuestro Señor. Te suplicamos que estés siempre junto a nosotros, para que comprendamos bien la palabra que Dios quiere de nosotros. Haz que estemos siempre disponibles y vigilantes, que el Señor, cuando venga, no nos encuentre durmiendo.
San Rafael Arcángel:
Tú que eres lanza y bálsamo del amor divino, te rogamos, hiere nuestro corazón y deposita en él un amor ardiente de Dios. Que la herida no se apague, para que nos haga perseverar todos los días en el camino del amor. ¡Que ganemos por el amor!
Ángeles poderosos
Ángeles poderosos y hermanos santos nuestros que sirven frente al trono de Dios, vengan en nuestro auxilio.
Defiéndannos de nosotros mismos, de nuestra cobardía y tibieza, de nuestro egoísmo y ambición, de nuestra envidia y falta de confianza, de nuestra avidez en busca de la abundancia, del bienestar y la estima pública.
Desaten nuestras esposas del pecado y el apego a las cosas terrenas. Quítennos la venda de los ojos que nosotros mismos nos hemos puesto y nos impiden ver las necesidades de nuestro prójimo y la miseria de nuestro ambiente, porque estamos encerrados en una morbosa complacencia de nosotros mismos.
Claven en nuestro corazón el aguijón de la santa ansiedad por Dios, para que no cesemos de buscarlo, con ardor, contrición y amor.
Contemplen la sangre del Señor, derramada por nuestra causa.
Contemplen las lágrimas de su Reina, derramadas por nuestra causa
Contemplen en nosotros la imagen de Dios, desfigurada por nuestros pecados, que Él por amor imprimió en nuestra alma.
Ayúdennos a reconocer a Dios, adorarlo, amarlo y servirlo.
Ayúdennos en la lucha contra el poder de las tinieblas que, enmascaradamente, nos envuelve y aflige.
Ayúdennos, para que ninguno de nosotros se pierda, permitiendo así que un día nos reunamos todos, jubilosos, en la eterna bienaventuranza.
Amén.
San Miguel, ¡socórrenos con tus santos ángeles, ayúdanos y ruega por nosotros!
San Gabriel, ¡socórrenos con tus santos ángeles, ayúdanos y ruega por nosotros!
San Rafael, ¡socórrenos con tus santos ángeles, ayúdanos y ruega por nosotros!
Oh, Dios, que organizas de modo admirable el servicio de los ángeles y los hombres, haz que nos protejan en la Tierra aquellos que sirven en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, en la unidad del Espíritu Santo.
Señor, envía el ángel del consuelo a mi vida, que reconforte mi corazón y me libere de todas las angustias y zozobras.
Asi como acudiste al llamado de Jesús también escucha mi plegaria.
Liberame, amame y quita de mí el peso de las culpas y debilidades, en esta Cuaresma quiero quedarme junto a Jesús y agradecerle por haberme salvado por medio de su amor y pasión. Me arrepiento de todo lo que hice mal y propongo seguirte y entregar mi vida en tus manos para que me lleves por el camino del triunfo y la gloria, amen.
Copyright © 2019 Nélida Liliana Vieyra, All rights reserved.
Ángel de la Guarda
Cómo podemos relacionarnos concretamente con ellos, en el día a día? La misión del santo ángel de la guarda, es conducirnos al Cielo y a la salvación eterna.
Nuestros ángeles son nuestros amigos. No existen secretos entre nosotros. Ellos saben todo lo que hacemos y al contrario de los demonios, que no ven a Dios cara a cara, saben también lo que pensamos.
En relación a ellos es bueno saludarlos e invocarlos durante el día, recordando también a los ángeles de los demás. Al saludar a alguien, es interesante crear el hábito de saludar también a su santo ángel. Eso, además de ayudar a la relación con la persona, nos ayuda a honrar a una persona santa, que está junto a ella y, al mismo tiempo, al lado de Dios.
En las Sagradas Escrituras, el ángel Rafael se ofrece para acompañar al joven Tobías en su viaje:
“Díjo le Tobías: ¿Conoces la ruta de Media ? Respondió: Sí; he estado allá muchas veces y conozco al detalle todos los caminos” (Tb 5, 5-6).
Los ángeles conocen las cosas mucho mejor que nosotros. Por eso, también les podemos pedir consejos, siempre que pasemos por alguna dificultad o peligro. Su ayuda es importante especialmente frente a las tentaciones; al final, ellos fueron colocados a nuestro lado para librarnos del infierno y llevarnos al cielo.
De los santos, también aprendemos valiosas lecciones para realizar con nuestros ángeles de la guarda.
El papa San Juan XXIII, por ejemplo, cuando tenía que resolver algún problema difícil durante su trabajo en la nunciatura de París, apostaba por la “diplomacia de los ángeles”: mandaba a su santo ángel a hablar con los ángeles de sus interlocutores, para que ellos ayudaran a solucionar cualquier cuestión.
El Padre Pío de Pietrelcina insistía mucho con sus hijos espirituales, para que le enviaran a sus ángeles de la guarda, frente a cualquier necesidad. Era frecuente que el santo no durmiera en la noche, al atender los pedidos de sus hijos espirituales que le presentaban por medio de sus ángeles. Santa Teresita del Niño Jesús, en su poesía A mi Ángel de la Guarda, escribe:
“ Tú que los espacios cruzas
más rápido que el relámpago,
vuela por mí muchas veces
al lado de los que amo .
Seca el llanto de tus ojos
con la pluma de tu ala,
y cántales al oído
cuán bueno es nuestro Jesús.
¡Oh, diles que el sufrimiento
tiene también sus encantos!
Y luego, murmúrales
quedo muy quedo, mi nombre”.
Vale recordar también que no sólo las personas poseen ángeles de la guarda, también las instituciones, las parroquias, las diócesis, la ciudades y los países. Cuando san Juan María Vianney entró en Ars, impregnado de la conciencia de lo sobrenatural, no dejó de saludar al ángel de aquella parroquia, y a los ángeles de todos sus parroquianos.
San Francisco de Sales, en la carta a un obispo, recomendó que él invocará al ángel de su diócesis. Y en Portugal, existe una fiesta para el ángel del país, el mismo que se apareció a los pastorcillos de Fátima.
Al final, lo que es importante principalmente es imitar a los ángeles de la guarda, buscando ser como ángeles para los otros y haciendo todo lo posible para que ellos lleguen al cielo, donde, un día, contemplaremos todos juntos, el rostro de Dios.
Cuál es el nombre de mi Ángel Custodio?
Todos los ángeles tienen nombre propio, si deseas saber el nombre de tu ángel de la guarda necesitas fortalecer tu comunicación con él.
Háblale como ese amigo invisible que te sigue a todas partes, cuéntale tus alegrías y tus penas. Pídele que te inspire y te de consejos, que llegarán a tu mente como la voz de tu intuición.
A medida de que la relación entre ustedes sea más estrecha, podrás canalizar su nombre de diferentes formas: en un sueño lúcido, una revelación, un susurro al oído, o la voz de tu intuición.
Los ángeles de la guarda, no revelarán su nombre a ninguna otra persona que no sea quién ellos mismos custodian. Esto lo hacen para protegerse de ciertos rituales ocultistas.
Al dar a conocer su nombre piden que se guarde en secreto, puesto que es una información muy íntima y llena de poder espiritual.
Ángel de mi Guarda, mi mejor amigo,
puedes ayudarme más de lo que imagino,
desde mi primer aliento, hasta el último respiro
ORACIÓN AL ÁNGEL CUSTODIO CONTRA EL TEMOR
Ángel de la Guarda protégeme del temor, alivia mi miedo, dame fuerzas para enfrentarme a lo desconocido y a lo que tanto temo. Que haya luz donde hay sombras, que haya paz donde hay temor, que haya valor donde hay miedo- Dame oh Ángel Custodio la fuerza de mil leones para enfrentarme al lobo del mal. Dame luz para alumbrar el camino del bien. Dame mil escudos para defenderme de los que me quieren hacer el mal. Muéstrame como ser valiente, limpia mi corazón de temores para que pueda vivir en armonía, amor y paz. Oh Dios permite que mi Santo Ángel Custodio me sostenga en medio de la adversidad, me asista en todo momento y aleje de mi estos miedos para que pueda vivir feliz, amen.
En el año 1010 San Bernardo hizo un sermón muy célebre acerca del Ángel de la Guardia, comentando estas tres frases:
RESPETEMOS SU PRESENCIA (portándonos como es debido).
AGRADEZCAMOS SUS FAVORES (que son muchos más de los que podemos imaginar)
CONFIEMOS EN SU AYUDA ( que es muy poderosa porque es superior en poder a los demonios que nos atacan y a nuestras pasiones que nos traicionan)
SAN JUAN BOSCO Y LOS ALBAÑILES
San Juan Bosco contó la historia de dos obreros que lo escucharon decir que los ángeles guardianes siempre acuden en nuestro auxilio si son invocados.
Como estos eran albañiles solían subir a grandes alturas para hacer su trabajo, un día el andamio de madera se partió y cayeron ambos desde gran altura.
Uno de ellos en el momento se acordó del consejo y rápidamente invocó a su ángel. Giró varias veces en el aire y cuando se despertó, luego de un momento recobro sus sentidos y se levantó como si nada le hubiera ocurrido ante el asombro de la gente que acudió a ayudarlos.
El otro tuvo muchas heridas y dolores. Al preguntarle cómo si ambos habían caído desde la misma altura, tuvieron resultados tan distintos, este respondió: Invoqué a mi Ángel y enseguida sentí que mi cuerpo era transportado encima de una especie de sábanas y con mucha delicadeza fui apoyado en el suelo, sin recibir ningún rasguño.
ÁNGEL DE LA PAZ
Soy el Angel de la Paz. Traigo el sosiego a tu espíritu inquieto y preocupado. Te libero de las angustias y tristezas, de los remordimientos y los malos recuerdos. Te libero de los viejos rencores y las cadenas de la ira, la rabia y el desamor. Vengo a poner fin a todas tus disputas, enojos y rabias, mereces una vida mejor de reconciliación, olvido y perdón. Vacía tu corazón de los pesos que le impiden ser completamente feliz. Suelta, libera y aprende a amar la paz y la tranquilidad, son el mayor tesoro que puedas tener. Que la paz se instale en tu espíritu y viva para siempre en tí.
Copyright © 2014 Nélida Liliana Vieyra, All rights reserved.
LA FORMA DE HABLARLE Y PEDIRLE AYUDA A TU ÁNGEL
La mayoría de los cristianos saben que cada persona tiene asignado un Ángel de la Guarda, pero desconocen que es lo que pueden hacer por ellos.
E incluso quienes tienen idea de lo que los Ángeles Custodios pueden hacer por ellos, no tienen claro cómo relacionarse.
No saben cómo comunicarse diariamente con su Ángel Guardián, ni cómo establecer una relación de amistad permanente.
Y esto es crucial, porque Dios nos ha asignado un Ángel a cada uno para hacernos la vida más fácil y para ayudarnos a que no perdamos la vida eterna en el Cielo.
Aquí hablaremos sobre cuál es la misión del Ángel de la Guarda que Dios ha asignado a cada uno de nosotros, qué es lo que puede hacer y no hacer, y especialmente cómo podemos establecer una relación de amistad con él, para que nos ayude en las cosas que tenemos que hacer y en las que deseamos obtener.
Uno de los hechos cruciales para nuestra comprensión del mundo sobrenatural, es hacer conciencia de que Dios no nos ha dejado a nuestra suerte en la Tierra.
Él nos ha dado a cada uno de nosotros un Ángel de la Guarda para asistirnos.
Pero no en cualquier cosa como piensa la angelología de la New Age, sino en las cosas compatibles con el Plan de Dios.
El Antiguo Testamento deja claro que Dios encarga a sus ángeles que guarden, guíen e incluso sanen a los justos.
Y el Nuevo Testamento revela que todos los seres humanos tienen un Ángel Guardián.
Santo Tomás de Aquino dice que en el momento en que nace un niño, Dios llama a uno de sus Ángeles y entrega al recién nacido a su cuidado especial.
De modo que todo ser humano, ya sea pagano, hereje o católico, tiene un Ángel Guardián.
Pero a algunos santos especiales Dios ha concedido dos Ángeles de la Guarda.
Y en el caso de Santa Verónica Giuliani le concedió un tercer Ángel Custodio, pero compartido con su confesor, que se haría presente cuando el confesor lo mandase.
Sor Verónica cuenta que la Santísima Virgen mandó a sus dos ángeles que asistieran a la misa uno a cada lado de ella.
Hacían a la par del sacerdote todo lo que él ejecutaba y pronunciaban juntamente con él todas sus palabras.
Y mientras el sacerdote consagraba las especies, ellos hacían lo mismo con sus cálices y ofrecían a Dios la preciosísima sangre de Jesús y las lágrimas de Nuestra Señora.
Cuando una Ángel de la Guarda se hace cargo de un alma, dedica toda su inteligencia, conocimiento, poder y tiempo para proteger, defender y ayudar, en todo lo posible, a la persona que Dios ha puesto a su cargo.
Lo hace porque Dios le da la orden de hacerlo, y los ángeles desean de todo corazón hacer lo que Dios quiere.
Pero además, porque él mismo Ángel tiene un inmenso amor por nosotros.
Él anhela compartir con nosotros su gozo, su felicidad, su amor, su santidad, con tal generosidad, que nosotros mortales egoístas, no podemos comprender.
Él trabaja cada momento, día y noche, para hacernos mejores, más santos y más felices.
Y Dios lo sabe, y por eso no puede negarle nada de lo que pide para su custodiado, obviamente si es para nuestro bien.
De modo que los ángeles de la guarda actúan como intercesores que llevan nuestras peticiones directamente a Dios.
Pero hay una cosa que nuestro Ángel no puede hacer, no puede interferir con nuestro libre albedrío.
Pero puede actuar sobre nuestros conciencia, avisándonos sobre algo que debemos hacer o algo que no debemos hacer.
Él actúa con benevolencia sobre nuestra imaginación y nuestra razón, susurrándonos al oído consejos llenos de amor y sabiduría, instándonos a corregir nuestras debilidades, a luchar contra nuestras malas inclinaciones, inspirándonos con nuevos ideales y estimulándonos a nuevos y mayores esfuerzos.
Pero si hacemos algo malo se enoja y hasta puede castigarnos si así dios lo permite.
Nuestro Ángel está siempre alerta para defendernos de los ataques de los demonios, que son nuestros enemigos implacables, que nos tientan para hacernos pecar y que suscitan toda clase de problemas contra nosotros.
Nos salvan de muchos peligros y males, de los cuales somos inconscientes.
Y especialmente nos brindan ayuda en los eventos importantes de nuestras vidas.
Están con nosotros en momentos de nuestro sufrimiento y tribulación, porque todos sabemos que nadie puede escapar a períodos de dolor en la Tierra, tanto físico como espiritual.
Y esos sufrimientos son más fáciles de soportar si tenemos un amigo amable que pueda ayudarnos y consolarnos en nuestros problemas.
¿Y cómo establecer una relación con tu Ángel de la Guarda?
Acostúmbrate a saludarlo diariamente, cada mañana al levantarte dile Buenos Días.
Y también a los Ángeles de la Guarda de las personas que te interesan más.
Y al saludar a alguna persona con la que te encuentras, hazte el hábito de saludar también a su Ángel Guardián, porque te ayudará en la relación con esa persona.
Háblale preferentemente en voz alta porque los ángeles no pueden leer tus pensamientos dentro de tu mente, aunque podrían deducirlos, así que también pueden descifrar tus pensamientos bastante bien, pero no tan bien como si tu se los dices en voz alta.
Por eso cuéntale tus pensamientos, sentimientos e historias a tu Ángel. Dile lo que te gustaría que sucediera en tu vida.
Al igual que nuestra relación con Jesús, o con cualquiera, no te puedes acercar a él si no le hablas.
Los Ángeles conocen las cosas mucho mejor que nosotros.
Por eso, también les podemos pedir consejos, especialmente cuando pasemos por alguna dificultad o peligro.
San Juan XXIII, por ejemplo, cuando tenía que resolver algún problema difícil durante su trabajo en la nunciatura de París, apostaba por la «diplomacia de los ángeles».
Mandaba a su Ángel a hablar con los ángeles de sus interlocutores, para que ellos ayudaran a solucionar cualquier problema.
¿Tienes un amigo o familiar que ha dejado la fe? Pídele a tu ángel de la guarda que interceda por él.
Porque nuestros ángeles de la guarda pueden comunicarse entre sí, hay una red sobrenatural que comunica a todos los Ángeles.
Ora para que tu ángel guardián se comunique con el Ángel de tu ser querido para traerlo de regreso a la fe.
Y no sólo eso, envía a tu Ángel a realizar cualquier misión con otras personas.
El Padre Pío de Pietrelcina insistía mucho a sus hijos espirituales, que le enviaran a sus Ángeles de la Guarda, frente a cualquier necesidad.
El Padre Pío a menudo aconsejaba a los que vivían lejos del monasterio, «¡No te muevas si tienes algo que decirme, sino envíame a tu ángel! Él no paga ningún boleto de tren».
Y era frecuente que el santo no durmiera en la noche, por atender los pedidos de sus hijos espirituales, que le presentaban sus Ángeles.
Incluso una vez un autobús de peregrinos viajaba para ir al encuentro del Padre Pío, se vieron atrapados en una tormenta y comenzaron a rezar al Ángel de la Guarda del Padre Pío por su ayuda, y pronto la tormenta amainó.
Y cuando llegaron a San Giovanni Rotondo, antes de que pudieran decir nada, el Padre Pío, que los estaba esperando, les gritó: «Hijos míos, ustedes me despertaron anoche. Tuve que orar por ustedes».
También pídela a tu Ángel que te ayude en algo que vas a hacer, por ejemplo que te ayude para que la comida salga bien cuando cocinas, a conseguir rápidamente un taxi cuando sales o lugar en el estacionamiento.
Cuando te enfrentas a un trabajo difícil también pídele que te ayude a resolverlo, etc.
Suma a tu Ángel a cualquier cosa que debas hacer, para que salga mejor.
Y cuando estás nervioso y estresado, pídele a tu Ángel que te de paz cantando canciones celestiales.
Pídele protección si te encuentras en una situación inquietante o peligrosa
Reza a tu Ángel para que te proteja, porque él está asignado para protegerte.
Puedes enviar a tu Ángel cuando tienes alguna dificultad con una persona, para que hable con su Ángel para solucionar el problema.
Incluso si dos personas están enfrentadas puedes enviar a tu Ángel para que ayude a remediar el problema.
Si quieres recordar algo pero no tienes un teléfono o un bolígrafo a mano, dile a tu ángel, «por favor, ayúdame a recordar esto».
Y también puedes pedirle que te ayude a encontrar algún objeto perdido.
Cuando estás rezando una oración y tienes temor de quedarte dormido, o cuando te quedas por la mitad porque te surgió un imprevisto, pídele a tu Ángel que termine tus oraciones.
Y como tu Ángel ora sin cesar, pídele que ore junto a ti para mejorar el alcance de tu oración.
Rézale antes de acostarte como defensa de los malos sueños. ¿Quién mejor que el Ángel posado junto a tu cama para protegerte?
Tu Ángel no solo se queda contigo mientras estás despierto, sino que está a tu lado toda la noche mientras duermes.
Y también pídele que defienda a tus seres queridos de los malos sueños.
Vale recordar además que no sólo las personas poseen Ángeles de la Guarda, también las instituciones, las parroquias, las diócesis, las ciudades y los países.
Por ejemplo, cuando San Juan María Vianney entró en Ars, no dejó de saludar al ángel de aquella parroquia que le fue asignada, y a los ángeles de todos sus parroquianos, para que tuviera éxito en su misión.
Y San Francisco de Sales recomendó a un obispo que invocara al Ángel de su diócesis para que le ayudara en la gestión.
Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar, sobre cómo puedes relacionarte con tu Ángel de la Guarda y cómo y en qué pedir su ayuda.
¡Oh Soberana Reina de los Ángeles! Madre amorosísima que te dignaste escoger nuestra amada Patria para trono de tus misericordias, te damos rendidas gracias por los innumerables beneficios recibidos de tu intercesión poderosa y te suplicamos humildemente, que nos protejas en todos los momentos de nuestra vida, sobre todo cuando nos aflijan las tribulaciones; en esta hora ¡Oh Virgen y Madre de Dios!, socórrenos desde el cielo con amor de Madre y esplendidez de Reina. Vela por nuestra amada patria, ¡Oh Reina Soberana de los Ángeles! y sálvala por amor a Cristo, Rey y Señor. AMÉN
¡Oh, Santísima Virgen de los Ángeles!, Madre de Dios y Madre mía amantísima, ¿qué gracias te daré, Señora, por los favores y beneficios que por tu intercesión he obtenido del cielo? A ti vuelvo, pues, Reina de los Cielos y Tierra y única esperanza después de Dios del pecador, abogada poderosísima a quien nada rehúsa el Omnipotente; a ti clamo para que me alcances de Dios la nueva gracia que te pido en esta Novena (hágase aquí la petición), para mayor gloria de tu Hijo y para bien de mi alma. AMÉN.
La ayuda y misión de los ángeles custodios no termina con la muerte de su protegido: continúa hasta llevarla a la unión con Dios
El Catecismo de la Iglesia Católica, haciendo alusión a los santos ángeles, enseña en el numeral 336 que “desde su comienzo hasta la muerte, la vida humana está rodeada de su custodia y de su intercesión”.
De lo anterior se desprende que el hombre goza de la protección y guarda de su ángel custodio aun en el momento de su muerte. La compañía que dan los ángeles no es solo en esta vida terrestre, sino que su acción se prolonga en la otra vida.
Para entender la relación que une a los ángeles con los hombres al momento de su tránsito a la otra vida es necesario entender que los ángeles han sido “enviados para todos aquellos que han de heredar la salvación” (cfr. Hb- 1,14).
San Basilio Magno enseña que “nadie podrá negar que cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducir su vida» (cfr. Cat. 336).
Es decir, los ángeles custodios tienen como principal misión la salvación del hombre, que el hombre entre a la vida de unión con Dios y en esta misión se encuentra la asistencia que dan a las almas en el momento de presentarse ante Dios.
Los Padres de la Iglesia ponen de presente esta especial misión al decir que los Custodios Angélicos asisten al alma en el momento de la muerte, y la protegen de los ataques últimos de los demonios.
San Luis Gonzaga (1568-1591) enseña que en el momento en que el alma abandona el cuerpo, ésta es acompañada y consolada por su Ángel custodio para que se presente con confianza ante el Tribunal de Dios.
El ángel, de acuerdo con este santo, presenta los méritos de Cristo para que en ellos se apoye el alma en el momento de su juicio particular y, una vez pronunciada la sentencia por el Divino Juez, si el alma es enviada al purgatorio, ésta recibe la visita frecuente de su Custodio quien la conforta y consuela llevándole las oraciones que se presentan por ella, y asegurándole una futura liberación.
De esta manera se comprende que la ayuda y misión de los ángeles custodios no termina con la muerte de quien fuera su protegido. Esta misión continúa hasta llevar el alma a la unión con Dios.
Sin embargo, es necesario tener en cuenta que después de la muerte nos espera un juicio particular en el que el alma ante Dios puede elegir entre abrirse al amor de Dios o rechazar definitivamente su amor y su perdón, renunciando así para siempre a la comunión gozosa con él (cfr. Juan Pablo II, Audiencia General del 4 de Agosto de 1999).
Si el alma decide entrar en la comunión con Dios el alma se une a su ángel para alabar por toda la eternidad a Dios Uno y Trino.
Sin embargo, puede ocurrir que el alma se encuentra “en la condición de apertura a Dios, pero de un modo imperfecto, el camino hacia la bienaventuranza plena requiere una purificación, que la fe de la Iglesia ilustra mediante la doctrina del «purgatorio»” (Juan Pablo II, Audiencia General del 4 de Agosto de 1999).
En este evento el ángel al ser santo y puro, al vivir en la presencia de Dios, no necesita y tampoco puede participar de esa purificación del alma de su protegido.
Lo que sí hace el ángel guardián es interceder por su protegido delante del trono de Dios y buscar ayuda entre los hombres en la tierra para así llevar las oraciones a su protegido y, de esta manera, salir del purgatorio.
Aquellas almas que deciden rechazar definitivamente el amor y el perdón de Dios, renunciando así para siempre a la comunión gozosa con él (Juan Pablo II, Audiencia General, 21 de Julio de 1999), renuncian y también rechazan el gozar la amistad con su ángel custodio. En este terrible evento el ángel alaba la justicia y la santidad divinas.
En cualquiera de los tres posibles escenarios (cielo, purgatorio o infierno) el santo ángel siempre gozará con el juicio de Dios, pues el ángel se une de manera perfecta y total a la voluntad divina.
En estos días, recordemos que nos podemos unir a los ángeles de nuestros seres queridos que han fallecido para que ellos lleven ante Dios nuestras oraciones y plegarias y se manifieste la misericordia de Dios.
SÚPLICA A MI ÁNGEL CUSTODIO Ángel bueno, a quien Dios me ha confiado, amigo de mi primera y última hora, amigo de todos los momentos, yo me pongo bajo tu segura protección. Tú, que me recibiste al nacer Tú, que cantaste en mi bautismo, Tú, que dirigiste mis primeros pasos,no permitas que me aparte del buen camino. Mi compañero fiel, mi Custodio permanente, mi guía seguro y constante, haz que sea dócil a tus sabios consejos. Tú, que bendices mis trabajos, Tú, que proteges mi descanso, Tú, que enjugas mis lágrimas, haz que viva agradecido a la Divina Providencia. Tú, que disipas mis temores, Tú, que me das fuerzas en las tentaciones, Tú que luchas a mi lado y me ayudas a vencer, dame ánimo contra los enemigos de mi alma. Tú, que estás siempre a mi lado, Tú, que me acompañas en mi soledad, Tú, que escribes el diario de mi vida, ayúdame a obrar siempre con recta intención. Tú, que velas por la salud de mi alma y de mi cuerpo, Tú, que presentas a Dios mis oraciones, Tú, que me quieres conducir a Dios, haz que yo sea siempre fiel a la divina gracia. Tú, que has llorado mis pecados, Tú, que te has alegrado de mi vuelta, Tú, que a pesar de mis pecados y defectos, me sigues amando infunde en mi alma un profundo dolor de mis infidelidades y pecados. Tú, que me asistirás en mi agonía, Tú, que me introducirás en la eternidad, Tú, que me defenderás en el tribunal de Dios. lleva mi alma al cielo, para que contemple contigo, junto a Jesús y María, la gloria de Dios por toda la eternidad. Amén.
El 29 de septiembre la Iglesia Católica celebra la fiesta de los Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. Por ello, aquí ocho datos de estos grandes santos y su especial misión en la historia y el mundo.
1. Son los más cercanos a los humanos
Desde Pseudo-Dionisio Areopagita, Padre de la Iglesia del siglo VI, se suele enumerar tres jerarquías de ángeles. En la primera están los Serafines, Querubines y Tronos. Les siguen las Dominaciones, Virtudes y Potestades. Mientras que en la tercera jerarquía se encuentran los Principados, Arcángeles y Ángeles. Estos últimos son los que están más cercanos a las necesidades de los seres humanos.
2. Los arcángeles son también santos
La palabra “santo” (del griego ‘hagios’) significa “el que es sagrado”. No significa “ser humano santo”, sino que puede aplicarse a los santos que no son humanos.
Los arcángeles eligieron estar del lado de Dios y rechazaron al diablo, por lo tanto, son ángeles santos.
3. Son mensajeros de anuncios importantes
La palabra Arcángel proviene de las palabras griegas “Arc” que significa “principal” y “ángel” que es “mensajero de Dios”. Al respecto, señala San Gregorio Magno:
“Hay que saber que el nombre de ‘ángel’ designa la función, no el ser del que lo lleva. En efecto, aquellos santos espíritus de la patria celestial son siempre espíritus, pero no siempre pueden ser llamados ángeles, ya que solamente lo son cuando ejercen su oficio de mensajeros. Los que transmiten mensajes de menor importancia se llaman ángeles, los que anuncian cosas de gran trascendencia se llaman arcángeles”.
4. Hay 7 Arcángeles según la Biblia
En el libro de Tobías (12,15) San Rafael se presenta como “uno de los siete ángeles que están delante de la gloria del Señor y tienen acceso a su presencia”. Mientras que en el Apocalipsis (8,2) San Juan describe: “vi a los siete Ángeles que estaban delante de Dios, y ellos recibieron siete trompetas”. Por estas dos citas bíblicas se afirma que son 7 Arcángeles.
5. Solo conocemos tres nombres
La Biblia solo da el nombre de tres Arcángeles: Miguel, Rafael y Gabriel. Los otros nombres (Uriel, Barachiel o Baraquiel, Jehudiel, Saeltiel) aparecen en libros apócrifos de Enoc, el cuarto libro de Esdras y en literatura rabínica.
Sin embargo, la Iglesia solamente reconoce los tres nombres que se encuentran en las Sagradas Escrituras. Los demás pueden servir como referencia, pero no son doctrina.
6. Gabriel significa “fortaleza de Dios”
En el Antiguo Testamento, San Gabriel Arcángel aparece en el libro sagrado de Daniel explicándole al profeta una visión del carnero y el chivo (Dn. 8:16), así como instruyéndolo en las cosas futuras (Dn. 9,21-27). En los Evangelios, San Lucas (1,11-20) lo menciona anunciando a Zacarías el nacimiento de San Juan Bautista y a María (Lc. 1,26-38) que concebiría y daría a luz a Jesús.
San Gabriel Arcángel es conocido como el “ángel mensajero”, se le representa con una vara de perfumada azucena y es patrono de las comunicaciones y de los comunicadores porque trajo al mundo la más bella noticia con la Anunciación.
7. Rafael en hebreo es “Dios sana”
El único libro sagrado que menciona a San Rafael Arcángel es el de Tobías y figura en varios capítulos. Allí se lee que Dios envía a este arcángel para que acompañe a Tobías en un viaje, en el que se casó con Sara, una mujer cuyos maridos fueron asesinados por el demonio Asmodeo.
De igual manera, San Rafael le indicó a Tobías cómo devolverle la vista a su padre. Por esta razón es invocado para alejar enfermedades y terminar felizmente los viajes.
8. Miguel significa “¿Quién como Dios?”
El nombre del Arcángel Miguel viene del hebreo “Mija-El” que significa “¿Quién como Dios?” y que, según la tradición, fue el grito de guerra en defensa de los derechos de Dios cuando Lucifer se opuso a los planes salvíficos y de amor del Creador.
San Miguel es mencionado por su nombre en tres libros de la Escritura: en el libro de Daniel se le describe como ‘uno de los principales príncipes’ en la jerarquía celestial.
En Judas se dice que San Miguel había peleado con el diablo por el cuerpo de Moisés; y en Apocalipsis, San Miguel y sus ángeles son representados luchando contra el diablo y arrojándolos del cielo.
La Iglesia Católica ha tenido siempre una gran devoción al Arcángel San Miguel, especialmente para pedirle que nos libre de los ataques del demonio y de los espíritus infernales.
Se le suele representar con el traje de guerrero o soldado centurión poniendo su talón sobre la cabeza del enemigo.
Oración de alabanza a Dios por sus santos ángeles
Padre Celestial, creador de cielo y tierra, te alabo y te doy gracias porque, además de crear el mundo visible, has creado los cielos y los innumerables espíritus. Los creaste con todo esplendor, dotados de poder y de entendimiento, y dándoles en abundancia las riquezas de tu gracia. Te alabo y te doy gracias por haber derramado estas bendiciones sobre los ángeles buenos, en especial sobre mi Ángel de la Guarda, y por haberles premiado con la gloria eterna cuando pasaron el tiempo de prueba. Ahora rodean tu trono para siempre jubilosos: Santo, santo, santo, ¡ Señor Dios de los ejércitos! El cielo y la tierra están llenos de tu gloria. ¡Hosanna en las alturas!
¿QUÉ ES LA CUARESMA DE SAN MIGUEL ARCANGEL?
Aquí hablaremos sobre la devoción que tenía San Francisco de Asís por el Arcángel Miguel, su peregrinación al lugar de culto más famoso del arcángel y la Cuaresma de San Miguel Arcángel en la que recibió los estigmas de la Pasión de Cristo.
Entre la fiesta de la Asunción de la Virgen María, el 15 de agosto, y la fiesta de los Arcángeles, el 29 de septiembre, San Francisco de Asís hacía una penitencia de ayuno y oración de 40 días, para prepararse para la fiesta de San Miguel Arcángel.
Se la conoce como la Cuaresma de San Miguel Arcángel y es bastante popular entre los católicos incluso hoy día, aunque no es muy promocionada.
Era una de las tres cuaresmas anuales que realizaba San Francisco y que hacía en el Monte Alverna.
Su devoción al Arcángel se debía a la autoridad y el auxilio que San Miguel ejercía para salvar las almas en el último instante de vida y el poder de ir a retirarlas del purgatorio.
Esa devoción fue la que llevó al santo de Asís a acudir primero como peregrino a pie al Monte Monte Sant’Angelo, en 1216, que es la cueva en el Monte Gargano, donde el arcángel se había aparecido 4 veces.
Según testimonios sobre esa peregrinación, Francisco, siendo muy humilde, no quiso entrar en la cueva porque se sentía indigno y se detuvo a orar cerca de la entrada.
Pero antes de salir, quiso grabar la señal de su paso en la pared, y no quiso escribir su nombre, sino el signo de la Tau, la cruz franciscana.
Siglos después el Padre Pío también hizo esa peregrinación y tampoco quiso entrar a la cueva, siguiendo a su padre espiritual.
En esa peregrinación San Francisco quería recordar que la cueva es el único lugar de culto no consagrado por manos humanas, y por eso a lo largo de los siglos ha recibido el título de «basílica celestial».
Brevemente te cuento este fenómeno extraordinario antes de seguir con la cuaresma de San Miguel realizada por San Francisco.
Los testimonios cuentan que el obispo de Siponto fue en procesión con el pueblo y el clero al lugar sagrado el 8 de mayo del año 940; ya el arcángel se había aparecido 3 veces en el siglo V.
Durante la procesión sucedió que unas águilas protegieron a los obispos de los rayos del sol con sus alas extendidas.
Y cuando llegaron a la cueva encontraron que allí ya se había levantado un primitivo altar, cubierto con un mantel rojo y rematado por una cruz, y además encontraron las huellas de San Miguel en la roca.
Y con inmensa alegría el santo obispo ofreció la primera misa allí.
Ahora, unos años después de la peregrinación al Monte Sant’ Angelo, San Francisco hizo la Cuaresma más importante de su vida en homenaje al Arcángel Miguel, entre el 15 de agosto y el 29 de septiembre del año 1224.
Y fue la más importante porque allí recibió los estigmas de la pasión de Cristo.
Sucedió en el Monte Alverna.
El Monte Alverna había sido donado al santo en el 1213 por el noble Orlando Catani, conde de Chiusi.
Quien, sorprendido en su primer encuentro fortuito por las palabras del santo, decidió ofrecerle una de sus muchas posesiones, eligiendo un lugar que consideraba muy adecuado a las necesidades espirituales del fraile y de su comunidad.
Le dijo,
«Tengo una montaña muy espiritual en la Toscana que se llama Monte Alverna, que es muy solitaria y se adapta bien a los que quieren hacer penitencia. Con mucho gusto te la daría a ti y a tus compañeros por la salud de mi alma».
Y después de haber enviado a algunos hermanos que opinaron positivamente sobre las características de la localidad, Francisco aceptó agradecido el generoso regalo del conde.
Y el 15 de agosto de 1224 Francisco subió al Monte Alverna con la intención de cumplir allí la cuaresma en honor del Arcángel Miguel.
Llevó consigo a los frailes Masseo, Angelo y Leone y, habiendo identificado un lugar adecuado para su retiro, lo aisló hasta el punto de que solo se podía llegar caminando sobre un bosque mediante una especie de pasarela, donde al final se había preparado una pequeña celda rudimentaria.
Ordenó a sus compañeros que no lo molestaran por ningún motivo, permitiendo sólo a Fray León que se acercara a él una vez durante el día para traerle algo de pan y un poco de agua, y otra vez durante la noche para anunciar el momento de la oración de la mañana.
Francisco no quería distraerse del recogimiento, la meditación y la oración, y además era consciente de que a menudo caía en éxtasis y deseaba no ser observado en esos momentos extraordinarios.
La cuaresma transcurrió normalmente hasta que en el día de la Exaltación de la Santa Cruz, que cae el 14 de septiembre, Francisco se dirigió a Jesucristo inflamado de amor.
Y le dijo,
«Oh mi Señor Jesucristo, te suplico dos gracias antes de morir: la primera, que sienta en mi alma y en mi cuerpo, tanto como sea posible, ese dolor que tú tuviste en la hora de tu amarga pasión.
Y la segunda es que sienta en mi corazón, en la medida de lo posible, ese amor desmedido con que Tú estuviste dispuesto a sufrir tanta pasión por nosotros pecadores».
Y un tiempo después el Señor se le apareció una noche volando con forma de serafín.
Y según los testimonios de los presentes en los alrededores del Monte Alverna, la montaña ardió durante más de una hora, iluminando las colinas y los valles circundantes con una luz muy intensa.
Tanto que unos arrieros que se dirigían a la Romaña se despertaron, creyendo que el amanecer había llegado antes de tiempo.
Y en esos minutos Francisco experimentó una serie de sensaciones todas juntas: asombro, alegría, compasión, dolor, miedo.
Comprendió que algo excepcional estaba a punto de suceder en su vida.
Y cuando la criatura celestial se hubo desvanecido, descubrió en su cuerpo los signos de la pasión de Cristo.
En el costado derecho se había abierto una herida que parecía de un golpe de lanza, mientras que en las manos y los pies se habían abierto los agujeros causados por los clavos con los que clavaron al Señor en la madera de la cruz.
Y oyó de Cristo,
«¿Sabes?, te he dado los estigmas que son los signos de Mi pasión, para que seas Mi abanderado».
A partir de ese día, el poverello de Asís, apareció cada vez más minado por los problemas de salud y las privaciones.
No podía caminar más que por un brevísimo tiempo y era continuamente devorado por los dolores causados por las cinco heridas, las cuales perdían sangre constantemente y le impedían realizar las actividades más comunes de la vida diaria.
Para no mostrarlas ni en público ni a sus hermanos, las trataba de ocultar con vendajes, llevando las mangas de la túnica estiradas hasta los dedos de las manos y calzando medias que normalmente no había usado.
Pero mostraba una felicidad y una pasión con Cristo incomparables.
Francisco es para la Iglesia el primer estigmatizado de la historia, después vendrían muchos más, entre ellos el Padre Pío, otro franciscano.
No se sabe exactamente en qué fecha ocurrió el extraordinario fenómeno sobrenatural de los estigmas a San Francisco, sin embargo, en el calendario litúrgico católico se eligió el 17 de septiembre, para celebrar el recuerdo de los estigmas que recibió San Francisco en el Monte Alverna, durante la Cuaresma de San Miguel Arcángel.
Hoy algunos católicos guardan esta Cuaresma que va entre el 15 de agosto y el 19 de septiembre, tanto en honor al Arcángel Miguel como en recuerdo de los estigmas que recibió San Francisco de Asís.
Hacen un altar en su casa con una imagen de San Miguel Arcángel y de San Francisco de Asís, encienden un cirio como signo de la presencia del Resucitado y hacen penitencia con algún tipo de ayuno, que puede ser pasar los 40 días a pan y agua, o saltarse alguna comida o privarse de algo que le gusta especialmente.
Y oran la oración a San MIguel Arcángel creada por León XIII y las letanías de San Miguel.
Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre el retiro más importante en la vida de San Francisco de Asís durante la cuaresma de San Miguel Arcángel que va del 15 de agosto al 29 de septiembre, porque allí recibió los estigmas de la pasión de Cristo.
ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCÁNGEL
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla.
Se nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás malignos espíritus que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas, Amén.
LETANIAS DE SAN MIGUEL
Señor, ten piedad de nosotros.
Jesucristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Jesucristo, óyenos
Jesucristo, atiéndenos.
Padre Celestial, que eres Dios, ten piedad de nosotros.
Hijo Redentor del mundo, que eres Dios, ten piedad de nosotros.
Espíritu Santo, que eres Dios, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
Santa María, Reina de los Angeles, ruega por nosotros.
San Miguel, ruega por nosotros.
San Miguel, lleno de gracia de Dios….
San Miguel, perfecto adorador del Verbo Divino….
San Miguel, coronado de honra y de gloria….
San Miguel, poderoso Príncipe de los Ejércitos Celestiales.
San Miguel, porta estandarte de la Santísima Trinidad.
San Miguel, guardián del Paraíso.
San Miguel, guía y consolador del pueblo Israelita.
San Miguel, esplendor y fuerza de la Iglesia militante.
San Miguel, honra ya alegría de la Iglesia Triunfante.
San Miguel, Luz de los Angeles.
San Miguel, baluarte de la verdadera Fe.
San Miguel, fuerza de aquellos que combaten por el estandarte de la cruz.
San Miguel, luz y confianza de las almas en el último momento de vida.
San Miguel, socorro cierto.
San Miguel, nuestro auxilio en todas las adversidades.
San Miguel, mensajero de la sentencia eterna.
San Miguel, consolador de las almas del purgatorio, Vos a quien el Señor encomendó recibir las almas después de la muerte.
San Miguel, nuestro Príncipe.
San Miguel, nuestro abogado.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, óyenos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Jesucristo, óyenos.
Jesucristo, atiéndenos.
Ruega por nosotros glorioso San Miguel, príncipe de la Iglesia de Jesucristo.
Para que seamos dignos de sus promesas.
Amén.
OREMOS:
Señor Jesucristo,
santifícanos con una bendición siempre nueva y concédenos, por intercesión de San Miguel, la sabiduría que nos enseñe a juntar riquezas en el cielo y a cambiar los bienes de nuestro tiempo presente por los bienes eternos.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONSAGRACION A SAN MIGUEL
Príncipe nobilísimo de los ángeles, valeroso guerrero del Altísimo, celoso defensor de la Gloria del Señor, terror de los espíritus rebeldes, amor y delicia de todos los ángeles justos, mi querido San Miguel Arcángel, deseando hacer parte del número de tus devotos y siervos, a ti hoy me consagro, me doy y me ofrezco, y me pongo junto con mi familia y todo lo que me pertenece, debajo de tu poderosa protección.
Es pequeña la ofrenda de mi servicio, siendo yo un pobre pecador, pero tu engrandecerás el afecto de mi corazón; recuerda que de hoy en adelante estoy debajo de tu sustento y debes asistirme en toda mi vida y obtenerme el perdón de mis muchos y graves pecados, la gracia de amar a Dios con todo mi corazón, a mi querido Salvador Jesucristo y a mi madre María Santísima, Concédeme aquellos auxilios que me son necesarios para obtener la corona de la eterna gloria. Defiéndeme de los enemigos del alma, especialmente en la hora de la muerte.
Ven, Príncipe Glorioso, asísteme en la última lucha y con tu arma poderosa lanza lejos, precipitando en los abismos del infierno, aquel ángel quebrador de promesas y soberbio que un día postraste en el combate en el cielo.
San Miguel Arcángel, defiéndenos en el combate, para que no perezcamos en el supremo juicio. Amén.
En el año 1010 San Bernardo hizo un sermón muy célebre acerca del Ángel de la Guardia, comentando estas tres frases:
RESPETEMOS SU PRESENCIA (portándonos como es debido).
AGRADEZCAMOS SUS FAVORES (que son muchos más de los que podemos imaginar)
CONFIEMOS EN SU AYUDA ( que es muy poderosa porque es superior en poder a los demonios que nos atacan y a nuestras pasiones que nos traicionan)
SAN JUAN BOSCO Y LOS ALBAÑILES
San Juan Bosco contó la historia de dos obreros que lo escucharon decir que los ángeles guardianes siempre acuden en nuestro auxilio si son invocados.
Como estos eran albañiles solían subir a grandes alturas para hacer su trabajo, un día el andamio de madera se partió y cayeron ambos desde gran altura.
Uno de ellos en el momento se acordó del consejo y rápidamente invocó a su ángel. Giró varias veces en el aire y cuando se despertó, luego de un momento recobro sus sentidos y se levantó como si nada le hubiera ocurrido ante el asombro de la gente que acudió a ayudarlos.
El otro tuvo muchas heridas y dolores. Al preguntarle cómo si ambos habían caído desde la misma altura, tuvieron resultados tan distintos, este respondió: Invoqué a mi Ángel y enseguida sentí que mi cuerpo era transportado encima de una especie de sábanas y con mucha delicadeza fui apoyado en el suelo, sin recibir ningún rasguño.
Los ángeles son siervos amados por Dios, son seres inmortales.
Por: Maleni Grider | Fuente: www.somosrc.mx
Los ángeles existen, son reales. Los ángeles están vivos y andan por todas partes. Estos seres extraordinarios nos protegen y ayudan, sin embargo, tienen una misión mucho más grande. Aunque Dios los pone a auxiliarnos, su principal felicidad es alabar y adorar a Dios en el cielo. Los ángeles son seres creados. Dios los creó antes de la fundación del mundo y de la creación del hombre. Los hizo con voluntad propia, tal como a los seres humanos más tarde. Ellos pueden elegir. No tienen cuerpo físico, sino espiritual, sin embargo, pueden materializarse en cuerpos humanos. El mundo angelical está organizado en rangos: serafines, querubines, tronos, dominaciones, virtudes, potestades, principados, arcángeles, y ángeles, según registros en la Biblia.
Cada uno de ellos tiene una “personalidad diferente”, no son todos iguales. Como seres creados, los ángeles fueron hechos únicos. Dios les asigna variadas misiones en la tierra, pero la misión general en la tierra es ayudarnos a alcanzar la salvación con su influencia, para que no caigamos en las garras del diablo ni le entreguemos nuestra alma al reino del mal hasta perdernos. También pueden salvarnos de accidentes, desastres, o de la muerte.
Los ángeles no son robots, no son seres programados. A los ángeles les fue dada la facultad de obedecer y adorar a Dios, o de no obedecerlo. Por eso, Lucifer, un ángel de luz (querubín) hermoso y poderoso a quien Dios le había dado un alto rango, un día decidió rebelarse contra su Creador. No sólo se rebeló y lo traicionó, sino que convenció a otros ángeles a hacer lo mismo. Lucifer junto con otros muchos ángeles fueron expulsados del cielo. Cayeron de la gracia de Dios y fueron condenados a las tinieblas. Su futuro será ser lanzados eternamente al lago de fuego, al infierno.
La motivación de Lucifer fue la soberbia y la envidia. Su ambición no fue parecerse a Dios en amor, sino en poder. Quiso hacerse igual a su Creador y no someterse a su poderío. Lucifer pensó que Dios no era un ser justo y que, al castigarlo, no fue tampoco proporcional. Su resentimiento se convirtió en odio, su sed de poder se convirtió en sed de destrucción, su desprecio por todo lo creado por Dios se convirtió en un deseo de matar y oponerse a todo plan de Dios.
Nunca Lucifer y sus ángeles caídos se han arrepentido, ni lo harán, no pueden hacerlo. En llevar a los seres humanos a condenarse tienen su deleite. ¿Por qué están obsesionados con los seres humanos? Porque saben que no pueden nunca vencer a Dios, quien es todopoderoso. Lucifer es un ser creado, al igual que sus ángeles caídos (demonios), de poder grande pero limitado. Por eso, él decidió atacar y destruir a los seres más amados por Dios, sus criaturas: los seres humanos creados a su imagen y semejanza.
Los ángeles buenos de Dios están cerca de nosotros, no pueden leer nuestra mente, ni ver nuestro interior (eso sólo puede hacerlo Dios), pero han estado siempre observándonos, nos conocen muy bien, saben nuestra historia, nuestros mejores y peores momentos, las luchas que tenemos. Por eso, saben cómo confortarnos, cómo ayudarnos, y a veces susurran en nuestros oídos algunos consejos o algunas advertencias. También pueden animarnos o rescatarnos.
Los ángeles llevaron mensajes a los profetas de Dios, anunciaron a María la llegada del Mesías, confortaron a Jesús en su agonía en Getsemaní, estuvieron presentes en la tumba cuando Cristo resucitó, abrieron las puertas de la cárcel al apóstol Pedro, y estarán presentes en el desenlace final de la humanidad, como se lee en el Apocalipsis. Ellos tienen tanto poder que pueden destruir ciudades en un momento, provocar devastaciones si Dios se los ordena, y sus ejércitos se cuentan por millones.
Podemos pedir a Dios que nos conceda la guardia de sus ángeles para nuestra familia, nuestra casa, nuestros viajes, nuestro camino. También podemos volvernos sensibles a su tierna presencia, sabiendo que ellos están siempre alrededor, mirando, y podemos dejarnos llevar por su consejo a través de la intuición. Ellos están siempre listos para ayudarnos, rodearnos, e incluso librarnos de la muerte. Los ángeles son siervos amados por Dios, son seres inmortales. Uno o varios de ellos pueden vigilar sobre nosotros toda una vida.
Recordad esto: si el demonio hace ruido, es señal de que todavía está afuera y no dentro. Lo que debe aterrorizarnos es su paz y su sintonía con el alma humana. Creedme, ya que os hablo como hermano y con la autoridad de sacerdote y en calidad de vuestro director: desechad estos vanos temores; alejad estas sombras que el demonio va poniendo en vuestras almas para atormentarlas y para alejarlas, si fuera posible, también de la comunión diaria. Sé que el Señor permite al demonio estos asaltos para que la misericordia divina os haga más gratas a Él; y quiere que vosotras os asemejéis a Él en las angustias que padeció en el desierto, en el huerto y en la cruz; pero os debéis defender, alejándolo y despreciando sus malignas insinuaciones. Santo Padre Pío
San Pío de Pietrelcina, el sacerdote de los estigmas, tenía una relación muy cercana con su ángel de la guarda. Conoce 5 hechos que, según la tradición, tal vez no sabías del Padre Pío y su ángel guardián.
1. Creía que todos podían verlo
La Obra de los Santos Ángeles –asociación católica que propaga esta devoción y cuyos estatutos han sido aprobados por la Santa Sede– indica que desde pequeño, el P. Pío comenzó a tener visiones de su ángel guardián, Jesús y María. Su madre llegó a decir que él pensaba que todo el mundo podía verlo.
2. Juntos contra el demonio
En ocasiones, el demonio manchaba con borrones las cartas que le llegaban de su confesor y siguiendo el consejo de su ángel custodio, el santo rociaba con agua bendita las misivas antes de abrirlas y así podía leerlas.
“El compañero de mi infancia intenta suavizar los dolores que me causan aquellos impuros apóstatas acunando mi espíritu como signo de esperanza” (Carta. I,321), destacaba el santo sacerdote.
No obstante, cierta vez el Padre Pío estaba siendo golpeado por el diablo y llamó varias veces en voz alta a su ángel de la guarda, pero fue inútil. Más adelante, cuando el ángel se apareció a consolarlo, el Padre Pío enojado le preguntó por qué no había acudido en su ayuda.
El ángel le contestó: “Jesús permite estos asaltos del diablo porque su compasión te hace agradable a Él y Él quisiera que te le asemejaras en el desierto, en el jardín y en la cruz” (Carta I, 113).
3. Traducía las cartas
Si recibía alguna carta escrita en francés, el ángel custodio fungía de traductor. Una vez el Padre Pío escribió: “si la misión de nuestro Ángel Custodio es importante, la del mío es ciertamente más amplia, porque debe hacer también de maestro en la traducción de otras lenguas” (Carta I, 304).
4. Lo despertaba y rezaba con él
El santo fraile capuchino escribió: “Por la noche, al cerrárseme los ojos, veo bajarse el velo y abrirse delante el paraíso; y, confortado con esta visión, duermo con una sonrisa de dulce felicidad en los labios y con una gran tranquilidad en la frente, en espera de que mi pequeño compañero de mi infancia venga a despertarme y, de esta forma, elevar juntos las laudes matutinas al amado de nuestros corazones” (Carta I, 308).
5. Hablaba con otros ángeles de la guarda
“Si me necesitas –solía decir el santo a sus hijos espirituales–, mándame tu ángel custodio”.
Cierto día el fraile capuchino Alessio Parente se acercó al Padre Pío con algunas cartas en la mano para hacerle unas consultas, pero este no pudo atenderlo.
Más adelante, el sacerdote de los estigmas lo llamó y le dijo: “¿No has visto todos aquellos ángeles que estuvieron aquí alrededor de mí? Fueron los Ángeles de la Guarda de mis hijos espirituales que vinieron a traerme sus mensajes. Tuve que darles las respuestas rápidamente”.
El Padre Pío de Pietrelcina siempre reconoció y agradeció la función de “mensajero” del Ángel de la guarda y por ello recomendaba su devoción.
No te olvides de este compañero invisible, siempre presente, siempre dispuesto a escucharnos y listo para consolarnos
El Padre Pío experimentó en su vida encuentros con ángeles y llegó a conocerlos bien. Y también recibió locuciones interiores que tuvo que discernir de quien venían y como tenía que actuar respecto a ellas.
En una carta que escribió el 15 de julio de 1913 a Anita, le da, y nos da, una serie de invalorables consejos sobre cómo actuar con respecto al ángel de la guarda, a las locuciones y a la oración.
Querida hija de Jesús:
Que tu corazón siempre sea el templo de la Santísima Trinidad, que Jesús aumente en tu alma el ardor de su amor y que él siempre te sonría como a todas las almas que él ama. Que María Santísima te sonría durante todos los acontecimientos de tu vida, y abundantemente sustituya a la madre terrenal que te falta.
Que tu buen ángel de la guarda vele siempre sobre ti, que pueda ser tu guía en el camino escabroso de la vida. Que siempre te mantenga en la gracia de Jesús y te sostenga con sus manos para que no puedas tropezar en una piedra. Que te proteja bajo sus alas de todas las trampas del mundo, del demonio y la carne.
Tienes gran devoción, Anita, a este ángel bueno; ¡Qué consolador es saber que cerca de nosotros hay un espíritu que, desde la cuna hasta la tumba, no nos deja ni por un instante, ni siquiera cuando nos atrevemos a pecar! Y este espíritu celestial nos guía y protege como un amigo, un hermano.
Pero es muy consolador saber que éste ángel ora sin cesar por nosotros, ofrece a Dios todas nuestras buenas acciones, nuestros pensamientos, nuestros deseos, si son puros.
Por el amor de Dios, no te olvides de este compañero invisible, siempre presente, siempre dispuesto a escucharnos y listo para consolarnos. ¡Oh deliciosa intimidad!, ¡Oh deliciosa compañía! ¡Si tan sólo pudiéramos comprenderlo!
Mantenlo siempre presente en el ojo de tu mente. A menudo recuerda la presencia de este ángel, dale las gracias, órale a él, siempre mantén la buena compañía. Ábrete tu misma a él y confíale tu sufrimiento a él. Ten un miedo constante de ofender la pureza de su mirada.
Sabe esto y mantenlo bien impreso en tu mente. Él es muy delicado, muy sensible. Dirígete a él en momentos de suprema angustia y experimentarás su ayuda benéfica.
Nunca digas que estás sola en la batalla contra tus enemigos. Nunca digas que no tienes a nadie a quien puedas abrirte y confiar. Harías para este mensajero celestial una grave equivocación.
Por lo que respecta a las locuciones interiores, no te preocupes, pero ten calma. Lo que se debe evitar es que tu corazón se una a estas locuciones. No les des demasiada importancia a ellas, demuestra que eres indiferente. Ni desprecies tu amor, ni el tiempo para esas cosas. Siempre da respuesta a estas voces:
“Jesús, si eres tú el que está hablándome, déjame ver los hechos y las consecuencias de tus palabras, es decir, la virtud santa en mí”.
Humíllate delante del Señor y confía en él, gasta tus energías por la gracia divina, en la práctica de las virtudes, y luego deja que la gracia obre en ti como Dios quiera. Es la virtud la que santifica el alma y no los fenómenos sobrenaturales.
Y no te confundas a ti misma tratando de entender qué locuciones vienen de Dios. Si Dios es su autor, uno de los signos principales es que en cuanto escuchas esas voces, llenan tu alma con miedo y confusión, pero después, te dejan una paz divina.
Por el contrario, cuando el autor de las locuciones interiores es el diablo, comienzan con una falsa seguridad, seguido de agitación y un malestar indescriptible.
No dudo en absoluto de que Dios es el autor de las locuciones, pero hay que ser muy cauteloso porque muchas veces, el enemigo mezcla una gran cantidad de su propio trabajo a través de ellas.
Pero esto no te debe asustar, este es el juicio al que fueron sometidos incluso los más grandes santos y las almas más ilustradas, y que fueron aceptables al Señor.
Debes sencillamente tener cuidado de no creer en estas locuciones con demasiada facilidad, sobre todo cuando ellas se relacionen con cómo debes comportarte y lo que debes hacer. Debes recibirlas y enviarlas a juicio de quien te dirige. A continuación, debes resignarte a su decisión.
Por lo tanto lo mejor es recibir las locuciones con mucha cautela e indiferencia constante. Compórtate de esta manera y todo va a aumentar tu mérito ante el Señor.
No te preocupes de tu vida espiritual; Jesús te ama mucho, y trata de corresponder a su amor, siempre avanzando en santidad delante de Dios y de los hombres.
Ora vocalmente también, que aún no ha llegado el momento de dejar estas oraciones, y con paciencia y humildad soporta las dificultades que experimentas en hacer esto.
Que estés pronta también a someterte a las distracciones y la aridez, y no debes, de ninguna manera, abandonar la oración y la meditación. Es el Señor que quiere tratarte de esta manera para tu provecho espiritual.
Perdóname si termino aquí. Sólo Dios sabe lo mucho que me cuesta escribir esta carta. Estoy muy enfermo, reza mucho para que el Señor pueda desear librarme de este cuerpo pronto.
Te bendigo junto con la excelente Francesca. Que puedas vivir y morir en los brazos de Jesús.
F. Pio
Un día San Miguel Arcángel apareció a la devota Sierva de Dios Antonia De Astónac. El arcángel le dijo a la religiosa que deseaba ser honrado mediante la recitación de nueve salutaciones. Estas nueve plegarias corresponden a los nueve coros de ángeles. La corona consiste de un Padrenuestro y tres Ave Marías en honor de cada coro angelical.
Promesas: A los que practican esta devoción en su honor, San Miguel promete grandes bendiciones: Enviar un ángel de cada coro angelical para acompañar a los devotos a la hora de la Santa Comunión. Además, a los que recitasen estas nueve salutaciones todos los días, les asegura que disfrutarán de su asistencia continua. Es decir, durante esta vida y también después de la muerte. Aun mas, serán acompañados de todos los ángeles y con todos sus seres queridos, parientes y familiares serán librados del Purgatorio.
En esta coronilla invocaremos a los nueve coros de ángeles. Después de cada invocación rezaremos 1 Padre Nuestro y 3 Avemarías. Ofreceremos esta coronilla por la Iglesia, para que sea defendida de todas las asechanzas del demonio, y por los que están más alejados de Dios.
En el Nombre del Padre...
Se comienza la Corona rezando, la siguiente invocación:
Dios mío, ven en mi auxilio.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, etc.
1. Todopoderoso y eterno Dios, por la intercesión de San Miguel Arcángel y del coro celestial de los Serafines, enciende en nuestros corazones la llama de la perfecta caridad. Amén.
1 Padre Nuestro y 3 Avemarías
2. Todopoderoso y eterno Dios, por la intercesión de San Miguel Arcángel y del coro celestial de los Querubines, dígnate darnos tu gracia para que cada día aborrezcamos más el pecado y corramos con mayor decisión por el camino de la santidad. Amén.
1 Padre Nuestro y 3 Avemarías.
3. Todopoderoso y eterno Dios, por la intercesión de San Miguel Arcángel y del coro celestial de los Tronos, derrama en nuestras almas el espíritu de la verdadera humildad. Amén.
1 Padre Nuestro y 3 Avemarías.
4. Todopoderoso y eterno Dios, por la intercesión de San Miguel Arcángel y del coro celestial de las Dominaciones, danos señorío sobre nuestros sentidos de modo que no nos dejemos dominar por las malas inclinaciones. Amén.
1 Padre Nuestro y 3 Avemarías.
5. Todopoderoso y eterno Dios, por la intercesión de San Miguel Arcángel y del coro celestial de los Principados, infunde en nuestro interior el espíritu de obediencia. Amén.
1 Padre Nuestro y 3 Avemarías.
6. Todopoderoso y eterno Dios, por la intercesión de San Miguel Arcángel y del coro celestial de las Potestades, dígnate proteger nuestras almas contra las asechanzas y tentaciones del demonio. Amén.
1 Padre Nuestro y 3 Avemarías.
7. Todopoderoso y eterno Dios, por la intercesión de San Miguel Arcángel y del coro celestial de las Virtudes, no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal. Amén.
1 Padre Nuestro y 3 Avemarías.
8. Todopoderoso y eterno Dios, por la intercesión de San Miguel Arcángel y del coro celestial de los Arcángeles, concédenos el don de la perseverancia en la fe y buenas obras de modo que podamos llegar a la gloria del cielo. Amén.
1 Padre Nuestro y 3 Avemarías.
9. Todopoderoso y eterno Dios, por la intercesión de San Miguel Arcángel y del coro celestial de los Ángeles, dígnate darnos la gracia de que nos custodien durante esta vida mortal y luego nos conduzcan al Paraíso. Amén.
1 Padre Nuestro y 3 Avemarías.
Se reza un Padre Nuestro en honor de cada uno de los siguientes ángeles:
*En honor a San Miguel ...... 1 Padre Nuestro
*En honor a San Gabriel...... 1 Padre Nuestro
*En honor a San Rafael........ 1 Padre Nuestro
*En honor a nuestro ángel de la Guarda..... 1 Padre Nuestro
Glorioso San Miguel, caudillo y príncipe de los ejércitos celestiales, fiel custodio de las almas, vencedor de los espíritus rebeldes, familiar de la casa de Dios, admirable guía después de Jesucristo, de sobrehumana excelencia y virtud, dígnate librar de todo mal a cuantos confiadamente recurrimos a ti y haz que mediante tu incomparable protección adelantemos todos los días en el santo servicio de Dios.
V. Ruega por nosotros, glorioso San Miguel, Príncipe de la Iglesia de Jesucristo.
R. Para que seamos dignos de alcanzar sus promesas.
Oremos. Todopoderoso y Eterno Dios, que por un prodigio de tu bondad y misericordia a favor de la común salvación de los hombres, escogiste por Príncipe de tu Iglesia al gloriosísimo Arcángel San Miguel, te suplicamos nos hagas dignos de ser librados por su poderosa protección de todos nuestros enemigos de modo que en la hora de la muerte ninguno de ellos logre perturbarnos, y podamos ser por él mismo introducidos en la mansión celestial para contemplar eternamente tu augusta y divina Majestad. Por los méritos de Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Al decir esta oración trazas alrededor de ti, o del lugar donde estés, una pirámide de protección que impide que cosas negativas puedan alcanzarte. Yo la digo cada vez que tengo que salir de casa, o si tengo alguna reunión importante, un examen o para sentirme tranquila y protegida.
Primero te persignas, si tienes agua bendita lo haces con ella, y a medida que la vas diciendo vas imaginando esa fuerza protectora alrededor de ti:
OMNIPOTENTE Y SEMPITERNO DIOS, SEÑOR DE ISRAEL, QUE MIGUEL ESTÉ A MI DERECHA (este es el Arcángel que combate los Demonios y al mal con su espada de luz ), GABRIEL A MI IZQUIERDA (este es el Arcángel que trae la anunciación de la prosperidad, las cosas buenas, los nacimientos de proyectos, la creación) RAFAEL DELANTE DE MI ( este es el Arcángel que abre caminos, nos lleva a buen puerto, nos sana, nos cura) DETRAS DE MI URIEL ( es el Arcángel de la sabiduría, la inteligencia) Y POR ENCIMA DE MI LA DIVINA PRESENCIA DEL SEÑOR. Amén.
Escribir un diario es otro modo de contactar con los ángeles. De hecho, llevar un diario de todo lo relacionado con tus ángeles es una práctica espiritual. Un diario así puede decirte donde has estado y también puede mostrarte hacia dónde vas.
Puede servir de canal entre tú y tu espíritu. A veces cuando la vida parece un viaje solitario por un desierto desconocido, el diario de ángeles puede ofrecerte una maravillosa compañía. Es un verdadero amigo. Este tipo de escritura te pone en contacto con tus ayudantes celestiales. Habla con tus ángeles como hablarías con un confidente en cuyo consejo confiarás.
Piensa que tu diario angélico es "El libro de mi vida" y considéralo un amigo que siempre estará allí para sanarte, elevarte y celebrar la vida contigo.
Volver a páginas que escribiste en el pasado puede ser una experiencia iluminadora. Tal vez te preguntes si la persona que escribió aquellas líneas hace algunas semanas eras realmente tú mismo.
Un diario angélico es una herramienta maravillosa para casi cualquier fin que desees darle, ya sea el de hacerte compañía, hallar un amigo que guarde tus secretos, llevar a cabo un registro de sucesos o crear un lugar donde volcar tus sentimientos, donde escribir tu vida interna.
Recuerda que los ángeles son seres comunicativos; cuando escribes teniéndolos en tu mente, ellos se acercan, y conectan contigo. Llevar un diario angélico fortalecerá tu relación con tu ángel guardián, tu mejor amigo celestial.
Es un modo de mantenerte en contacto, de la misma forma que telefonearías a tu amigo o le escribieras una carta.
El encanto de escribir a los ángeles es que se trata de un asunto estrictamente privado. Puedes pensar que esta actividad es un modo de manifestar en la realidad concreta todos los pensamientos y los sentimientos que afloran dentro de ti.
Cualquiera que sea la etapa de tu vida en la que te encuentres, te animo a comenzar un diario de ángeles.
Puedes usar cualquier cuaderno que tu decoraras con imágenes, dibujos, fotos, una tela, flores secas, poesía, en fin lo que tu creatividad te dicte. ¿Aceptas este desafío?
Copyright © 2013 Nélida Liliana Vieyra, All rights reserved.
Esta pregunta es la que más frecuentemente me realizan.
Lo primero que deben hacer es saber que los ángeles esperan que nosotros nos comuniquemos con ellos. Tenemos que estar con la mente clara y abierta al contacto. Muchas veces no ocurre la primera vez que lo intentamos, es un aprendizaje y tenemos que practicar para lograrlo.
Debemos pedirle a Dios que nos permita ese encuentro.
Propiciar el lugar limpiándolo, encendiendo inciensos, orando, colocando flores, una música suave.
Hay algo muy importante que debes saber y es que sólo si estas preparado espiritualmente podrás recibir la visita de tu ángel.
No puedes darle ordenes, ni él puede obedecerte porque sólo obedecen a Dios. Si te dan un mensaje lo harán de forma sutil, como una voz dentro de tu espíritu, una sensación en tu alma. Puedes encontrar una frase que leas o algo que aparezca al azar y que sientas que es la respuesta que estás buscando. Y lo más importante lo que te digan tus ángeles no debes compartirlo en público porque son mensajes personales, únicos para ti y tu desarrollo espiritual, salvo que el ángel te indique lo contrario.
Cuando recibas estos mensajes escríbelos en tu cuaderno angélico que luego de cierto tiempo cuando lo releas puedes encontrarle el sentido real del mensaje entregado.
Nelida Liliana Vieyra2017©Copyrigth All rigths reserved
Los ángeles existen. No los vemos con los ojos del cuerpo pero sí con los de la fe.
Por: Joan Antoni Mateo | Fuente: Instituto de Teología Espiritual de Barcelona
Los ángeles existen. No los vemos con los ojos del cuerpo pero sí con los de la fe. Las páginas de la Sagrada Escritura están llenas de referencias a estos seres espirituales que a menudo, sin tener cuerpo, se manifiestan de forma corpórea y especialmente humana. Sobre este aspecto Santo Tomás afirma que, según el testimonio de las Escrituras, los ángeles pueden tomar un cuerpo para manifestarse a los hombres. En este caso, no están unidos a este cuerpo como formas, sino como motores.
La relación de los ángeles respecto a los cuerpos está regulada por la intención pedagógica de Dios para con los hombres. Así lo explica el Angélico Doctor: “… en las Escrituras, los seres inteligibles son descritos con figuras sensibles, … tal presentación no tiene por fin probar que los seres inteligibles son sensibles; pero por medio de las figuras de los seres sensibles, las propiedades de los seres inteligibles pueden ser comprendidas por una cierta semejanza…”.
Los ángeles, suelen ser mensajeros de Dios y esta parece ser una de sus principales funciones como indica su propio nombre de “ángel”. (vid. Lit. Horarum). El Concilio IV Lateranense definió como dogma la creación de estos espíritus puros y a ellos nos referimos cuando, al proclamar el Símbolo de la Fe, mencionamos las realidades “invisibles”.
La existencia de los ángeles como personas incorpóreas incide de modo sumamente importante en toda nuestra historia de la Salvación, por esos resulta imprescindible que la tengamos en cuenta. Ciertamente hemos de pensar que, si nada tuvieran que ver con nosotros, no se nos habría revelado su existencia.
Sabemos de los ángeles por la Divina Revelación que son criaturas de Dios, superiores a nosotros en el ser gracias a su condición de espíritus puros. La epístola a los Hebreos y otros pasos de la Biblia dan por supuesta esta superioridad en muchos aspectos. Aunque esto habría de ser matizado por la realidad de la Encarnación del Hijo de Dios que se hizo hombre y no ángel.
Los ángeles son hermanos nuestros destinados a gozar de Dios en su vida eterna, habiendo sido puesta a prueba su libertad igual como la nuestra.
Algunos ángeles pecaron y se convirtieron en Demonios. Afortunadamente para nosotros el pecado primero de los hombres fue atenuado por la debilidad de una naturaleza inferior a los ángeles y no tuvo aquel carácter de irreparabilidad del pecado angélico.
El hombre, por sus propias fuerzas, no puede conocer la existencia de los ángeles, ni igualarse o parangonarse con ellos. Los ángeles pueden penetrar en las conciencias humanas y podrían arrastrarlas a un dominio sobrehumano. No es esto lo que Dios espera de ellos ni lo que ellos hacen por nosotros.
Si Dios respeta nuestro libre albedrío, mucho más los ángeles. Habiendo dispuesto Dios que se realice la Encarnación de su Hijo Eterno, ha subordinado el influjo de los ángeles sobre nuestra conciencia a un servicio respetuoso que sólo indirectamente se convierte en dominio: ellos nos dominan con Jesucristo a quien sirven, y así se alegran con Él en el cielo de la conversión de los pecadores de este mundo.
Así, toda posible forma de dominio angélico sobre los hombres ha de entenderse desde la perspectiva cristológica y en particular de la realeza que Cristo ejerce sobre los hombres y el universo entero. En la consumación de los tiempos, el Rey eterno dará orden a sus ángeles para que congreguen a sus elegidos y los separen de los réprobos.
Como afirman algunos teólogos, con todo, hay que decir que en la misteriosa relación que los ángeles establecen con nosotros por designio divino, hay una cierta subordinación debida al hecho de que el Hijo de Dios se haya hecho hombre, con lo cual ha puesto a los ángeles bajo su dominio en servicio propio y de sus hermanos los hombres.
Bellamente lo expresa una tradicional oración de la Iglesia que el Beato Juan XXIII gustaba recitar al final del rezo del Angelus: “Angele Dei, qui custos es mei, me tibi comissum pietate Superna, illumina, custodi, rege et goberna”.
Ángel de Dios,
que eres mi protector,
a mí que te he sido confiado
por la Piedad de Dios,
ilumíname, protégeme, guíame y condúceme.
De nuestro ángel imploramos luz, protección, guía y fortaleza. Hermosa oración llena de sentido de fe sobrenatural que personalmente me gusta rezar a menudo durante el día para encomendarme a mi ángel custodio.
Para un católico formado en la piedad tradicional de la Iglesia la devoción al ángel custodio o ángel de la guarda forma parte de la vida cotidiano. Somos muchos los que aprendimos de pequeños aquellas sencillas y tiernas oraciones con las que nos confiábamos a nuestro ángel:
Ángel de mi guarda,
dulce compañía,
no me dejes solo ni de noche ni de día,
no me dejes sólo que me perdería.
Estas plegarias, de manera suave, iban conformando nuestra fe en la Divina Providencia que en su gran misericordia nos ha asignado un ángel a cada uno de nosotros para que nos acompañe en la travesía no siempre plácida del viaje de nuestra vida.
Durante unos años, y como consecuencia de la crisis de fe acaecida en el seno de la Iglesia católica, la conciencia de la presencia de los ángeles y la devoción a los mismos, sufrió un eclipse. No por esto dejaron los ángeles de actuar. Siempre trabajan y especialmente cuanto más los necesitamos. Hoy, decayendo la tormenta, parece que se recupera la devoción a estos fieles servidores de Dios y amigos nuestros.
La existencia de los ángeles forma parte del patrimonio de la fe de la Iglesia. Para un católico creer en los ángeles no es optativo como tampoco es lícito conformar los contenidos de la fe según el parecer y conveniencias de cada uno.
La fe se cree toda con asentimiento de la virtud de la fe o no se cree nada. Si seleccionáramos los contenidos de la fe según nuestra capacidad o disposición de entendimiento ya no creeríamos con fe sobrenatural sino con opinión humana.
Creemos la fe de la Iglesia y los contenidos de la misma vienen determinados por lo que nos ha sido dado en la Divina Revelación.
Hablando de los ángeles, el Catecismo de la Iglesia Católica, expone de manera clara y concisa la enseñanza multisecular de la Iglesia sobre los ángeles.
Conviene que nos detengamos en considerar esta doctrina que debe ser conocida por todo católico que se precie de asimilar las enseñanzas de la fe.
La síntesis doctrinal que nos presenta el CEC nos recuerda en primer lugar la existencia de los ángeles y su condición creatural, es decir su radical dependencia de Dios. El enunciado sobre la existencia de los ángeles por parte del Lateranense es fundamentalmente enunciativo. Algunos se preguntan se puede ser entendido como un dogma de fe en sentido estricto. Este planteamiento es de por si muy capcioso y desconoce la verdadera naturaleza de la profesión de fe de la Iglesia. Desconoce que, a menudo, la ausencia de un dogma explícitamente definido, es signo de la pacífica posesión de la verdad por parte de la Iglesia sin que haya intervenido el cáncer de la herejía.
Con todo, de las enseñanzas del Lateranense hay que decir que se enseña como dogma de fe la existencia de los ángeles. El Concilio condena como herejes a aquellos que afirman que los demonios no han sido creados por Dios como ángeles y que se hicieron demonios por el mal uso de su libertad. Esto implica necesariamente la existencia de los demonios y por ende, de los ángeles. Por tanto es una insensatez decir que uno es católico y no cree ni en ángeles ni demonios. Un católico no cree en lo que le da la gana. Cree, sencillamente, por gracia de Dios, la fe de la Iglesia Católica.
Afirma el CEC en su introducción al tema de los ángeles: “La profesión de de fe del IV Concilio de Letrán afirma que Dios, al comienzo del tiempo, creó a la vez de la nada una y otra criatura, la espiritual y la corporal, es decir, la angélica y la mundana; luego la criatura humana, que participa de las dos realidades, pues está compuesta de espíritu y de cuerpo (DS 800; cf. DS 3002 y SPF 8)”. (327)
Y nos recuerda que la existencia de seres espirituales, no corporales, que la Sagrada Escritura llama habitualmente ángeles, es una verdad de fe. El testimonio de la Escritura es tan claro como la unanimidad de la Tradición. (cf. CEC, 328)
San Agustín dice respecto a los ángeles: "Con todo su ser, los ángeles son servidores y mensajeros de Dios. Porque contemplan constantemente el rostro de mi Padre que está en los cielos" , son "agentes de sus órdenes, atentos a la voz de su palabra" (Sal 103,20).
Los ángeles son personas. Cuando hablamos del ser personal hemos de considerar sus varias posibilidades: Las Personas Divinas, las personas angélicas y las personas humanas.
Los ángeles en tanto que criaturas puramente espirituales, tienen inteligencia y voluntad: son criaturas personales (cf. Pío XII: DS 3891) e inmortales (cf. Lc 20,36).
Superan en perfección a todas las criaturas visibles. El resplandor de su gloria da testimonio de ello.
Los ángeles son del todo inmateriales. La esencia de los mismos es su forma. Los ángeles son su forma, la cual, no siendo recibida en una materia, es subsistente.
Mientras que en los seres compuestos la forma sólo puede existir en una materia y es el ser compuesto el que actúa, en los ángeles se trata de una forma que existe separada de toda materia y que actúa por sí misma. Se trata de sustancias primeras puesto que las substancias separadas, aunque no estén compuestas de materia y de forma, son sin embargo sujetos, puesto que son subsistentes y completas en su naturaleza.
Que los ángeles sean inmateriales no significa en absoluto igualarlos a Dios y abrir las puertas a un torpe politeísmo.
Santo Tomás, distinguiendo entre esencia y acto de ser, muestra que sólo en Dios una y otra cosa se identifican. De esta manera Dios se distingue absolutamente de todo otro ser, compuesto metafísicamente.
Esta distinción fundamental de Santo Tomás es la clave de la metafísica y de la teología, siendo Dios el Ipsum Esse Subsistens.
El CEC presenta la doctrina de los ángeles en una perspectiva claramente cristológica desde la protología hasta la escatología.
Cristo es el centro del mundo de los ángeles. Los ángeles le pertenecen: "Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles..." (Mt 25,31). Le pertenecen porque fueron creados por y para él: "Porque en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades: todo fue creado por él y para él" (Col 1,16). Le pertenecen más aún porque los ha hecho mensajeros de su designio de salvación: "¿Es que no son todos ellos espíritus servidores con la misión de asistir a los que han de heredar la salvación?" (Hb 1,14). (CEC, 331)
¿Qué oficios o misiones desempeñan los ángeles?
Recogiendo el testimonio bíblico la exposición del CEC nos recuerda que desde la creación (cf. Jb 38,7, donde los ángeles son llamados "hijos de Dios") y a lo largo de toda la historia de la salvación, los encontramos, anunciando de lejos o de cerca, esa salvación y sirviendo al designio divino de su realización: cierran el paraíso terrenal (cf. Gn 3,24), protegen a Lot (cf. Gn 19), salvan a Agar y a su hijo (cf. Gn 21,17), detienen la mano de Abraham (Gn 22,11), la ley es comunicada por su ministerio (cf. Hch 7,53), conducen el pueblo de Dios (cf. Ex 23,20-23), anuncian nacimientos (cf. Jc 13) y vocaciones (cf. Jc 6,11-24; Is 6,6), asisten a los profetas (cf. 1 R 19,5), por no citar más que algunos ejemplos. Finalmente, el ángel Gabriel anuncia el nacimiento del Precursor y el de Jesús (cf. Lc 1,11.26).
De la Encarnación a la Ascensión, la vida del Verbo encarnado está rodeada de la adoración y del servicio de los ángeles.
Cuando Dios introduce "a su Primogénito en el mundo, dice: ´adórenle todos los ángeles de Dios´" (Hb 1,6). Su cántico de alabanza en el nacimiento de Cristo no ha cesado de resonar en la alabanza de la Iglesia: "Gloria a Dios..." (Lc 2,14).
Protegen la infancia de Jesús (cf. Mt 1,20; 2,13.19), sirven a Jesús en el desierto (cf. Mc 1,12; Mt 4,11), lo reconfortan en la agonía (cf. Lc 22,43), cuando él habría podido ser salvado por ellos de la mano de sus enemigos (cf. Mt 26,53) como en otro tiempo Israel (cf. 2 M 10,29-30; 11,8). Son también los ángeles quienes "evangelizan" (Lc 2,10) anunciando la Buena Nueva de la Encarnación (cf. Lc 2,8-14), y de la Resurrección (cf. Mc 16,5-7) de Cristo. Con ocasión de la segunda venida de Cristo, anunciada por los ángeles (cf. Hb 1,10-11),
estos estarán presentes al servicio del juicio del Señor (cf. Mt 13,41; 25,31; Lc
12,8-9). (Cf. CEC, 332-333)
Los ángeles en la vida de la Iglesia
334 De aquí que toda la vida de la Iglesia se beneficie de la ayuda misteriosa y poderosa de los ángeles (cf. Hch 5,18-20; 8,26-29; 10,3-8; 12,6-11; 27,23-25).
335 En su liturgia, la Iglesia se une a los ángeles para adorar al Dios tres veces santo (cf. MR, "Sanctus"); invoca su asistencia (así en el "supplices te rogamus..."Te pedimos humildemente..." del Canon romano o el "In Paradisum deducant te angeli..." ("Al Paraíso te lleven los ángeles...") de la liturgia de difuntos, o también en el "Himno querubínico" de la liturgia bizantina) y celebra más particularmente la memoria de ciertos ángeles (S. Miguel, S. Gabriel, S. Rafael, y los ángeles custodios).
No olvidemos a San Miguel Arcángel, protector de la Iglesia Universal. Recitemos a menudo la invocación al Santo Arcángel compuesta por el Papa León XIII y que se rezaba después de la celebración de la Santa Misa:
San Miguel arcángel,
defiéndenos en el combate,
se nuestro amparo y defensa,
contra las acechanzas de demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
Y tu, Príncipe de la Milicia Celestial,
por el poder que Dios te ha conferido
arroja al infierno a Satanás
y a los demás espíritus malignos
que vagan por el mundo
para la perdición de las almas.
Así sea.
Los ángeles custodios
El Catecismo nos recuerda la doctrina del ángel custodio. Desde la infancia (cf. Mt 18,10) a la muerte (cf. Lc 16,22), la vida humana está rodeada de su custodia (cf. Sal 34,8; 91, 10-13) y de su intercesión (cf. Jb 33,23-24; Za 1,12; Tb 12,12). "Cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducirlo a la vida" (S. Basilio, Eun. 3, 1). Desde esta tierra, la vida cristiana participa, por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ángeles y de los hombres, unidos en Dios.
Conectemos con este gran amigo invisible, invoquémosle a menudo. Nos hará sentir su presencia y amistad espiritual. (Cf. CEC, 336).
La vida de los Santos es a menudo testimonio de extraordinarias intervenciones angélicas (también diabólicas…!). ¡Cómo no recordar las múltiples anécdotas que nos relata San Juan Bosco o San Pío de Pietrelcina, santos cuyas vidas están perfectamente documentadas y que son bien cercanas a nosotros!
Ángel de la paz, Ángel de la Guarda, a quien soy encomendado, mi defensor, mi vigilante centinela; gracias te doy, que me libraste de muchos daños del cuerpo y del alma. Gracias te doy, que estando durmiendo, me velaste, y despierto, me encaminaste; al oído, con santas inspiraciones me avisaste.
Perdóname, amigo mío, mensajero del cielo, consejero, protector y fiel guarda mía; muro fuerte de mi alma, defensor y compañero celestial. En mis desobediencias, vilezas y descortesías, ayúdame y guárdame siempre de noche y de día. Amén.
Padrenuestro y Avemaría.
(Con aprobación eclesiástica del Vicariato de Roma, 6 de febrero de 1997 P. Luigi Moretti Secretario General)
¡Dios Uno y Trino, Omnipotente y Eterno! ¡Antes de acudir a Tus siervos, los Santos Ángeles, para implorar su auxilio, nos postramos ante Tu presencia y Te adoramos, Padre, Hijo y Espíritu Santo!
¡Alabado seas y glorificado por toda la eternidad!
¡Todos los Ángeles y los hombres que creaste Te adoren, Te amen, Te sirvan, Dios Santo, Fuerte, Inmortal!
¡Y tú, oh María, Reina de todos los Ángeles, acepta benigna los ruegos que le les dirigimos a tus siervos y preséntalos al Altísimo, tú, que eres la omnipotencia suplicante, la medianera de las gracias, a fin de que obtengamos gracia, salvación y auxilio! Amén.
Os lo suplicamos: ¡Conducidnos con seguridad a la Casa del Padre Celestial! Vosotros, Nueve Coros de los Espíritus Bienaventurados. ¡Apresuraos, socorrednos!
Os suplicamos: ¡apresuraos, socorrednos! La Sangre Preciosísima de Nuestro Señor y Rey se ha derramado por nosotros.
Os suplicamos: ¡apresuraos, socorrednos! El Corazón de Nuestro Señor late amorosamente por nosotros.
Os suplicamos: ¡apresuraos, socorrednos! El Corazón Inmaculado de María, la Virgen Purísima, vuestra Reina, palpita amorosamente por nosotros.
Os suplicamos: ¡apresuraos, socorrednos!
Arcángel San Miguel
Príncipe de los Ejércitos Celestiales, vencedor del dragón infernal, recibiste de Dios la fuerza y el poder para aniquilar, por la humildad, la soberbia del príncipe de las tinieblas. Te suplicamos insistentemente, nos alcances la verdadera humildad de corazón, la fidelidad inquebrantable para cumplir siempre la voluntad de Dios, y fortaleza en el sufrimiento y en la prueba. Socórrenos para que no desfallecer ante el trono de la justicia de Dios.
Arcángel San Gabriel
Ángel de la Encarnación, fiel mensajero de Dios, abre nuestros oídos para que estén atentos a las más leves advertencias y toques del Corazón de Nuestro Señor. Permanece siempre junto a nosotros, te suplicamos, para que comprendamos debidamente la Palabra de Dios, la sigamos y obedezcamos, y cumplamos dócilmente aquello que Dios quiere de nosotros. Haz que estemos siempre disponibles y vigilantes para que el Señor, cuando llegue, no nos encuentre dormidos.
Arcángel San Rafael
Tú que eres lanza y bálsamo del Amor de Dios, hiere, te suplicamos, nuestro corazón con el Amor ardiente de Dios. Deja que nunca sane esta herida, para que perseveremos cada día en el camino de la caridad y que todo venzamos por el amor.
¡Ayudadnos, santos y poderosos hermanos, siervos ante Dios! Defendednos de nosotros mismos, de nuestra cobardía y tibieza, de nuestro egoísmo y ambición, de nuestra envidia y desconfianza, de nuestras ansias de riqueza, bienestar y fama.
Desatadnos de las cadenas del pecado y del apego a las cosas temporales.
Quitadnos las vendas de los ojos que nosotros mismos nos pusimos para no tener que ver las necesidades de nuestro alrededor y poder así tranquilamente, ocuparnos y compadecernos de nosotros.
Traspasad nuestro corazón con la santa ansiedad de Dios, para que no dejemos de buscarlo con ardor contrición y amor.
Contemplad la Sangre del Señor derramada por nuestra causa. Contemplad las lágrimas de vuestra Reina derramadas por nuestra causa. Contemplad en nosotros la imagen de Dios, desfigurada por nuestros pecados, que Él por amor imprimió en nuestra alma. Ayudadnos a conocer, adorar, amar y servir a Dios. Ayudadnos en el combate contra el poder de las tinieblas, que sutilmente nos rodea y acecha. Ayudadnos para que ninguno se pierda y un día estemos reunidos en la eterna bienaventuranza. Amén.
Durante la novena rezamos por la mañana la Súplica Ardiente, y a lo largo del día invocamos a menudo a los Santos Ángeles:
San Miguel, asístenos con tus Santos Ángeles, ¡ayúdanos y ruega por nosotros!
San Gabriel, asístenos con tus Santos Ángeles, ¡ayúdanos y ruega por nosotros!
San Rafael, asístenos con tus Santos Ángeles, ¡ayúdanos y ruega por nosotros!
I. Fundamento bíblico y teológico
La etimología de la palabra "ángel" procede del latín angelus, y este a su vez del griego ágguelos o mal'akj en hebreo, que quiere decir "mensajero" o "servidor" de Dios (Hebreos 1,7). El Papa San Pío X decía que "los ángeles son las criaturas más nobles creadas por Dios"; son inmortales, tienen voluntad propia, poseen conocimientos más amplios y su poder es muy superior a los hombres (Salmo 103,20; 2Pedro 2,11). Su apariencia puede ser como un relámpago, y sus vestiduras blancas como la nieve (Mateo 28,3); además están siempre en la presencia del Padre Eterno(Mateo 18,10), y constituyen su ejército celestial (Salmo 148,2). Sobre su número las Escrituras aclaran que son "millones de millones" (Daniel 7,10; Apocalipsis 5,11). Santo Tomás de Aquino enseñaba que los ángeles fueron creados antes que el hombre, porque un ángel rebelde a Dios, fue el culpable de la caída de nuestros primeros padres. Se admite entonces que el Padre del cielo los creó en un principio, cuando sacó de la nada el universo (Concilio de Letrán, 1215). Hay en estos seres espirituales tres instantes: su creación, la prueba de obediencia a que fueron sometidos por Dios, y el premio en el cielo para los ángeles buenos, y el castigo en el infierno para los ángeles malos.
San Gregorio Magno afirmaba que "casi todas las páginas de la revelación escrita, dan testimonio de los ángeles". En la Biblia se registran cerca de 400 veces; tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. En la vida del Hijo de Dios, se encuentran desde su nacimiento en el portal de Belén, hasta su triunfante resurrección en Jerusalén, y regreso al cielo. Por eso, Cristo Jesús es superior a todos ellos (Hebreos 1,4), creados por él ( Colosenses 1,16); y sometidos bajo su autoridad y poder (1Pedro 3,22).
II. Los ángeles en las diferentes culturas y tradiciones
La tradición judeocristiana, y la misma historia universal dan testimonio de estos seres celestiales; en todos los países hablan en cierto modo de ellos desde hace más de cuarenta siglos atrás. Su existencia está atestiguada en el Islam, el hinduismo, el budismo, las religiones de la China, Indonesia, los Aztecas , los Incas, y en el Zoroastrismo . Asimismo, en las culturas ancestrales del Oriente como los Cananeos, Asirios; de los Sumerios hay un registro documentado que muestra una imagen de un ángel con aspecto humano y enormes alas que flota sobre la tierra. En el valle del Eufrates se halló una figura de un ángel que tiene 4.500 años, y en Babilonia y Egipto en las puertas de los templos y palacios, habían grandes esfinges de piedra de estos seres del cielo; con rostro humano, y alas, cuerpo y patas de animales como toro o león.
III. Diversas apariencias
En los viejos escritos en hebreo los ángeles carecían de alas, en el sueño de Jacob el observa una escalera que llegaba hasta el cielo, por la que subían y bajaban los mensajeros celestiales (Génesis 28,12); cuando juzgan necesario adoptan temporalmente figura humana, su hermosura física puede ser tan atractiva como la de aquellos dos ángeles que le advierten a Lot sobre el terrible castigo contra Sodoma y Gomorra. Todos los hombres, desde el más viejo hasta el más joven, rodearon la casa de Lot, y le gritaban: ¿Dónde están los hombres que vinieron a tu casa esta noche? ¡Sácalos, porque queremos acostarnos con ellos! (Génesis19, 4-5). Igualmente, al no tener sexo pueden verse en forma femenina, como la visión del profeta Zacarías (5,9). También San Juan Bosco en su autobiografía narra que desde los años 1854 a 1883, contó con la protección milagrosa de un enorme perro que el llamaba "Gris". Este lo salvaba de los continuos ataque criminales que era objeto el santo, aparecía y desaparecía súbitamente en diferentes regiones, nunca se le vio comer o beber agua, ni tampoco envejecer. Por eso el sabio Gheon escribe: "la providencia divina puede servirse de un perro, un ángel tiene la posibilidad de hacerse aparecer de cualquier forma". Más sorprendente aún, son los nuevos informes que se pueden relacionar con los ángeles; pues en el año 1962 el astronauta norteamericano John Glenn, mientras se encontraba en su cápsula en órbita alrededor de la tierra, relató haber visto algo así como un enjambre de luciérnagas luminosas por varios minutos. En 1982, los cosmonautas soviéticos de la estación espacial Salyut-7, presenciaron durante diez minutos a siete enormes seres con forma humana y alas inmensas. Dos semanas después, la tripulación de otra nave rusa, la Soyuzt-7, vivieron la misma experiencia.
IV. Misiones de Los Ángeles
Algunos padres de la iglesia como San Papías (discípulo del apóstol San Juan), hacia el año 130 d.C., o San Justino mártir (siglo II) y San Ireneo (135-202), identificaron cuatro misiones angélicas:
Son los ministros de Dios en el universo, se encargan del movimiento de los astros y los fenómenos de la naturaleza como las estaciones, la lluvia y el viento.
- Custodian las naciones del mundo (Daniel 10,13.21; 12,1).
- La protección y ayuda a los seres humanos con los "ángeles de la guarda" (Génesis 48,16; Salmo 34,7; 91, 10-11; Mateo 4,6; 18,10; Hebreos 1,14). Interceden por nosotros ante el trono divino (Job 33,23-24; Zacarías 1,12; Tobías 12,12). Al respecto, San Basilio agregaba: "Cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducirlos a la vida". Se encuentran casos como San Juan de Dios, quien fue ayudado por un ángel cuando iba a caer al suelo llevando una pesada carga, o San Pío, el fraile capuchino estigmatizado, que mandaba a su ángel custodio para cumplir misiones especiales.
- El día del juicio final los ángeles del Señor serán los encargados de despertar a los muertos, y separar a los justos de los pecadores (Mateo 13,41; 16,27; 24,31; 25,1ss).
V. La Corte angélica
Sobre el origen de la corte angélica se remonta al monje sirio Dionisio Areopagita, del siglo VI; basándose en las cartas de San Pablo (Colosenses 1,16; Efesios 1,21)(39). Se describen nueve órdenes de ángeles en tres jerarquías, de mayor a menor tenemos:
- Los serafines, que rodean a Dios y viven en eterna alabanza; los querubines, guardianes de la gloria de Dios, y los tronos, sublimes y muy por encima de toda actitud terrena.
- Las dominaciones, que son los custodios del mundo; las virtudes, portadores de gracia y amor, y las potestades, que gobiernan las estrellas y la naturaleza.
- Los principados, que tienen la capacidad de guiar a otros hacia Dios; los arcángeles, reconocidos individualmente y hechos santos, y los ángeles, que están más cercanos a los hombres.
Esta clasificación fue aceptada por el Papa San Gregorio I, pero no se considera dogma de fe.
VI. Los tres arcángeles
Las Sagradas Escrituras mencionan a tres de estos seres celestiales con nombres propios:
SAN GABRIEL (Fuerza de Dios): Se sienta a la izquierda de Dios, Jefe de los querubines, es el ángel de la misericordia, la revelación y la muerte. En el Nuevo Testamento le comunica a Zacarías que sería el padre del precursor del Mesías (Juan Bautista) (Lucas 1,11-20), es el portavoz de la anunciación a María (26-30). Algunos teólogos piensan que fue el ángel que consoló a Jesús en el huerto del Gethsemaní (22,43), y el que toca la trompeta en el libro del Apocalipsis. Uno de los frescos más antiguos sobre este arcángel, se conserva en una capilla de la Vía Apia, en Roma; probando así que desde el principio fue venerado en la Iglesia Católica. San Gabriel es también nombrado por los musulmanes, quienes creen que fue el mensajero celestial que sirvió como transmisor de la palabra de Alá, cuando dictó el libro del Corán a su profeta Mahoma.
SAN MIGUEL (Quién como Dios): Para los hebreos es el ángel protector frente al poderío de Persia y Grecia, antiguo patrono de la sinagoga. En la Iglesia de Oriente, así como entre los teólogos de Occidente, se nombra a San Miguel como virrey del cielo, príncipe de la luz, jefe de todos los ejércitos angelicales, custodio de la Iglesia Católica desde hace más de diez siglos, acompañante de las almas en la eternidad, y el ángel del juicio final (1Tesalonisense 4,16). Es además, el guerrero celestial que peleó con el Diablo encima del cuerpo de Moisés (Judas 9); y en el cielo contra el Dragón y sus ángeles rebeldes (Apocalipsis 12,7). Es pues, el símbolo del eterno triunfo de la luz sobre las tinieblas.
Este arcángel se ha manifestado en varias oportunidades. En Roma se representa en una estatua de bronce desde lo alto del castillo de Saint'Angelo, con resplandeciente armadura, en el acto de envainar su espada mientras contempla la Ciudad Eterna, cuando se posó durante una epidemia, en tiempos del pontificado de San Gregorio Magno en el año 590. Se le han construido enormes santuarios como en monte Saint Michel, en la costa francesa, coronado por una antigua abadía benedictina del siglo XI. El oratorio fue erigido en el año 709. El lugar era un pico que emergía sobre el bosque de ScissY; se afirma que inmediatamente después de haber cumplido monseñor Aubert con el mandato del arcángel, se produjo una tremenda marea que le dio al lugar su forma actual. Durante las cruzadas en Tierra Santa, eran frecuentes los relatos, contados incluso por los propios sarracenos sobre grandes ejércitos del cielo en ayuda de los templarios (monjes-guerreros), comandados por el propio San Miguel. Por un espacio de dos años, se apareció a Santa Juana de Arco, en compañía de Santa Catalina de Alejandría y Santa Margarita. El Papa León XIII compuso una oración invocando la protección del santo arcángel, que fue enviada a todos los obispos en 1886. Esta plegaria nació después que el Vicario de Cristo al terminar una misa , tuvo una visión de los espíritus infernales que se juntaban sobre la ciudad eterna de Roma.
SAN RAFAEL (Medicina de Dios): Es el guardián del árbol de la vida en el Edén (Génesis 3,24), y jefe del órden de las virtudes, es además el ángel de la providencia, que cuida a la humanidad y a los peregrinos. En el Antiguo Testamento le sirvió de guía a Tobías, indicándole como devolverle la vista a su padre Tobit en Nínive (11, 7-8). Es "uno de los siete ángeles que están al servicio del Señor y que puede entrar ante su presencia gloriosa" (12,15).
VII. Los ángeles en la Iglesia Católica
La Iglesia Católica celebra en su liturgia el 29 de Septiembre la fiesta de los Santos Arcángeles Gabriel, Miguel y Rafael; y el dos de octubre la de los Santos Angeles de la Guarda. Hay otro arcángel llamado "Uriel" (Fuego de Dios), es el ángel de la retribución y el arrepentimiento; transmite a los hombres el conocimiento divino e interpreta la profecía. Es nombrado en el libro apócrifo (de procedencia dudosa) de Enoc; su misión fue advertirle a Noé, sobre el castigo del diluvio universal. Algunos escritores piensan que fue el ángel que combatió toda la noche contra Jacob en Penuel, cambiándole su nombre por Israel (fuerza contra Dios) (Génesis 32,24-28). Sin embargo, en el año 745 un concilio provincial convocado por el Papa Zacarías lo excluyó de la jerarquía angelical. Más recientemente, la Congregación para el Culto Divino de la Santa Sede, ha prohibido darles nombres propios a otros ángeles; para no caer en la llamada "angeología", tan de moda con la "nueva era" o "era de acuario"; que indican como contactarse con estos "seres de luz" por medio de técnicas de espiritismo, juegos de cartas y libros de esoterismo.
VIII. Reflexión final
Juan Calvino (1509- 1564), uno de los padres de la reforma protestante, hizo una hermosa plegaria sobre los ángeles, que dice: "Como dispensadores de la providencia divina, nos guardan, interceden por nosotros, guían nuestros pasos y nos libran de todo mal".
El diablo y los demonios
I. Fundamentos bíblico y teológicos
El Diablo y los demonios eran ángeles que vivían en la presencia del Altísimo. Dios creó a Satanás para la gloria, pero hizo una libre elección hacia el mal. San Agustín (354-430), decía que "el Diablo estuvo en la verdad, pero no perseveró. Su defecto no estuvo en su naturaleza sino en su voluntad". Su caída se debió a tres razones:
1. Su propio orgullo, cuando se quiso igualar a Dios. Al respecto, escribía el profeta Ezequiel: "Tu belleza te llenó de orgullo, tu esplendor echó a perder tu sabiduría" (28,17). La misma opinión tiene San Pablo (1Timoteo 3,6).
2. La envidia y los celos que sitió cuando el Creador decidió hacer al hombre a su "imagen y semejanza"(Sabiduría 2,23-24).
Una vez el Diablo cayó en su falta, persuadió a otros ángeles a seguirlo. Según la Biblia fue una tercera parte de ellos (Apocalipsis 12,4; Daniel 8,10). San Macario (290-347), afirmaba que los ángeles rebeldes "son tan numerosos como las abejas"; y San Atanasio, patriarca de Alejandría (295-373), hablaba que el espacio está repleto de demonios. Desde entonces no hubo lugar para estos espíritus del mal en el cielo (Apocalipsis 12,8); teniendo como morada dos lugares:
1. El infierno o gehenna (en griego): Donde el fuego nunca se apaga (Mateo 5,22; 13,49-50; Marcos 9,43-48); llamado también como el abismo (Lucas 8,31; Apocalipsis 11,7; 17,8; 20,1-3); horno de fuego (Mateo 13,42); lugar de tormento (Lucas 16,28) y de tinieblas (Mateo 8,12). Porque "Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los arrojó al infierno y los dejó en tinieblas; encadenados y guardados para el juicio"( 2Pedro 2,4; véase también Juan 16,11; Judas 6 ). Desde allí el "reino de los cielos" y el "reino del averno" tienen varias diferencias: del primero es luz, bien, amor, felicidad y sabiduría; del segundo, oscuridad, mal, odio, amargura y confusión.
2. Satanás y sus ángeles fueron lanzados a la tierra (Apocalipsis 12,9). Por eso, Jesús lo llama como "príncipe de este mundo"(Juan 14,30; 16,11); para San Pablo es "el dios de este mundo" (2Corintios 4,4); que junto con los espíritus del mal habitan en el aire (Efesios 2,2) o en el cielo (Efesios 6,12). Todo el mundo yace en poder del Maligno (1Juan 5,19); no porque lo haya creado, sino porque está lleno de pecado y pecadores (Génesis 6,5-6.11-12; 7,1; 8,21; Eclesiastés 4, 1-3); el mundo viene de Dios, y lo mundano del Diablo (1Juan 2,16). Incluso, en el libro de las Revelaciones la ciudad de "Babilonia" la grande (equivalente a la Roma imperial), era considerada como "vivienda de demonios, guarida de toda clase de espíritus impuros" (18,2). Del mismo modo, antiguas tradiciones talmúdicas de los hebreos, se nombra a Azazel "el demonio del desierto"; en recuerdo del macho cabrío que los israelitas enviaban cada año a este lugar, para expiar las faltas del pueblo de Dios (Levítico 16, 5-10). En tiempos de Jesucristo como los judíos ya no vivían en el desierto, despeñaban el animal por un barranco distante unos 20 kilómetros de Jerusalén. El desierto es el lugar de descanso de los "espíritus impuros" (Mateo 12,43; Isaías 34,14); el arcángel San Rafael encadenó al demonio en la parte más lejana de Egipto (Tobías 8,3). Siendo este el mismo escenario en que el Mesías resistió después de cuarenta días de ayuno, las tres tentaciones del Diablo (Mateo 4,1-11).
II. Diferentes demonios
En los primeros siglos del cristianismo (III-V), los monjes ermitaños se retiraron a las áridas arenas del desierto de Egipto y el Asia Menor; esperando vencer física y espiritualmente a los ejércitos infernales; por medio de una vida ascética que incluía la oración, la meditación de las Escrituras, el ayuno, la penitencia, la soledad y el trabajo manual. A ellos se les daba el título de "guerreros contra el Diablo". Uno de los más importantes fue San Antonio (251-356), patriarca de los cenobitas, de él cuenta San Atanasio que Lucifer llegó a dedicarle una verdadera galería de pinturas impuras, que el santo monje borró con agua bendita.
Por otra parte, los padres de la iglesia identificaron en los textos bíblicos que Lucifer, el Dragón, el rey de Tiro y el Diablo; son todos ellos el mismo Satanás. Sin embargo, cada uno presenta características especiales:
1. La Trinidad Satánica: Conformada por el anti- Padre (el dragón- Diablo); el anti- Hijo (el Monstruo- la Bestia); y el anti- Espíritu Santo (el Falso Profeta).(Apocalipsis 16,13; 20,10).
2. Lucifer (Luzbel): Su nombre significa "estrella de la mañana" o "portador de la luz". Era el más bello, sabio y poderoso de los ángeles; su caída fue como un "lucero al amanecer"( Isaías 14,12-15), "se le dio las llaves del pozo del abismo"(Apocalipsis 9,1).
3. Diablo: del griego "diabolos", en hebreo "satán", equivalente a "contradictor", "obstructor", "calumniador" o "detractor". Taciano, discípulo de San Justino (s. II),decía que "el Diablo es el primogénito de los demonios, y jefe principal. Su posición solo significa que el fue el primero en pecar, y convertirse en ángel caído". Es el Dragón que peleó con sus ángeles contra San Miguel (Apocalipsis 12,7); la palabra Dragón, simboliza un animal de gran tamaño, terrible crueldad y espantosa forma. es también "la serpiente antigua" (Apocalipsis 12,9; 20,2); la misma que tentó a la primera mujer en el paraíso (Génesis 3,1.5; 2Corintios 11,3), y a todo el mundo ( Apocalipsis 12,9). Es además, el "ángel acusador" que sube hasta la presencia de Dios, para pedir permiso de poner a prueba a Job (1,6-12; 2,1-6). El profeta Zacarías ve en una visión a Josué, el sumo sacerdote; en presencia del ángel del Señor y el ángel acusador (3,1); igualmente, es el acusador de todos los hombres (Apocalipsis 12,10). Satanás es el causante del sufrimiento (2 Corintios 12,7), la enfermedad (Job 2,7), la maldad (1Samuel 18,10), la muerte por el pecado (Romanos 5,12); siembra la cizaña (Mateo 13,25.39), persigue a los cristianos (Apocalipsis 2,10), opositor de Cristo (1Juan 2,22). "Homicida desde el principio y padre de la mentira" (Juan 8,44); es el "maligno" (Mateo 13,19); el "enemigo" (Lucas 10,19); el "tentador" (Mateo 4,3; 1Tesalonicenses 3,5); el "engañador" (Apocalipsis 12,9). Algunos otros nombres que le dieron los Padres de la Iglesia; son: Ladrón, tirano, el exterminador, corrompido, maldito, apóstata, el Malo. San Ireneo (s. III) lo llama "ángel rebelde", y Tertuliano (160-230) "el mono de Dios".
Otros ángeles caídos mencionados en la Biblia, Son:
Abadón (hebreo) o Apolión (griego): Que quiere decir "destructor" o "ruina"; es considerado "El jefe de las langostas. Que es el ángel del abismo"(Apocalipsis 9,11).
Asmodeo: Demonio de la maldad y la muerte. Es el espíritu maligno que mató a siete maridos a Sara (Tobías 3,8); y que fue encadenado en el desierto por San Rafael.
Beelzebú: "Señor de las moscas", llamado el "príncipe de los demonios" (Mateo 10,25). Los Fariseos acusaban a Jesús de recibir poder de este espíritu del infierno (mateo 12,24; Juan 8,48-49.52).
Belial: El "inútil" o el "impío" en hebreo. En los manuscritos del mar muerto, aparece como uno de los nombres del demonio que utilizó San Pablo (2Corintios 6,15).
Demonio: Del griego "daimon" significa en plural "espíritus impuros"(Apocalipsis 18,2), son "malignas fuerzas espirituales del cielo, las cuales tienen mando, autoridad y dominio sobre este mundo oscuro"(Efesios 6,12). Pueden llegar a ser "legión"; es decir, "muchos" (Marcos 5,9).
Leviatán: Palabra hebrea que traduce "animal solapado", representado en la Biblia en forma de serpiente, cocodrilo, bestia marina o dragón del abismo (Isaías 27,1). La destrucción de Leviatán por Dios, simboliza la derrota definitiva de los enemigos de Israel.
III. Los demonios en la Biblia
En el Nuevo Testamento, el "Diablo" aparece siempre asociado al pecado (1Juan 3,8). Ya desde la caída de Adán y Eva, los seres humanos tienen la libertad de escoger entre el bien o el mal (Génesis 3,22; Santiago 1,13); desde entonces estamos sometidos a continuas pruebas (1Corintios 10,13; Santiago 1,12); que podemos hacerle frente mediante la oración (Mateo 26,41), y la confianza en Dios (Romanos 8,31; 2Pedro 2,9). Por eso, no hay que darle oportunidad al Diablo (Efesios 4,27), pues hay una continua batalla entre los hijos de la luz, y los hijos de las tinieblas (1Juan 3, 9-10; Colosenses 1,12-13), hasta el día del Armagedón (Apocalipsis 16,16). San Agustín enseñaba que "el que se aparta de Cristo, es presa fácil del demonio" (Compara con 2Timoteo 2,26); como ocurrió con Judas el "traidor" (Lucas 22,3; Juan 13, 2-4.27), con Ananías (Hechos 5,3), también Himeneo y Alejandro "cayeron en manos de Satanás"(1Timoteo 1,18-20). No puede haber ninguna relación entre "Cristo y el demonio"(2Corintios 6,15); ni "beber de la copa del Señor y, a la vez , de la copa de los demonios; ni pueden sentarse a la mesa del Señor, y a la vez, a la mesa de los demonios"(1Corintios 10,21). Al respecto, el escritor de Las Homilías Clementinas, obra apócrifa del siglo II, afirmaba que Dios rige el mundo con ambas manos. Con la "mano izquierda" (el Diablo) trae sufrimiento y aflicción; y con la "mano derecha" (Jesús), salvación y felicidad.
IV. Liberaciones y exorcismos
"El Hijo de Dios se ha manifestado para deshacer la obra del diablo"(1Juan 3,8; 4,4). Satanás no puede impedir la edificación del reino de Dios en la tierra, porque "será expulsado el que manda en este mundo"(Juan 12,31). Los demonios saben que hay un Dios y tiemblan de miedo (Santiago 2,19); además, Cristo Jesús "a los espíritus impuros da órdenes, y le obedecen" (Marcos 1,27). Ellos reconocen que es "el Santo de Dios" (Marcos 1,24), el "Hijo del Dios altísimo" (Marcos 5,7). Incluso, el Señor "expulsó a muchos demonios; pero no dejaba que los demonios hablaran, porque ellos le conocían" (Marcos 1,34).La liberación de espíritus malos por el Hijo del hombre, era una prueba de que el reino de Dios, había llegado (Mateo 12,28; Marcos 3,26). Jesús anduvo en la tierra "haciendo el bien y sanando a todos los que sufrían bajo el poder del diablo" (Hechos 10,38); en su ministerio terrenal realizó muchas liberaciones, como a un hombre que tenía un espíritu impuro en la sinagoga de Capernaum (Marcos 1,21-26); al endemoniado de Gerasa (Marcos 5,1-13); a la hija de una mujer de cananea (Mateo 15,21-28); a María Magdalena a la que le expulsó siete demonios (Marcos 16,9); a un muchacho por pedido de su padre (Mateo 17,14-19); y a muchos otros endemoniados (Marcos 1,32.39; Lucas 6,18; 7,21;13,32). Además curó a otras personas que tenían incapacidades físicas atribuidas al Maligno (Mateo 12,22; Marcos 9,25); y de diferentes males, enfermedades y dolores (Mateo 4,24; 9,32; Marcos 1,26). El Señor Jesús le confiere este poder a los apóstoles y discípulos (Mateo 10,1.8; Marcos 6,7.12-13; Hechos 5,16; 8,6-7), para que lo hagan en su nombre (Lucas 10,17); también fue hecho por uno que no pertenecía al grupo de los doce (Marcos 9,38-39); y por el apóstol Pablo (Hechos 16,16-18). Esta será una de las señales dadas a los que creen (Marcos 16,17); pero a los que no seguían sus mandatos, no tenía efecto (Hechos 19, 13-15).
La Iglesia Católica define el rito del "exorcismo", como la acción de sacar a los malos espíritus introducidos en una persona (posesión diabólica), y llenar ese vacío con las gracias del Espíritu Santo ( Gálatas 5,22-23; Romanos 8,14). Los Santos Padres de la Iglesia como San Justino mártir (s. II), Tertuliano (s. III), Orígenes (185-254), y San Cipriano (210-258), practicaban la liberación de endemoniados, además enseñaban que cada cristiano era un exorcista. Posteriormente, el Papa Cornelio hacia el año 251, creo una categoría de individuos con este poder carismático (1Corintios 12,4); que fue concedido después para los sacerdotes y los diáconos con la autorización del obispo. Hoy en día la Santa Sede a autorizado un nuevo "ritual exorcista", este sacramental (signo sagrado), sólo se puede efectuar después de haber agotado todos los recursos de la medicina moderna, la siquiatría, y el campo de la parapsicología. Expertos en el tema como fue monseñor Corrado Balducci, exorcista oficial del Vaticano, y el Padre Gabriel Amorth, fundador y presidente honorífico de la asociación internacional de exorcistas; están de acuerdo en reconocer que solamente dos o tres casos de 100, son verdaderas posesiones satánicas.
Las mejores armas contra las fuerzas del infierno son: El sacramento del bautismo, que nos incorpora al cuerpo místico de Cristo, y nos protege contra el Diablo; al igual que la confesión y la eucaristía. La oración del Padre Nuestro, cuando Cristo nos invita a repetir: "No nos expongas a la tentación, sino líbranos del maligno" (Mateo 6,13). Los exorcistas tienen que recurrir a la fe en Jesús (Mateo 17,19-20), la plegaria (y el ayuno) (Marcos 9,29). Otros sacramentales utilizados son el agua bendita, la sal y el santo óleo; crucifijos, reliquias de santos, la oración de los salmos. El creyente puede recurrir a devociones particulares como el rezo del rosario, el vía crucis, cargar el escapulario o la medalla milagrosa; o pedir la intercesión de San Miguel arcángel y de la Bienaventurada Virgen María. Sobre el particular, se sabe de una aparición a San Hugo de Cluny, en el año 1060, donde ella se presenta como la "vencedora de Satanás".
V. Los demonios en las distintas culturas y tradiciones
En las diferentes civilizaciones del Oriente, y en las culturas y religiones ancestrales, se encuentran dioses del mal, espíritus malignos, guardianes del infierno, príncipes de las regiones subterráneas o señores de la muerte; como fueron Seth y Anobis en Egipto, Tiamat en Babilonia, Pazazú en la antigua Mesopotamia, Tifón para los griegos, Loki en los pueblos germanos y escandinavos; en Camboya, Birmania, Siam, Indonesia y Japón se menciona a Yama, en Siberia o Mongolia lo llaman Erlik, es también Arimám en el Zoroastrismo; Shiva y Kali en el Hinduismo; Aka-oni y ao-oni en el Budismo, y Mara el Maligno, el diablo que según la tradición se le apareció a Buda. Los escritores bíblicos identificaron a Baal, dios de Fenicia y Caldea; y Zeús (para los griegos) o Júpiter (para los romanos), como verdaderos ídolos del demonio ( 1Corintios 10,20; 2Corintios 6,16; Apocalipsis 9,20). Para los musulmanes es Eblis, el diablo que Mahoma sacó del Talmud judío a las páginas del Corán. En el día de juicio final; será aniquilado por el triunfo del Islam, y proclamado por el profeta Jesús. Corriente heréticas condenadas por la Iglesia Romana como los Gnósticos, Maniqueos, Priscilianos, Cátaros y Bogomilos; limitaban el poder del Altísimo por el del Diablo, hasta hacer de él un dios.
VI. Diferentes apariencias
Sobre el aspecto físico del Demonio se conservan antiquísimos dibujos, estatuillas de bronce, pinturas rupestres, mascaras y descripciones legendarias; en todas ellas hay aspectos según la imaginación popular que lo presentan como una figura de tamaño pequeña, cuernos, cabellos largos y enredados, la cara llena de arrugas, dientes filosos y lengua bífera, barba de chivo, cuerpo cubierto de escamas o víboras, enorme giba, cojo, pezuñas, larga cola y alas de murciélago. Otras veces su aspecto puede ser real, como los encuentros que vivieron los padres del desierto como San Antonio Abad, que fue seducido por Lilith (demonio en forma de mujer para los judíos), que recibe también el nombre de súcubo; a su discípulo San Hilario (s. IV), lo rodearon un círculo de mujeres desnudas, igual tentación tuvo San Hipólito (s. III); San Pacomio (s. IV), vio el Diablo como una doncella de raza negra; el santo expulsó a la diablesa de un golpe de su mano, después, el hedor quedó impregnado durante dos años. San Macario fue hostigado por una chusma de demonios negros. A otros como San Nicolás de Mira (s. IV), se le apareció en su monasterio un "ángel luminoso" pero con una gran cola (comparar con 2Corintios 11,14); a Rufino, amigo de San Jerónimo (s. IV); llegó a visitarlo con el aspecto de Jesús; a San Martín de Tours (315-397); en forma de monaguillo burlón mientras oficiaba la misa; a San Benito (480-547) como un mirlo negro; a Santa Viridiana (1182-1242), como dos serpientes que la mortificaron mucho los últimos años de su vida; Santo Domingo de Guzmán (1170-1221), observó a un gato con un penetrante olor a azufre; a martín Lutero (1483-1546), padre de la reforma protestante, toda su vida fue acosado por el Diablo, así cuando leía la Biblia se le aparecía en forma de mosca, otras veces como un cerdo o jabalí negro; San Estanislao Kostka (1550-1568), rechazó en tres oportunidades con la señal de la cruz, los atacas de un horrible mastín negro; a Santa Rosa de Lima (1586-1617); el demonio apareció como un perro sarnoso que amenazaba con atacarla, o como un galán seductor; a San Juan María Vianney (1785-18859), el célebre "cura de Ars" sufría continuamente los ataques como un perro negro que el llamaba el "zarpas"; San Juan Bosco (1815-1888) describió al demonio en un sueño como un furioso elefante; a Santa Gemma Galgani (1878-1903), asumía el aspecto de perro, gato, de mico negro, de pequeños monstruos, de personas conocidas como su confesor, de hombres feroces, como Cristo flagelante, con el corazón abierto todo ensangrentado; o como ángel guardián, que al ser descubierto desaparecía en una gran llamarada dejando en el suelo un montón de cenizas. Otras apariencias mencionadas son: León, leopardo, oso, caballo, toro, camello, lobo, zorro, cuervo, pavo real y escorpión.
VII. Ataques diabólicos
Estas visiones demoníacas iban acompañadas de temblores, ruidos, alucinaciones aterradoras, gritos, blasfemias, obscenidades, tentaciones de todo tipo, a veces cantando salmos, recitando versículos de las Escrituras o diciendo pequeñas verdades, antes de proferir una gran mentira (1Corintios 12,10). Incluyendo ataques físicos (Marcos 9,22; Lucas 22,31; 1Pedro 5,8); como a los ya mencionados San Antonio, a quien un grupo de espíritus malignos lo golpearon hasta dejarlo inconsciente; a San Hilario, el Diablo saltó sobre sus espaldas para azotarlo; al santo cura de Ars, lo arrojaba de la cama, le soplaba en la cara, o le tiraba toda clase de cosas; a Santa Gemma Galgani, la dejaba medio muerta en el suelo, con el rostro hinchado y los huesos dislocados; mientras que San Pío (1887-1968), el fraile estigmatizado, fue víctima de violentas golpizas en su celda del convento de Pietrelcina. Lo que no está permitido a los demonios, es acabar con una vida humana, así lo testifica el relato de la prueba al santo Job, cuando Dios le dice al "ángel acusador": "has con él lo que quieras, con tal de que respetes su vida" (2,6).
VIII. La idolatría al príncipe del mal
A través de los tiempos ha existido la falsa adoración al príncipe del mal, en Europa en la edad media se les llamaba "luciferinos"; en los siglos XVI al XVIII, los brujos y las brujas se reunían en la noche en una celebración llamada "Aquelarre o Sabbath"; su punto de encuentro eran los cruces de caminos, los bosques, campos de cultivos o iglesias abandonadas; las reuniones estaban acompañadas de música, cantos y bailes en honor del Demonio; banquetes, orgías, pisoteaban la cruz, se postraban a los ídolos. Se decía que el Diablo se hacía presente en forma de macho cabrío; y en señal de sumisión le besaban el trasero, o las brujas llegaban a tener dolorosas relaciones sexuales con él (incubo). Otras acusaciones que el tribunal del santo oficio y la inquisición formulaban contra las brujas eran: La práctica de la hechicería, la magia negra, los maleficios, el mal de ojo, la adivinación, los encantamientos, la fabricación de pócimas y amuletos, la metamorfosis en animales, los vuelos nocturnos, el pacto con Satanás, el envenenamiento de los ríos, la destrucción de las cosechas, o una sequía prolongada.
En el siglo XVIII empezaron a surgir los cultos satánicos en el viejo continente; uno de los pioneros fue Aleister Crowley (1875-1947), el mismo se auto- denominó como "la gran bestia" o el "666" del libro de las revelaciones (13,18). En el siglo XX, Anton La Vey (1930-1997), conocido como el "papa negro", funda en 1966 la primera iglesia satánica llamada "la casa negra", en San Francisco (California). Es además el autor de la "biblia negra" y un libro sobre "rituales satánicos"; para la celebración de la misa negra, que contiene muchos elementos de la liturgia católica, pero a la inversa. En Francia se funda la Wicca (órden internacional de los brujos luciferinos), también la ciudad de Turín (Italia), es considerada la capital mundial del satanismo. Ya entre los jóvenes se ha multiplicado las sectas satánicas, que escuchan la música de heavy metal de Alice Cooper, Ozzy Ousbore, Marilyn Manson, Kizz (sigla en inglés que significa: Reyes Al Servicio de Satanás), Black Sabbath (sábado Negro), AC-DC (Anti- Cristo- Muerte de Cristo). Algunos ex miembros de estas sectas han confesado que los bautismos se hacen con orines de cabra, sacrifican bebés sin bautizar, o animales como perros, gatos y gallinas; destrucción de lápidas en los cementerios, crucifijos o descabezamientos de imágenes de la Virgen; hacen orgías bisexuales o tienen relaciones sexuales con los muertos (necrofilia) bajo el efecto de la droga y el licor, actos sacrílegos como la profanación de la hostia consagrada, el robo de cálices, cupones y custodias en los templos, a veces el asesinato de sacerdotes y el suicidio en homenaje de Satanás.
IX. El Anticristo y su derrotal final
Para muchos pastores fundamentalistas, este panorama actual son el presagio del advenimiento del reinado del "anti- Cristo". No obstante, en Las Sagradas Escrituras este apelativo no hace referencia a un personaje en particular; sino a todo aquel que se opone a Dios y su religión (1Juan 2,18; 4,3; 2Juan 7). En la historia universal ha habido muchos "anti- Cristo" que se han destacado por sus crímenes contra la humanidad (Salmo 7,14-16); como: Calígula, Nerón, Atila, Napoleón, Hitler, Stalin, Mao Ste Tung, Pol Pot, Idi Amín, Saddam Hussein, Osama Bin Laden entre muchos otros. Para San Pablo, el "hombre malvado" que se hace pasar por Dios, está por venir (2Tesalonisenses 2,3-4); "llegará con mucho poder, y con señales y milagros" (19); con la sabiduría "del diablo mismo" (Santiago 3,15). Porque "el espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos se apartarán de la fe, siguiendo a espíritus engañadores y enseñanzas que vienen de los demonios" (1Timoteo 4,1). Sea que este "hombre malvado" ya halla llegado o esté por venir (o es un simbolismo); lo cierto es que el Diablo sabiendo que le queda poco tiempo, ha bajado a al tierra lleno de furor (Apocalipsis 12,12). En una revelación particular, la Virgen de Medjugorje, dice que "Satán se ha desatado". Sin embargo, el vencimiento del maligno es triple:
1. Cuando por castigo de su primer pecado, cayó del cielo como un rayo (Lucas 10,18).
2. Su férreo dominio del mundo, es quebrantado por la muerte redentora de Cristo en la cruz; derrotando al Diablo que tenía poder para matar (Hebreos 2,14). Jesús ha vencido al mundo (Juan 16,33); ante su nombre se dobla toda rodilla de los ángeles, los hombres, y los demonios (Filipenses 2,10).
3. "El Dios de la paz aplastará pronto a Satanás" (Romanos 16,20), y al "hombre malvado" "el Señor Jesús matará con su boca y destruirá cuando regrese en todo su esplendor" (2Tesalonisenses 2,8); en compañía de "miles y miles de sus ángeles" (Judas 14), entonces serán juzgados los demonios y los impíos (Isaías 24,21-22; Mateo 25,41). Porque "Por medio de Cristo, Dios venció a los seres espirituales que tienen poder y autoridad, y los humilló públicamente llevándolos como prisioneros en su desfile victorioso" (Colosenses 2,15).
Los santos y las reliquias en lsa Sagradas Escrituras
I. El llamado a la santidad
Cuántas veces los hermanos separados nos han acusado a los católicos de acudir a los santos para pedir un favor o milagro del cielo, sin tener en cuenta que solamente Jesucristo es el único mediador ante el Padre (1Timoteo 2,5), al igual que el Espíritu Santo (Romanos 8,26-27). No obstante, la palabra de Dios nos dice que todas las personas están llamadas a la santidad (Levítico 19,2; 1Corintios 1,2; 1Tesalonisenses 5,23), a la perfección cristiana (Mateo 5,48). "Al hombre bueno se le recuerda con bendiciones" (Proverbios 10,7), Dios siempre está al lado de los hombres justos (Génesis 26,23-24; 28,15; Deuteronomio 31;6.8; Josué 1,5; Jeremías 1,7-8), "la luz brilla para el hombre bueno"(Salmo 97,11), "la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto" (Proverbios 4,18), "el Altísimo cuida de ellos" (Sabiduría 5,15), "sin la santidad, nadie podrá ver al Señor" (Hebreos 12,14), porque "el hombre recto mirará su rostro" (Salmo 11,7); los santos irán al cielo (Hechos 26,18; Efesios 1,18). "Lo que Dios quiere es que ustedes vivan consagrados a él" (1Tesalonicenses 4,3) véase también (2Timoteo 1,9), "El Dios de paz, los haga a ustedes perfectamente santos" (1Tesalonicenses 5,23), "Vivir de una manera completamente santa, porque Dios, que los llamó es santo, pues la escritura dice: Sean ustedes santos, porque yo soy santo" (1Pedro 1, 15-16).
III. Los santos del Antiguo Testamento
Los Libros Sagrados narran varios ejemplos de hombres y mujeres que llevaron una vida virtuosa; desde el justo Abel (Hebreos 11,4); pasando por su descendiente Enoc quien "vivió de acuerdo con la voluntad de Dios" (Génesis 5,22), Noé hombre bueno que siempre obedecía al Creador (Génesis 6,9; 7,1); el patriarca Abraham, padre de los creyentes para los judíos, cristianos y musulmanes (Romanos 4,11; Gálatas 3,8-9); llamado como el "amigo de Dios" (2Crónicas 20,7), porque "Dios lo aceptó como justo" (Génesis 15,6); su sobrino Lot, hombre santo que vivía en medio de gente malvada (2Pedro 2,7-8); "mujeres santas" como Sara la esposa de Abraham (1Pedro 3,5-6); al lado de Jael, la esposa de Heber, el quenita (jueces 5,24) y Judit, "mujeres benditas para el pueblo de Israel" (13,18). José, el hijo de Jacob, vendido por sus hermanos por envidia, y a quien Dios siempre estaba con él (Hechos 7,9); el santo Job, "que vivía una vida recta y sin tacha, y que era un fiel servidor de Dios" (1,1), modelo de obediencia y sufrimiento (Santiago 5,11), y quien no pecó de palabra en su desgracia (Job 2,10); Moisés, el gran caudillo y legislador del pueblo hebreo, "era el hombre más humilde del mundo"(Números 12,3); tenía el privilegio de hablar con el Todopoderoso "cara a cara" (Exodo 33,11), como si lo viera (Hebreos 11,27); su discípulo Josué, "siervo del Señor"(24,29); Rahab, la prostituta que Dios aceptó como justa por sus hechos (Santiago 2,25); Rut, "una mujer ejemplar" (3,11). De los jueces se menciona que el espíritu de Dios estaba sobre Gedeón (Jueces 6,12.34), "hombre fuerte y valiente". Igualmente, se encontraba Sansón consagrado como nazareno para que empezara a liberar a su pueblo de los filisteos (Jueces 13,5); de él dice la Escritura que "el niño crecía, y el Señor lo bendecía" (Jueces 13,24). En cuanto a los "santos profetas que vivieron en los tiempos antiguos" (Hechos 3,21), también llamados "santos hombres de Dios" (2Pedro 1,21), se hallaba Samuel, consagrado al servicio del templo, y considerado por todo Israel como "verdadero profeta del Señor" (1Samuel 3,20); el rey David, quien a pesar de su debilidad humana (2Samuel 12,7-9), cumplió con los mandamientos y las leyes divinas (1Reyes 11,34); Eliseo, "santo profeta de Dios" (2Reyes 4,9); Jeremías, destinado por el Altísimo desde antes que naciera para que fuera "profeta de las naciones" (1,5). Asimismo, cuando Cristo murió en la cruz "se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron" (Mateo 27,52).
III. Los santos del Nuevo Testamento
En la nueva alianza se menciona a José, padre adoptivo de Jesús, un "hombre justo" (Mateo 1,19); y su esposa, la bendita virgen María (Lucas 1,28.42); al igual que el sacerdote zacarías y su mujer Isabel (pariente de María), otro matrimonio espejo de santidad ( Lucas 1, 6). En el templo de Jerusalén vivían dos santos místicos y ascetas; Simeón "un hombre justo, que adoraba a Dios y esperaba la liberación de Israel" (2,25); y Ana "que hablaba en nombre de Dios...nunca salía del templo, sino que servía día y noche al Señor, con ayunos y oraciones" (36-37). Otro era Juan Bautista, el último de los profetas; quien era grande delante de Dios y estaba lleno del Espíritu Santo desde antes que viniera al mundo (1,15). Los
"Santos apóstoles" (Efesios 3,5), como Natanael, verdadero israelita en quien no había engaño (Juan 1,47); el discípulo "José, llamado Barsabás, y llamado también justo" (Hechos 1,23); el diácono Estebán, "hombre lleno de fe y del espíritu Santo" (Hechos 6,5); Tabita "esta mujer pasaba su vida haciendo el bien y ayudando a los necesitados" (Hechos 9,36); el capitán Cornelio, un hombre justo, que adoraba a Dios (Hechos 10,22); Ananías, "piadoso y obediente a la ley de Moisés" (Hechos 22,12); entre muchos otros personajes (Romanos 16,1-15. 21-23; Hebreos 11,1-38).
IV. El poder de la oración
El seguimiento del Señor va acompañado de grandes privilegios, porque Dios escucha la plegaria de los justos (1Pedro 3,12; Job 42,8; Salmo 34,15.17; Proverbios 15,29); como la súplica de Zacarías que es recompensada con el nacimiento de su hijo Juan Bautista, y eso que él y su mujer eran ya de edad avanzada (Lucas 1,13.18). Jesucristo nos invita a pedir siempre por nuestras necesidades (Lucas 11,9-13; 1Juan 5,14-15); hay que hacer oración unos por otros (Santiago 5,16; Hebreos 13,18-19), y por los santos (Efesios 6,18). San Pablo anima en sus cartas a los hermanos a pedir por él (Romanos 15,30; Efesios 6,19; Filipenses 1,19), "por todo el pueblo de Dios" (Efesios 6,18; 2Corintios 1,11; Colosenses 4,3); el mismo los encomienda en sus oraciones (Efesios 1,16; Filipenses 1,4; Colosenses 1,3-9; 1Tesalonisenses 1,2; 3,10), invita a los fieles a rogar por toda la humanidad (1Timoteo 2,1-2). Los 24 ancianos y los ángeles suben ante el trono celestial las plegarias de todos los que pertenecen al pueblo de Dios (Apocalipsis 5,8; 8,3). Asimismo, encontramos casos de intercesión ante el Señor, como Abraham que pide detener el castigo contra Sodoma y Gomorra (Génesis 18,20-33), y por la salud de Abimelec (Génesis 20,17); Lot ruega ante los ángeles para que no destruyan la ciudad de Zoar (Génesis 19,20-21); Moisés clama por el faraón de Egipto (Exodo 8,28-29; 9,29-33), y por los pecados del pueblo elegido (Exodo 32,9-13, 30-32; Números 11,2; 14,11-19; 16,20-22); el rey David intercede para que no se castigue a los hebreos (2Samuel 24,17), y para que la peste se retire de Israel (24-25); Nehemías hace oración por los israelitas (1,6.11); la plegaria fervorosa del profeta Elías hace desaparecer y aparecer la lluvia en su Nación (Santiago 5,17-18); el profeta Jeremías ya muerto hace oración por el pueblo y la ciudad santa (2Macabeos 15,14), al igual que Samuel y Elías (Eclesiástico 46,23; 48,14-15). María pide a Jesús en las bodas de Caná por el vino (Juan 2,3); un alto oficial del rey por la curación de su hijo enfermo (Juan 4,46-51); un capitán romano por su criado paralítico (Mateo 8,5-7); Jairo, el jefe de los judíos, para que resucitara a su hija (Mateo 9,18); la mujer cananea por su hija endemoniada (Mateo 15,21-22); el rico Epulón intercede por sus hermanos ante el padre Abraham (Lucas 16,27-28); María, la esposa de Zebedeo, por sus hijos Santiago (el mayor) y Juan (el discípulo amado) (Mateo 20,20-21); Marta y María Magdalena por su hermano muerto Lázaro (Juan 11, 20-21.32); y el apóstol Pablo por los navegantes en peligro (Hechos 27,23-24).
V. Las reliquias sagradas
Para la Iglesia Católica existe además una veneración a las "reliquias", que son restos humanos y vestimentas de los santos, ornamentos del culto sagrado y objetos de piedad; muchos de los cuales con poderes milagrosos por parte de Dios. Como el callado del patriarca Jacob (Hebreos 11,21); los restos mortales de José que fueron llevados desde Egipto hasta Siquem , para que fueran sepultados en la Tierra Prometida (Génesis 50,25; Exodo 13,19; Josué 24,32; Hebreos 11,22); a Moisés el Padre Eterno le promete que con su vara hará cosas asombrosas (Exodo 4,17), como sucedió ante los ojos del faraón Ramsés II (Exodo 7,9-12), con las plagas de Egipto (Exodo capítulos 7-8), cuando abrió en dos el mar rojo (Exodo 14,16), cuando hizo brotar agua de las rocas en el desierto del Sinaí (Exodo 17,5-6), y en la guerra contra los amalecitas (Exodo 17,9); Dios hace retoñar el bastón de Aarón, para que lo colocaran dentro del cofre sagrado (Números 17,7-10); la capa del profeta Elías abrió en dos oportunidades el río Jordán (2 Reyes 2,8.13-14); en cierta ocasión unos israelitas estaban enterrando a un hombre, arrojándolo a la tumba de Eliseo, pero tan pronto el cadáver rozó los huesos del profeta, resucitó y se puso de pie (2 Reyes 13,20-21). En la vida pública de Cristo, una mujer que desde hacía doce años estaba enferma con derrames de sangre, se curó instantáneamente al tocarle el borde de su túnica (Mateo 9,20-22), también sucedió lo mismo con los enfermos de Genesaret (Mateo 14,34-36). Por su parte, "Dios hacía grandes milagros por medio de Pablo, tanto que hasta los pañuelos o las ropas que habían sido tocadas por sus cuerpo eran llevados a los enferrmos, y éstos se curaban de sus enfermedades, y los espíritus malignos salían de ellos" (Hechos 19,11-12).
Diez verdades contra los testigos de Jehová
1. Mientras que la Iglesia Católica cuenta con pruebas bíblicas, históricas y arqueológicas que demuestran que fue fundada por el propio Cristo Jesús, cuando nombró al apóstol Pedro como su primer Vicario en la Tierra (Mateo 16, 17-18; Lucas 22,32; Juan 21,15-17). Los Testigos de Jehová solo empezaron a existir por Charles Taza Russeell, quien en el año de 1879, después de haberse separado de la Iglesia Adventista del Séptimo Día (aunque esto no lo reconocen ellos), para fundar su propia organización llamada "La Sociedad Torre del Vigía" en Pennsylvania (EEUU). (El hombre en busca de Dios, Ed 1990, Pág 352). Pero conservando gran cantidad de creencias aprendidas en su antigua congregación. Asimismo, explican en su revista ¿Qué exige Dios de Nosotros?, en la pág 26 que "Jesús fundó una sola religión cristiana verdadera. Por lo tanto, hoy en día únicamente tiene que haber un grupo de adoradores verdaderos de Jehová Dios. (Juan 4,23,24; Efesios 4,4,5)". Más adelante, en la pág 28 aclaran que "La historia moderna de los testigos de Jehová empezó en la década de los setenta del siglo XIX". Conclusión, no son ellos la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo
2. Los Testigos de Jehová adoptaron oficialmente este nombre en el año de 1931, cuando su segundo presidente Joseph F. Rutherford lo tomó de un texto del profeta Isaías (43,10.12). (La Atalaya, Pág 11; 1 de enero de 2000). Por el contrario, la Iglesia Católica que pertenece al pueblo del "Nuevo Pacto"(Mateo 26,28); somos testigos de Cristo (Juan 1,7;15,26-27) resucitado (Hechos 1,8; 2,32; 5,31-32; 10,39; 22,15; Apocalipsis 17,6). Además, en el Nuevo Testamento a Dios se le reconoce como ABBA (Papá) (Mateo 6,9; Romanos 8,15; Gálatas 4,6). La Virgen María dice que el nombre de Dios Padre es "Santo" (Lucas 1,49). Incluso, el término "Testigos de Jehová" no aparece en ningún pasaje de las Escrituras Griegas
3. Los Testigos de Jehová no reconocen el dogma de la Santísima Trinidad (El hombre en busca de Dios, Págs 356-357). No obstante, en el Nuevo Testamento se nos confirma que Dios es una comunidad formada por tres personas divinas distintas. Prueba de ello lo encontramos en la anunciación del ángel San Gabriel a la Virgen María (Lucas 1,35); en el bautismo de Jesús en el río Jordán (Lucas 3,21-22); en la transfiguración en el monte Tabor (Mateo 17,1-5); en el mandato del Mesías de bautizar a todas las naciones (Mateo 28,18-19). Al igual, que en la bendición del apóstol Pablo a la comunidad de fieles de Corintio: "La gracia del Señor Jesucristo, y el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo estén con todos ustedes" (2Corintios 13,14); y la declaración de San Juan: "Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo (Jesús) y el Espíritu Santo; y estos tres son uno" (1Juan 5,7). Véase también (Gálatas 4,4-6; Efesios 2,18.22; Hebreos 9,14; 10,29; 1Pedro 1,2; Judas 20-21).
4. Los Testigos de Jehová no son considerados como una congregación cristiana, ya que desconocen la naturaleza divina del Hijo de Dios (Filipenses 2,6-8; Colosenses 1, 15; Hebreos 1,3). Al respecto dicen de manera herética que Cristo Jesús es el arcángel "Miguel" (¡Despertad!;? Quién es el arcángel Miguel?, págs 16-17; 8 de febrero de 2002). Desconociendo que la segunda persona de la Trinidad es llamado el "Emanuel" (que significa "Dios con nosotros"). (Mateo 1,23; Isaías 7,14); el nombre de Jesús quiere decir "Dios es salvación" (Lucas 1,31); El es superior a todos los ángeles (Colosenses 1,16; Hebreos 1,4-5; 1Pedro 3,22); el "Unigénito de Dios" (Juan 1,18; 3,16), quien también recibe en Las Santas Escrituras el prerrogativa exclusivo de "Dios" (Isaías 9,6; Romanos 9,5; Tito 3,4; Hebreos 1,5-9; 2Pedro 1,1; 1Juan 5,20). Mientras que "Miguel"(Quién como Dios), es "uno de los príncipes prominentes" (Daniel 10,13), lo que da a entender que existen otros "arcángeles" de su mismo rango, así no sean mencionados con nombres propios. Además ellos han modificado dos citas que encontramos en su Biblia titulada "Traducción del Nuevo Mundo de las Sagradas Escrituras":
a. La introducción del Evangelio de Juan: "En el principio ya existía la palabra (Jesús); y aquel que era la palabra estaba con Dios y era Dios". Mientras que en su Biblia aparece: "En el principio era la palabra...y la palabra era un dios" ; lo que daría a entender que Jesucristo es un "dios" falso (Exodo 20,3). Ante esta confusión teológica agregan: "Los testigos de Jehová creemos que Jesús tiene un origen divino, pero que no es un Dios" (La Atalaya, Pág 21; 1de diciembre de 2002). Es más, el término "la palabra era un dios", no se encuentra en ninguna de las más importantes traducciones de los Textos Sagrados, como la Biblia católica de Jerusalén y la versión protestante Reina Valera. Igualmente, en su libro de cabecera que utilizan en la predicación en la calle llamado: "Razonamiento a partir de Las Escrituras ", en la pág 67; reconocen ellos mismos: "Algunos traductores han permitido que sus creencias personales influyan en sus traducciones".
b. Dicen ellos que la voz de mando de un arcángel en (1Tesalonicenses 4,16), es la de Miguel (Jesús); sin embargo la palabra de Dios explica que el "Hijo del hombre" (Cristo Jesús) es quien "mandará a sus ángeles para que con un fuerte toque de trompeta reúna a sus elegidos" (Mateo 24,30-31), véase también (Marcos 13,26-27; Mateo 16,27;25,31; apocalipsis 4,1; 8,6; 10,7). Incluso en la Biblia Miguel y Jesús tienen características diferentes, en Judas 9 dice que el arcángel no tenía autoridad de regañar al Diablo; al contrario de Jesús (Marcos 1,25-27), quien tiene el mismo poder desde antes de venir al mundo (Juan 17,5; Hebreos 13,8). "Porque Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús (no a Miguel) de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él" (Hechos 10, 38). Además el Hijo de Dios (Cristo Jesús) ha venido a la tierra "para deshacer la obra del diablo" (1Juan 3,8).
5. Los Testigos de Jehová dicen en su artículo "Un dilema teológico" en La Atalaya del 1 de marzo de 1995, págs 29-31; que "los primeros cristianos rechazaban la enseñanza apóstata sobre la inmortalidad del alma humana". Por otra parte, la Iglesia Católica al igual que las más importantes iglesias cristianas y en compañía del judaísmo y el islamismo; creen firmemente que el hombre al haber sido creado a "imagen" y "semejanza" de Dios (Génesis 1,26), está dotado de una sustancia inmortal (el espíritu) que sobrevive después de la muerte (Génesis 35,18; Eclesiastés 12,7). Así lo testifica Jesús en el Calvario: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" (Lucas 23,46), al igual que el diácono Esteban (Hechos 7,59); San Pablo nos dice que tenemos cuerpo, alma y espíritu (1Tesalonicenses 5,23). En esta "partida" (Filipenses 1,23) que es la muerte, el espíritu se separa del cuerpo (1Corintios 5,5); "Porque todos tenemos que presentarnos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo que le corresponde mientras que estaba en el cuerpo" (2Corintios 5,10); "Para resucitar en Cristo es necesario dejar este cuerpo para ir a morar cerca del Señor"(2Corintios 5,8); "estamos siempre confiado, sabiendo que mientras habitemos en el cuerpo, caminamos lejos del Señor" (2Corintios 5,6); "Gemimos en este estado, deseando ardientemente que sea revestido de nuestra habitación celestial" (2Corintios 5,2; Hebreos 13,14), para ser trasladados "al reino de su amado Hijo" (Colosenses 1,13), y estar "siempre con el Señor" (1Tesalonicenses 4,17). Si Cristo está en vosotros, el cuerpo ciertamente está muerto por el pecado, más el espíritu vive por la justicia" (Romanos 8,10-11); "hasta a los muertos ha sido anunciada la Buena Nueva" (1Pedro 4,6); Véase también (Hechos 2,31; Efesios 4,8-9; 1Pedro 4,6). Pues el Altísimo "no es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para El todos viven" (Lucas 20,38); asimismo "Cristo murió y volvió a la vida para ser Señor de muertos y vivos" (Romanos 14,9); y todo el que crea en su poder "aunque muera vivirá" (Juan 11,25). "Porque el hombre se va a su morada de eternidad" (Eclesiastés 12,5), a la Jerusalén celestial (Gálatas 4,26; Hebreos 12,22), "los lugares celestiales en Cristo" (Efesios 1,3; 2,6-7), ya que somos ciudadanos del cielo (Filipenses 3,20). Aquí también están las almas de los mártires (Apocalipsis 6,9-11; 20,4). Incluso , la parte que resucita en el hombre es el "espíritu" que vuelve a unirse al "cuerpo material" (1Reyes 17,22; Ezequiel 37,5).
6. Los Testigos de Jehová escriben en su artículo "El pequeño ha llegado a ser mil" de la revista La Atalaya, del 1 de enero de 2000; pág 12. Que solamente 144000 elegidos "quienes, junto con Jesucristo, son coherederos del reino celestial". Mientras que en el año 1935 se entendió que las "otras ovejas" pertenecen a la "gran muchedumbre" de todas las naciones...tienen la esperanza de vivir para siempre el en paraíso terrestre". De igual manera, afirman en otras publicaciones que el resto de la humanidad que no acepte sus enseñanzas, serán aniquilados de la faz de la tierra, incluyendo "todo el sistema de cosas perverso de Satanás, con su religión falsa (el cristianismo), sus políticos corruptos, su sistema comercial avariento y sin escrúpulos, y sus ejércitos destructores" (La Atalaya, 1 de febrero de 2004; pág 12).
Sobre este punto, han tomado al pie de la letra dos pasajes bíblicos del libro de las Revelaciones (7,9-14; 14,1). Sin embargo, los exegetas han explicado que el número "144000" es un número simbólico que no aparece en ningún otro texto de Las Escrituras, descifrado de la siguiente manera [12(equivalente a las doce hijos de Jacob) X 12(equivalente a los doce apóstoles) X 1.000 (equivalente a plenitud)]; es decir muchos serán los seres humanos que alcancen la salvación eterna en el cielo.
Jesucristo nos enseña a pedir por el reino de Dios en los cielos (Mateo 6,9-10. 33); Es más, en el sermón del monte, nos exhorta a creer que "los de corazón humilde recibirán la tierra como herencia", pero al final; ellos con los otros "bienaventurados" tendrán su recompensa en el cielo (Mateo 5,3-12, comparar con Salmo 37,11). Tampoco Cristo Jesús da un número preciso de los que irán al "reino de su Padre" en el juicio de las naciones (Mateo 25,31-46). Ya que "vendrán de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, y se sentarán a la mesa del reino de Dios" (Lucas 13,29); "muchos son los que vendrán" (Mateo 8,11); "la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos" (Hebreos 12,23), "todos los hombres verán la salvación de Dios"(Lucas 3,6; Isaías 40,5), que es "una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros" (1Pedro 1,4). Incluso en el Apocalipsis los "144000" elegidos "han sido rescatados de entre los hombres como primicia para Dios y el cordero" (14,4). Sí los llama "primicia" significa que solo son los primeros en recibir la salvación, y aún faltan muchos más por venir llamados "la gran muchedumbre" (7,9; 19,1).
Del mismo modo, el "paraíso" que menciona la palabra de Dios es el cielo como el que le promete Jesús en la cruz al buen ladrón (Lucas 23,42-43), y no un paraíso venidero en la tierra. Así lo da a entender el apóstol Pablo: "Conozco a un hombre que cree en Cristo y en que hace catorce años fue llevado al tercer cielo. No sé si fue llevado en cuerpo o en espíritu, Dios lo sabe. Pero sé que ese hombre fue llevado al paraíso"(2Corintios 12,2-4).
7. Al referirse a la Iglesia Católica utilizan términos como "falsa cristiandad", "Babilonia la grande", "religión apóstata" o "religión falsa" (La Atalaya, págs 4-5; del 1 de noviembre de 2001; La Atalaya, págs 19-22; del 1 de mayo de 2002). Para tener una clara idea del odio que sienten por nuestra religión, encontramos en La Atalaya del 15 de diciembre de 1999, en la pág 18, la siguiente descripción textual: "Poco después de la muerte de los apóstoles, se formó una clase clerical separada que oprimía al rebaño y usaba vestiduras distintivas. La apostasía se extendió como gangrena. Cuánto desanimó este hecho a los cristianos fieles. Vieron cómo un culto corrompido eclipsaba a la provisión recién establecida para la adoración pura, y todo ello sin siquiera haber transcurrido un siglo desde que Cristo fundó la congregación".
Lo que no tienen en cuenta los Testigos de Jehová es que el Mesías al fundar su Iglesia, había advertido que de la misma "congregación de creyentes" iban a salir "falsos profetas" que querrán acabar con Ella (1Corintios 1,10; 11,18-19; Gálatas 1,6-9; 1Tmoteo 6,3-5; Tito 3,10-11; 1Juan 2, 18-19); lo que ya había sido pronosticado en la parábola de la "cizaña en el trigo" (Mateo 13,24-30), pero que en ningún momento podría exterminarla(Mateo 16,18; 28,20; 24,35). Pues es la misión de los pastores del verdadero rebaño (desde los inicios del cristianismo), cuidar de que esto no suceda (Hechos 20,25-30; Hebreos 13,7.17; Filipenses 1,1; Tito 1,5.9; 2.1), con la asistencia del Espíritu Santo (Juan 14,26; 16,13). Porque existe una íntima unión entre Dios, Jesús y la Iglesia "por todos los siglos y para siempre" (Efesios 3,21); y no a partir del año 1914, como lo dan a entender en su tratado "Cultivemos la obediencia mientras se acerca el fin", La Atalaya, págs 18.19; de octubre 1 de 2002.
8. Por ser una congregación fatalista, los Testigos de Jehová han anunciado de manera equivoca la segunda venida del "Hijo de Dios". Russell aseguró primero que sería en el año 1874 (El arpa de Dios, Ed 1954, Págs 239-242); después cambió la fecha para 1914 (La Atalaya, 15 de enero de 1892). Por su parte, el juez Rutherford lo hizo para 1925 (Millones que ahora viven no morirán jamás, Ed 1921, pág 88); y para ello, mandó a construir una enorme mansión en San Diego (California), llamada "la casa de los príncipes" para cuando resucitarán los patriarcas del Antiguo Testamento[La Biblia nos explica que Abraham, Isaac y Jacob estarán es en el reino de los cielos (Lucas 8,11)] . Pero al ver que esto no sucedió, se fue él mismo a vivir allí hasta su muerte ocurrida en el año de 1942. Por último, su tercer presidente Natahn H. Knorr, le encomendó la misión a su vice-presidente, Federick W. Franz (quien luego sería el cuarto presidente); quien la profetizó para el año 1975 (Vida eterna en la libertad de los hijos de Dios, Ed 1966). Hoy en día, no se atreven a especificar otra fecha por temor a caer en la misma encrucijada, ya que muy tarde comprendieron la señal del Evangelio: "Manténganse ustedes despiertos, porque no saben qué día va a venir su Señor" (Mateo 24,42).
Algo que sí han reconocido honradamente es en admitir que sus jefes máximos (siete en total), llamados como "el cuerpo gobernante" o también "el esclavo fiel y discreto": "Este grupo de fieles hermanos ungidos siguen siendo cristianos imperfectos. Aun teniendo las mejores intenciones, pueden equivocarse". (La Atalaya, pág 17; 1 de diciembre de 2002).
9. Otro error característico es la interpretación que tienen de la muerte de Jesucristo, pues todas sus representaciones artísticas de los últimos tiempos, lo muestran clavado en un "madero" en forma vertical, con las manos encima de la cabeza sujetadas por un solo clavo (El hombre más grande de todos los tiempos, Ed 1991; pág 125). No obstante, el Nuevo Testamento enseña que el Salvador murió en una Cruz (1Corintios 1,17), tal como aparece en su anterior libro "El arpa de Dios" pág 132; y en La Atalaya del 1 de enero de 2000, pág 9; aclaran que hasta "en la década de los años veinte, muchos Estudiantes de la Biblia (así se llamaban en ese entonces) llevaban una insignia con una cruz y una corona". Igualmente, el texto de Mateo (27,37), especifica que fue por encima de la cabeza del Señor que "pusieron un letrero, donde estaba escrito la causa de su condena", o también, en Juan (20,25), se habla de "las heridas de los clavos" en sus manos.
Por el lado de la arqueología también le da la razón a la Iglesia Católica y a las demás confesiones cristianas, pues se sabe de un descubrimiento realizado en 1968 al norte de Jerusalén, de los restos humanos de un condenado de unos 35 años de edad, crucificado y con los huesos aún perforados por un clavo de 18 centímetros. El estado de los huesos indicaba que los brazos de la víctima estaban efectivamente desplegados hacia los lados, y los tobillos fijados a la cruz.
10. En el plano médico los Testigos de Jehová han sido noticias muchas veces cuando alguno de sus integrantes o familiares, incluyendo pequeños niños han muerto por no suministrares una transfusión sanguínea para salvarles la vida. Según ellos, la sangre es sagrada y no hay que usarla para ningún propósito humano (La Atalaya, Págs 29-31; del 15 de junio y del 15 de octubre, págs 30-31; del año 2000), y para ello, demuestran tal prohibición argumentando dos citas bíblicas (Levítico 17,11; Hechos 15,28-29). Claro está, que la revelación divina nos explica que lo que contamina al hombre, no es lo que entra al cuerpo sino lo que sale de él (Mateo 15,11); porque "la sangre de Jesús es verdadera bebida de salvación eterna"(Juan 6,54-55). "Cristo puso fin a la ley que consistía en mandatos y reglamentos" (Efesios 2,15); con El se da una "nueva ley" (Romanos 7,6; 2Corintios 3,6); la prohibición del decreto mosaico de la sangre (1Samuel 14,32-33); queda completamente abolido en la "Nueva Alianza" (Hechos 10,9-15; Romanos 14,6.17; 1Corintios 8,8.10; 10,25-31; Gálatas 5,1.18; Colosenses 2,16; 1Timoteo 4,1-4; Santiago 4,12). Dios es amor (1Juan 4,8), y sus mandamientos, son mandamientos de amor (1Juan 5,3); por lo tanto ¿Qué es más importante para Jehová: la ley antigua y al pie de la letra, o el amor?
La Nueva Era: "Religión" Neo-Pagana del siglo XXI
"A Dios no lo podemos conocer del todo, pero si podemos saber lo que no es"
San Agustín
(Obispo de Hipona y Doctor de la Iglesia).
I. Origen y propósito
El 3 de febrero del 2003, la Santa Sede dio a conocer un documento titulado "Una reflexión cristiana sobre la Nueva Era", en dicho estudio se plantea la posición oficial de la Iglesia Católica con respecto a este movimiento científico- religioso que se remontan a la década de los años sesenta del siglo pasado; haciéndose popular en gran parte del mundo moderno. Su origen se debió al descontento de la juventud con la guerra en Vietnam, el movimiento hippie, la revolución de la Soborna en París y demás problemas sociales de la época. Sus líderes indujeron a las nuevas generaciones al uso de las drogas fuertes, el sexo libre, el rock pesado, la anarquía, el ateísmo y una rebeldía interior a todas los valores religiosos, morales y culturales establecidos en el judaísmo y el cristianismo. Su ideología abarca doctrinas extraídas del hinduismo, el budismo, creencias persas, caldeas, egipcias, el animismo, el panteísmo, la teosofía, el esoterismo, el ocultismo, la metafísica, el gnosticismo y la masonería.
El principal objetivo de la Nueva Era es la búsqueda del hombre como centro del universo, dando origen a un nuevo orden mundial dominado por una nueva religión. Se trata pues de un "supermercado" de creencias donde cada quien toma lo que le gusta y deja lo demás. Esta forma de pensar ha sido visto como la terminación del proceso evolutivo del "Super-Hombre", propuesto por el filósofo alemán Friedrich Nietzche.
En resumidas cuentas la "Era Solar" como también se le conoce, tiene cinco puntos básicos:
1. No hay un fundador reconocido particularmente.
2. No hay un libro sagrado que contenga toda su doctrina.
3. No hay una estructura jerárquica organizada.
4. No tiene dogmas o mandamientos fijos.
5. No tiene un sistema religioso o filosófico propio.
Hay tres etapas a los cuales los de la Nueva Era quiere llevar a toda la humanidad, de una manera inconsciente:
1. "Iglesia Católica no, Cristo sí". En este primer punto se pretende desacreditar a la Iglesia Romano y los religiosos, para llevar al convencimiento de creer solamente en el maestro Jesús.
2. "Cristo no , Dios sí". En esta fase se llega por medio de la enseñanza en un nuevo dios cósmico.
3. "Dios no, nueva religión sí". Se logra con la instalación de centros de culto donde se practica lo visto anteriormente, para encontrarse con el "super- yo".
Uno de los pilares para lograr tal fin, es cambiar el concepto teológico de un Dios "creador" y "omnipotente" por un dios "energía" o "fuerza"; quien se manifiesta en todo el universo como conjunto (panteísmo), siendo además incapaz de intervenir en los asuntos humanos. El hombre contemporáneo puede llegar a conectarse con este "nuevo dios", no por la gracia divina, sino por su propio poder interior. Se niega la existencia del bien y del mal, al igual que el pecado y la virtud. En este sentido reconocen el principio de las religiones orientales que admiten que todas las almas son divinas y forman una sola alma universal (Nirvana budista), además al no existir un Dios supremo toda persona es su propio juez. Incluso, cada individuo de acuerdo con su comportamiento terrenal determinará su próxima reencarnación (Karma hinduista). Comparar con (Salmo 68,28; Proverbios 15,3; Isaías 40,28-29; Hebreos 4,13).
II. El papel de la astrología
La astrología también ha jugado un punto importante en la llamada "Era de la Luz", pues se sabe que la historia de la humanidad ha estado dividido en eras que se hallan regidas por determinadas constelaciones que coincide con la precesión de los equinoccios, que ocurre cada 2000 años aproximadamente; así por ejemplo:
A. Bajo la influencia de Tauro: (4230 a. C) surgieron los imperios y las religiones de Mesopotamia, como los persas y los egipcios; quienes tenían como emblema divino un toro o becerro, que aparece representado en varias pinturas y estatuidas de ese tiempo. además fue el mismo ídolo que los judíos idolatraron en el desierto del Sinaí (Exodo 32; Hechos 7,40-41).
B. Bajo la influencia de Aries: (2160 a. C) guió a la religión y la cultura judaica, representado por la figura de un cordero o un cabrito; animales propios para el sacrificio a Yahvé (Exodo 12,5; Levítico 16,20-22).
C. Bajo la influencia de Piscis: (Desde el siglo I de nuestra era) símbolo del cristianismo, que se inicia con el nacimiento de Jesús, identificado por un pez; imagen que se encuentra desde los inicios del cristianismo en las catacumbas romanas. Esto se debe a que la palabra "Pez" en griego se escribe ICHTUS, que son las iniciales de la frase: "Jesús- Cristo- Hombre- Dios- Salvador).
D. Bajo la influencia de Acuario: (2026 d. C) este acontecimiento marcará el comienzo de la "Nueva Epoca". El signo del acuario es la mezcla de todas las religiones, pero principalmente las de Oriente, Asia, Africa y Oceanía. Será un tiempo de abundancia en doctrinas esotéricas y en sabidurías humanas (Deuteronomio 18,9-11).
III. La llegada del Nuevo Mesías
El plan de la redención humana que se cumple con el sacrificio de Jesús en la cruz, pasa a un segundo plano. Ya no es considerado como el "Hijo de Dios", sino un "Iniciado" o "Maestro Espiritual" con la misma importancia de "Buda", "Krishna", "Zoroastros", "Mazda", "Confucio", "Mahoma", "Gurúnanda", "Narayana", o "Ghandi". Siendo además sus enseñanzas válidas para todos los hombres (Teosofía); pues cada mensaje en complementario del otro, hasta que aparezca finalmente un "Maestro Mundial", quien encarnará la divinidad humana en los últimos tiempos. este "Nuevo Mesías" para los seguidores de la "Era Solar" se vio identificado cuando en abril de 1982, se anunció en los veinte periódicos más importantes del mundo el titular "Cristo ya está aquí", en la persona de Lord Maitreya; maestro por encima de todos los demás. Este extraño personaje asiático residente en Londres, de quien se decía que era nada menos que el Ungido para los judíos, el quinto Buda de los budistas, el Lord Krishna de los hindúes y el verdadero Cristo para los cristianos.
Maitreya es el nombre de una divinidad budista anterior al príncipe Shirdarta Gautama, el séptimo y último Buda (el iluminado). Incluso, se aseguraba que este mismo sujeto fue el maestro de Jesús de Nazareth, quien sólo había sido un Cristo temporal. Ahora que Maitreya ha llegado, desaparecerán las enfermedades, las penalidades y todos podrán convertirse en dioses mediante un procedimiento secreto que él dará a conocer a toda la humanidad (Comparar con Génesis 3,5). La actriz Shirley Maclane es llamada como la gran sacerdotisa del movimiento, ella enseña en su propio programa de televisión sus experiencias extra- dimensionales y ha escrito un libro relacionado con lo oculto y con el cosmos espiritual, también afirma que ha reencarnado nueve veces.
La veneración a la "Virgen María", lo han relacionado con la antigua idolatría que se rendía a la "diosa madre", como Isis en Egipto y Horus, la Mater Matuta del imperio romano, Kali en el hinduismo; o también llamada en la Biblia como la "diosa Reina del Cielo" (Jeremías 7,18; 44, 16-17).
IV. Variedad religiosa
La Era de Acuario pregona una serie de nuevas técnicas como la meditación trascendental, el método control mental Silva, la telepatía, el hipnotismo, el yoga, la gimnasia china, el zen, las regresiones hipnóticas y la armonía corporal; logrando así la proyección del "aura" o "cuerpo astral" de cada ser. Del esoterismo y el misticismo sobre sale la "angeología", estudio de seres alados (los ángeles) con diferentes nombres, que se pueden contactar por medio de normas que se explican en libros, videos, cassettes y juegos de mesa. No se puede dejar a un lado la "ufología", estudio del fenómeno ovni y los extraterrestres, llamados como nuestros "hermanos mayores" del universo, o los "Elohim", palabra hebrea que significa "Dios".
V. El mercado de la era de acuario
Hoy en día es común ver centros de estudios, festivales espirituales, seminarios, conferencias de los llamados "maestros de la luz", donde se enseña la doctrina del movimiento Krishna, powa, reiki, akido, otaichi, el fenj shui, el shiatzu; acompañado de librerías, almacenes y centros naturalistas donde se consigue una amplia variedad de libros y revistas del doctor DeepaK Chopra, como su obra "Las siete leyes del éxito espiritual", al igual que Sri Ravi SanKan, otro hindú de la casta de los brahamanes; ambos recorren el mundo difundiendo sus costosos métodos de meditación oriental. Otros temas son los libros del Dalai Lama como "Los eternos valores humanos" y "Las religiones del mundo", el "Libro de los espíritus" de Allan Kardec, los de J.J. Benítez, asimismo de sanación física, macrobiótica, teosofía, superación personal, parapsicología, alquimia, ocultismo, metafísica de Cony Méndez, el significado de los sueños, música de relajación (o étnia), artículos traídos de Egipto, Israel, Filipinas y la India. Incensarios para aromatizar el ambiente, collares, anillos, bolas de cristal, velas de diferentes colores y magia blanca, candelabros hebreos, esencias de diferentes plantas, lectura del tarot, quiromancia (lectura de la mano) y numerología, es decir, la influencia de los números en la vida de las personas o el horóscopo de Walter Mercado. (Compara con Salmo 94,11; Proverbios 14,15; Daniel 12,4; Romanos 10,2-3; 1Corintios 3,18; Efesios 4,17-18; 1Tesanonicenses 5,20-21; 1Timoteo 6,20-21; 2Timoteo 3,7-8; Tito 1,16; Hebreos 5,11-12; 1Juan 4,1).
VI. La medicina de la era luz
En el campo de la "Medicina Alternativa", según los bioenergéticos el cuerpo humano tiene receptores para cada tipo de energía que recibe el nombre de "Chacras", que son meridianos o puntos específicos para cada parte del cuerpo; para lograr sus estímulos se cuenta con la homeopatía (Medicina con plantas), la acupuntura china, a electroacupuntura, que emplea un aparato llamado "dermatrón", la utilización de cuarzos, cristales, agujas, pirámides, la cruz de Caravaca, Budas, el ángel solar dorado, la estrella de David, la espada del ángel San Gabriel, el dragón rojo, el unicornio de bronce celta o pulseras de plata y oro. La fonoterapia, o sea el empleo de frecuencias acústicas emitidas por instrumentos mecánicos o electrónicos, que sirven para purificar las vibraciones negativas; la masoterapia, masajes terapéuticos combinados con meditación y secciones de hipnosis, la cromoterapia, o manejo psicológico de los colores, que ayudan a fortalecer el sistema nervioso y síquico, la campanología, es decir, el arte curativo del sonido de las campana; como las tibetanas, egipcias y bizantinas; bien sea de oro para curar el cáncer y de plata para la migraña; o también la aromaterapia, utilización de los aromas naturales para mejorar la salud, el bienestar y la paz en el hombre cósmico.
VII. Conclusión final
Ante todo este panorama tan variado y peligroso para la fe del creyente, lo único que nos resta; es pedir con fervor la misma súplica que hiciera siglos atrás el salmista: "Señor, muéstrame tus caminos; guíame por tus senderos;...encamíname en tu verdad" (Salmo 25,4-5).
La reencarnación: Verdad o Mito
"Al morir ...nacemos para la vida eterna".
San Francisco de Asís
Religioso -fundador de la órden de los frailes menores.
I. Las religiones orientales
EL HINDUISMO: Para esta religión de la India la reencarnación tiene su origen en los textos sagrados Vedas (Conocimiento), que aparecieron entre los años 800 al 500 a.C., aquí se enseña que con la muerte sólo desaparece el organismo, mientras que el alma (Atman), vive muchas vidas en diferentes cuerpos hasta completar la liberación de su ser (Moksha), por medio de un proceso de nacimiento, muerte y reencarnación (Samsara); la meta final consiste en romper dicho ciclo y llegar a estar eternamente en la presencia de Brahma, el "Espíritu Universal" o el "Océano Divino"; del que surgieron todos los seres y al que deben retornar.
La reencarnación va íntimamente ligada al "Karma" de cada persona (la palabra Karma tiene dos significados: "acción" y "los resultados buenos o malos de toda actividad física o mental"); y en tal caso, la existencia futura del Atman está predestinada por el comportamiento de toda su vida terrenal, la que será favorable o miserable; ya que el Karma opera de una manera implacable con las personas que se dedican al mal, teniendo como castigo el renacer en algún animal inferior, planta o cosa. Del mismo modo, la ley del Karma es independiente del tiempo y el espacio; y por eso, nada tiene que ver que un individuo necesite trescientos o tres mil años de aprendizaje para evolucionar completamente.
Para la religión de los "mil dioses" los méritos propios de cada persona, pueden tener su recompensa con el renacimiento de alguna de sus divinidades, como es el caso de Shankara, filósofo, místico y poeta hindú; quien por su grado de santidad se le veía como la personificación viva de la diosa Shiva. Igualmente, en el Ramayana, poema épico de la literatura india, se narra que su héroe el príncipe Rama, era la reencarnación del dios Visnú.
El Budismo: Sus creencias religiosas se inicia con la aceptación del proceso de cambio (samsara), las personas mueren y renacen en uno de los seis reinos de la existencia universal, descritos en la rueda budista de la vida; entre ellos el cielo y el infierno, estados imperfectos en los que la reencarnación depende de los progresos que se haya hecho allí. Por último, todos los seres humanos irán al reino "sin muerte" llamado "Nirvana". La palabra Nirvana tiene su origen en el sánscrito y quiere decir "extinción", bien sea de las pasiones, de los errores y demás defectos propios; lo que trae como resultado final el colmen de la iluminación, la serenidad y tranquilidad sin limites. Por lo tanto, quien llega al Nirvana ha vencido a la muerte y el dolor físico.
Los budistas afirman que todos los individuos se reencarnarán varias veces antes del alcanzar el Nirvana, llamado también el "Gran Todo"; pero sólo los seres iluminados o "Budas" pueden recordar sus vidas pasadas; como su fundador, el príncipe Sidharta Gautama (2500 a.C.), quien decía tener recuerdos de mil vidas anteriores. Asimismo, los Lamas Tibetanos plenamente realizados (o Tulkus), pueden escoger las circunstancias de su próxima reencarnación, e incluso indicar el lugar exacto donde renacerán, en el cuerpo de un infante que nazca en ese preciso momento, y que deberá ser cuidadosamente buscado unos ocho años después por los monjes, gracias a determinadas señales y diversas pruebas de reconocimiento. El caso más conocido es el de su gran líder el Dalai Lama, cuyo espíritu ha renacido catorce veces hasta llegar al actual, Tenzin Gyatso (1935- ).
La Sociedad Teosófica: Fundada en 1875 por la rusa Elena Blavatsky, en compañía de varios masones de Estados Unidos, y algunos espiritistas. Esta secta de lo oculto y lo secreto pregona que cada uno va experimentando progresivas reencarnaciones hasta llegar a ser un dios o "Mahatma"; con la misión de gobernar todo el universo. Para llegar a esta meta tiene que pasar varios siglos, como le sucedió a su fundadora, quien aseguraba haber pasado por 32 reencarnaciones durante 72000 años.
II. El culto a los muertos
La doctrina que predica la existencia del cielo y el infierno como moradas eternas para el alma humana después de esta vida, es un hecho más constante y generalizado en la historia universal. Así lo demuestra las antiguas culturas como los babilonios, asirios y egipcios; quienes levantaron templos y pirámides destinadas a sus reyes y faraones para estar más cerca de ellos, y que luego despertarían en el más allá.
Por otra parte, para las religiones monoteístas como el judaísmo, las ofrendas a favor de los muertos son base de su fe; como lo constata la lectura del Machsor, libro de oraciones para los días sagrados del Yom Kipuer (La fiesta del perdón). También las iglesias primitivas cristianas, a la cabeza con la Católica, los Ortodoxos Griegos y Rusos, los Arrianos, Nestorianos y Eutiquianos; conservaron en sus liturgias la costumbre de pedir por las almas de los fieles difuntos. Mientras que para el Islam esta práctica esta consignada en el libro del Corán.
III. El punto de vista bíblico
Los reencarnacionistas argumentan sus enseñanzas con las Sagradas Escrituras. Según ellos, se encuentran al menos unas 600 citas para testificar lo dicho, siendo las más importantes el encuentro de Jesús con Nicodemo, cuando le dice: "En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios" (Juan 3,3); a lo que los exegetas y teólogos aclaran, que el Mesías está haciendo referencia al sacramento del bautismo, que nos hace "volver a nacer por el agua y el espíritu"(5-7). Así también cuando se dice que Juan el Bautista era el profeta Elías (reencarnado), que "ha venido ya" (Mateo 17,12); se da a entender que la fuerza del profeta recae en la misión del Bautista, quien fue el precursor de la primera venida de Cristo, y Elías lo será de la segunda (Parusía). De Igual manera cuando Juan es interrogado por una comisión del Sanedrín, si era realmente Elías, éste responde categóricamente "no lo soy" (Juan 1,21). Sin embargo, se había predicho que Juan Bautista precedería al Mesías "con el espíritu y el poder de Elías" (Lucas 1,17; Malaquías 4, 5-6; Eclesiástico 48,10). En otra oportunidad, el Señor se encarga de decir que su primo no era Elías, pues éste "ha de venir" (Mateo 11,14); además el antiguo profeta de Israel se hace visible al lado de Moisés en la transfiguración en el monte Tabor (17,1-9).
La Revelación Divina también nos dice que "está establecido que los hombres mueran una sola vez" (Hebreos 9,27); con la muerte, "el polvo (o poéticamente 'el cuerpo') vuelve a la tierra como vino de ella, y el espíritu a Dios, que lo ha dado" (Eclesiastés 12,7). "Sólo aquel que peque morirá. Ni el hijo ha de pagar por los pecados del padre, ni el padre por los pecados del hijo" (Ezequiel 18,20). "Porque todos tenemos que presentarnos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo que le corresponde, según lo bueno y lo malo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo" (2Corintios 5,10); además la resurrección del Salvador, y las realizadas por él, son la prueba de que cada alma fue creada para un cuerpo humano ((1Corintios 15,12-57). El apóstol Pablo agrega que al final de los tiempos habrá resurrección tanto de "buenos" como de "malos" (Hechos 24,15); que serán juzgados ante el tribunal supremo del Hijo de Dios (Mateo 25,31-46; Juan 6,40; Hechos 17,31; Apocalipsis 20,11-15).
IV. El Contexto teológico
La reencarnación presenta varias lagunas difíciles de explicar:
1. No puede definir con claridad en qué momento el alma humana empieza a existir
2. No se sabe cuántas vidas tienen que experimentar
3. No se determina cuánto tiempo tiene que pasar entre una reencarnación y la otra
4. No está establecido cuánto tiempo dura todo este proceso de nacer, morir y renacer hasta alcanzar el ciclo final
5. No presenta una explicación lógica al origen del mal, pues si solamente los buenos o los menos buenos reencarnan en seres humanos; los malos que renacen en seres inferiores, tendrán una desventaja al no tener conciencia de sus errores pasados.
Por otra parte, la Iglesia Católica desde sus raíces históricas siempre negó la reencarnación como un hecho real, y con la sola excepción de Orígenes (s. III), quien dudó si sería posible que se admitiera en el cristianismo; los demás Padres de la Iglesia como San Agustín, Tertuliano o San Jerónimo; la rechazaron tajantemente. Además el emperador Justiniano I fue uno de los principales enemigos de la misma, en el II concilio de Constantinopla en el siglo VI. La reencarnación fue definitivamente condenada por el magisterio eclesiástico en 1917, bajo el pontificado de Benedicto XV.
V. Las pruebas científicas
En estos últimos años se han hecho famoso en el mundo entero, las experiencias médicas de algunos psicoterapeutas, parapsicólogos y siquiatras como el doctor Brian Weiss; autor de varios libros sobre este tema, quien sostiene que es posible que con las llamadas "regresiones hipnóticas", los seres humanos puedan viajar por el pasado experimentando diferentes situaciones de otras vidas. Es importante aclarar que este método no es capas de demostrar científicamente la existencia de la reencarnación, pues muchos de los testimonios han sido imprecisos, incorrectos, no se ajustan a la realidad de los hechos; varios pacientes coinciden en haber sido un personaje importante como "Cleopatra" o "Napoleón". También influye de manera especial fenómenos de percepción extrasensorial, telepatía, clarividencia o simplemente el terapeuta es quien induce a la persona a recrear una serie de situaciones irreales, sugeridas o predispuestas. Del mismo modo, se pone de manifiesto que solamente un 40% de los individuos sometidos a esta prueba resultan positivo
Para muchos expertos este método tiene la misma fiabilidad que los sueños, ya que ambos son elaborador por nuestras fantasías, mezcladas con imágenes de momentos reales, de deseos y temores del subconsciente; que constituye un depósito de información mucho mayor del que podamos pensar. Es más, si las reencarnaciones sucesivas del alma humana fueran ciertas; nuestra memoria, que junto con la inteligencia y la libre voluntad, son facultades propias del individuo; sería correcto creer, que todas las personas en estado de normalidad síquica, sin recurrir a la hipnosis, deberían recordar perfectamente ciertos instantes de sus anteriores vidas.
Tampoco es de extrañarse el hecho de que los pacientes empiecen ha hablar en otros "idiomas", que a veces son comprensibles pero con frecuencia no lo son. Como los casos narrados en el Nuevo testamento, de los primeros cristianos que hacían uso del "don de Lenguas"; y a los que el apóstol San Pablo puso un toque de desconfianza, pues "es preferible decir cinco palabras que se entiendan, para enseñar a otros, que decir diez mil palabras en lenguas extrañas" (1Corintios 14,19)
Los ángeles son seres espirituales creados por Dios para alabarlo y colaborar con Él. En esta nota te contamos algunos datos importantes sobre estos seres que no son míticos sino reales.
En una nota publicada en el blog de la comunidad brasileña Cançao Nova titulada “Aprendiendo más sobre los ángeles”, Daniel Gesualdo explica que desde el origen de la vida de cada hijo de Dios, este tiene un ángel, el ángel de la guarda o ángel custodio.
“Este ángel, que nos ha sido dado, tiene una misión de suma importancia que es llevarnos a la eternidad con Dios. Sabemos que cada uno de nosotros nace para la eternidad pero nuestra vida puede ser la eternidad con Él o sin Él. De cualquier manera a nuestro lado está nuestro ángel de la guarda”, indica Gesualdo.
Ellos "vieron cómo Satanás fue expulsado del cielo cuando este se rebeló contra Dios. Ellos han sido testigos oculares de eso”, prosiguió.
Además, “pasaron por la prueba de escoger o no a Dios. Eso es algo bueno para ser meditado”, agregó.
A la pregunta sobre si el ángel de la guarda fue creado por Dios cuando uno nace, Danilo Gesualdo dice que “la respuesta es no. Todos los ángeles que hacían falta, por voluntad de Dios, fueron creados cuando Dios los pensó. Es como si, en un único acto, Dios creó a los miles de ángeles que existen hasta hoy. Dios no los creó después, en otro momento, y tampoco los crea hoy en día”.
“Cuando un hijo de Dios nace, esos ángeles son destinados a ser un ángel de la guarda. Así sucedió conmigo y contigo”.
Danilo Gesualdo también hace un breve recuento sobre lo que dicen algunos santos sobre los ángeles.
San Juan de la Cruz enseña que “los ángeles son nuestros pastores, ellos no solo llevan a Dios nuestros mensajes, como nos traen también los de Dios. Ellos alimentan nuestras almas con suaves inspiraciones y comunicaciones divinas. Dios se vale de ellos para comunicarse con nosotros. Como buenos pastores, nos protegen y nos defienden contra los lobos, es decir contra los demonios”.
San Hilario decía que “los ángeles nos ayudan en nuestra lucha para mantenernos fuertes contra los poderes del mal (…) Los espíritus puros fueron enviados para el rescate de la raza humana. Si los ángeles no viniesen en nuestra ayuda, no podríamos resistir a los ataques de los espíritus malignos”.
San Juan María Vianney decía que “si estás imposibilitado para orar, cobíjate detrás de tu buen ángel y encárgale rezar en tu lugar”.
El 7 de octubre de 1571, hace 450 años, se realizó la batalla naval de Lepanto, una de las batallas más decisivas para el devenir de Europa y de la cristiandad.
Ese día, las armadas de España, Venecia, los Estados Pontificios, Malta, Saboya y Génova, bajo la alianza conocida como la Liga Santa, derrotó a la armada del imperio otomano que amenazaba con conquistar Roma y extender el islam por todo el Mediterráneo cristiano.
José Gálvez Krüger, director de la Enciclopedia Católica (EC), explicó que la armada cristiana estaba “al mando de Juan de Austria, y frente la armada turca estaba el almirante Alí Pasha”.
Esta última estaba formada por 208 galeras y 66 embarcaciones menores; la flota cristiana tenía un tamaño similar.
Los cruzados perdieron 17 barcos y 7.500 hombres; 17 barcos turcos fueron hundidos y 177 capturados, con unas bajas entre 20.000 y 30.000 hombres, siendo además liberados de las galeras turcas de 12.000 a 15.000 esclavos cristianos, utilizados como remeros.
La victoria de los cristianos se “consideró desde ese día como un inmenso favor del Cielo, obtenido de manos de la Virgen Gloriosa y Bendita María Auxiliadora, merced al rezo universal del Rosario, y a las súplicas del Papa San Pío V”, explica Gálvez.
“Sería injusto olvidar el protagonismo de los santos ángeles, quienes fueron vistos tanto por turcos, como cristianos, en el momento más decisivo del combate”, resalta el director de la EC.
“Este no es un relato piadoso, fue un hecho histórico de naturaleza sobrenatural, del que dieron testimonios turcos y cristianos”, subrayó Gálvez.
Además “ha sido cantado por la poesía heroica, las prédicas en los sermones panegíricos, e inmortalizado en el arte religioso”.
En el Perú, continuó el director de la Enciclopedia Católica, “tenemos como ejemplo los Arcángeles Arcabuceros, que en verdad conmemoran la batalla de Lepanto, y nada tienen que ver con representaciones sincréticas o trasfondos paganos. La enciclopedia explica su correcta interpretación”.
PARTE 1
Cartas, tarot, médiums, piedras,... abren puertas que difícilmente se pueden cerrar después
Es muy necesario que realmente conozcan quiénes son los ángeles y cuál es su verdadera misión para que no se dejen engañar por personas que gratis o bien a cambio de un donativo voluntario les dicen que les contactarán con ellos para recibir sus mensajes. Sí creo que les contacten, pero no precisamente con los ángeles buenos.
Créanme cuando les digo que hablar con su ángel custodio, el mismo que fue creado por Dios exclusivamente para cada uno de nosotros, es más sencillo de lo que creemos. Desarrollemos esa relación con él y hagámosle parte de nuestro diario vivir.
Últimamente se habla mucho de los ángeles como si fuera una cosa “in” o de moda. Lástima que su imagen y su principal misión estén tan mal entendidas hoy en día. Gracias al New Age y al esoterismo que tan en auge pone a estos seres espirituales tan especiales -llamados ángeles buenos o simplemente ángeles- los están confundiendo con los ángeles malos, mejor conocidos como demonios y les están dando unas capacidades y poderes peligrosos.
¿O a poco no sabían que Lucifer y su legión son ángeles? ¡Claro! Son los ángeles caídos y su principal misión es que nuestra alma se pierda, que se vaya con ellos por medio de mentiras y engaños.
Así es, es justo con ellos con los que se conectan todas esas personas -sean conscientes de ello o no- que traen tan de moda este rollo de comunicarse con sus ángeles por medio de cartas, tarot, médiums, piedras, etc. Si todas estas personitas de “buena voluntad” entendieran y confiaran en que es muy sencillo estar en contacto con su ángel custodio se darían cuenta de que no necesitan de todas estas aberraciones para estar en relación directa con él.
¡Despierten! De verdad, lo crean o no, lo único que hacen es contactar con seres que no son precisamente de luz y que mucho menos buscan su bienestar ni su santidad. Aléjense de personas, programas o filosofías baratas que les ofrezcan hablar o contactar con su ángel porque eso no los va a acercar a Dios, ni a su plenitud como personas, todo lo contario, abrirán puertas que después difícilmente podrán cerrar
¿Quieres contactar con tu ángel custodio, ese ser que fue creado solo para ti? ¡Simplemente, háblale! Así de sencillo es. Platica con él directamente. Es un mensajero maravilloso e infalible entre Dios y tú.
PARTE 2
Desde la antigüedad -lo leemos en las Sagradas Escrituras- se habla de los ángeles de una manera muy natural. Vemos que las personas convivían con su ángel custodio y para estas era normal hacerlo.
Un ángel es una creatura de Dios. Es un espíritu puro como lo es Dios, pero no es Dios, ni tampoco se le puede divinizar. Es un ser con inteligencia y voluntad sin cuerpo, sin dependencia alguna de la materia. Por su naturaleza, los ángeles son superiores a todas las demás creaturas, -incluso a los hombres- en intelecto y voluntad, pero no en dignidad.
Entienden las cosas de manera distinta a nosotros y captan la verdad total y completa de un asunto, viendo su principio y todas las consecuencias y aspectos al mismo tiempo. No son omnipotentes como lo es Dios y su poder y conocimiento son limitados, pero sí mayores al de nosotros.
Al contrario de lo que muchos piensan, los ángeles no tienen el poder de leer nuestra mente porque esto implica la libertad. Tampoco conocen lo que haremos. Esto quiere decir que no saben lo que los humanos pensamos ni las decisiones que tomaremos en el futuro.
Pero como son más inteligentes que nosotros, sí conocen cuál será nuestro actuar de acuerdo a nuestras tendencias porque al final del día las personas somos “animales racionales” de costumbres y hábitos. Por lo tanto,conocen nuestras inclinaciones y pueden predecir nuestro proceder haciendo conjeturas y deducciones de acuerdo a estas.
Es aquí donde las personas nos llegamos a confundir cuando creemos que los ángeles saben o tienen conocimiento de nuestro mañana. Los ángeles saben únicamente el futuro que no implica la libertad porque -repito- tienen mayor conocimiento que el de nosotros.
Los ángeles son mediadores, custodios, protectores, y ministros de la justicia divina. La misión de nuestro ángel custodio es la de protegernos; luchar y vencer al mal. Por eso es tan importante que desde pequeños desarrollemos una relación personal con él. A diferencia de lo que se piensa, no es necesario ponerle nombre para llamarle.
También, los ángeles fueron creados con libertad, facultados de elegir o no el Bien (Dios). Los “ángeles caídos” no escogieron el Bien; se sintieron humillados cuando, a pesar de tener tanta perfección, no toleraron que una creatura inferior -el hombre, o sea, tú y yo- fuéramos elevados a imagen de Dios.
Desde entonces, los ángeles caídos -Satanás y su ejército- han hecho todo por engañar a la creación más perfecta del universo, el ser humano, presentándole las cosas malas como si fueran buenas con la única intención de destruirle.
Justo para protegernos de estas asechanzas es que Dios nos regaló a nuestro custodio, quien está de manera permanente a nuestro lado, para defendernos de las maldades y continuas tentaciones del enemigo. Te lo repito: el demonio también es un ángel.
Los ángeles fueron creados para Cristo. Es decir, Jesús es su centro como lo es el de todos nosotros, o por lo menos así debiera de ser.
Hay distintas jerarquías de estos de acuerdo a su función o poder. Estas mismas están también en los ángeles caídos así que mucho cuidado con querer contactarles. Estas órdenes no son Dogma de fe; creer en los ángeles, sí.
Hay 3 grupos de jerarquías, cada uno con distintas funciones:
Serafines, los que arden con el amor y guardan la entrada al paraíso
Querubines, la figuras a quienes Dios manda adornar el Arca (AT) y el templo de salomón
Tronos
Estos tres tienen la misión de estar en la presencia de Dios adorándole y alabándole. Estos no se comunican con nadie más, solo están en continua contemplación de Dios. Esta es su función principal.
Virtudes
Potestades
Dominaciones
Estos tres están al servicio de Dios para gobernar en cosas generales con su providencia. Es decir, están contemplando a Dios al mismo tiempo que se encargan de cosas relacionadas con la naturaleza, con la creación.
Principados
Ángeles. Aquí entran los custodios.
Arcángeles. La Iglesia únicamente reconoce a 3: Gabriel (su nombre quiere decir “Fortaleza de Dios”), Miguel (significa “Quién como Dios”. Infalible para alejar al enemigo y sus legiones) y Rafael (quiere decir “Medicina de Dios” (Dios sana). También a él podemos pedirle que nos acompañe en el camino a elegir un buen esposo).
Su función principal es la de ser mensajeros de Dios al hombre.
También hay ángeles de la guarda y hay un ángel asignado para cada país. Ellos guardan a los individuos y a comunidades enteras. Todos, absolutamente todos tenemos un custodio que será solo mío hasta que muera y hasta ese momento terminará su función de protector y mensajero. De hecho, se dice que cuando una mamá espera a su bebé, el ángel de la guarda de la mamá es quien cuida de los dos. Hasta que el bebé nace, cuando Dios le asigna su Custodio. Esta creencia tampoco es dogma de fe.
PARTE 3
¿Cómo se comunica nuestro Ángel custodio con nosotros? Nos daremos cuenta de sus inspiraciones en el silencio. Una persona que viva en el ruido constante difícilmente tendrá la capacidad de escucharle.
Los ángeles de la guarda están constantemente a nuestro lado, no se separan de nosotros ni un momento, ni cuando estamos durmiendo. Nos ayudan no solo cuando los necesitamos, sino siempre.
Para que nuestra relación con nuestro ángel sea más íntima debemos tratarlo, llamarle, hablar con él. Sobre todo, agradecer a Dios por este compañero y protector que es una manifestación de su Divina Providencia. Es importantísimo que desarrollemos una relación cercana con nuestro ángel.
Repito, nuestro Ángel de la Guarda no tiene la facultad de saber lo que pensamos, pero como sí conoce nuestras inclinaciones puede intuir de qué manera podemos reaccionar ante tal situación o tentación. Invócale en todo momento. Es triste pensar cómo el ángel de muchas personas puede pasar tan desapercibido por sus vidas.
Hazte amigo de tu ángel. Él es tu mejor aliado para con Dios. Pide su protección desde que amanece hasta que anochece. Pide que te proteja de no caer en tentaciones y que juntos resuelvan cualquier cosa que pase en el día. También hazte amigo del ángel custodio de tus hijos y de tu esposo.
El día que Dios te llame a su presencia, tu ángel custodio será tu mejor aliado, tu testigo fiel, y segura estoy de que cuando rindas cuentas a nuestro Creador, si alguna obra buena se te olvida decirle a Dios, tu angelito te las estará recordando.
Estas son algunas ideas distorsionadas sobre los ángeles que crean confusiones.
Lo primero que Dios creó fue lo más perfecto y parecido a Él, fueron los ángeles. Por lo tanto, no podemos mezclarlos con el esoterismo.
Se dice que cuando las personas se mueren, se les da la opción de quedarse en este mundo como el ángel de la guarda de alguien. ¡Eso no es verdad! Aparte de que sería absurdo pensar que el día que mueras y tu alma reconozca el cielo, opte por quedarse en la tierra en vez de elegir estar eternamente viviendo cara a cara a Dios. No tiene sentido…
Dios ya creó a todos los ángeles. Por lo tanto, ninguna persona se convierte en angelito cuando muere. Es muy lindo y hasta reconfortante cuando perdemos a un ser querido y escuchamos que nos dicen que ya tenemos un ángel para cuidarnos. Sí, es verdad, tenemos a alguien que nos cuida, pero no es precisamente un ángel. Es decir, ningún ser humano -vivo o muerto- se convierte en ángel.
El ángel de la guarda no es ninguna chispa de luz que cada hombre lleva consigo para guiarle y es un ser diferente a la persona. Es decir, mi ángel y yo somos 2 seres distintos, yo con cuerpo y espíritu y él, espíritu puro.
Los ángeles tienen países bajo su protección, pero no tienen a su cargo cuidar los meses del año, días del mes, signos del Zodiaco, etc. Por ejemplo, dicen que a Uriel se le encarga el mes de septiembre, pero el ángel Uriel ni siquiera aparece en las Escrituras.
Nuestro ángel custodio siempre será el mismo. Por mucho que yo expanda mi conciencia ¡mi ángel no crecerá!
Todos tenemos la capacidad de comunicarnos con nuestro ángel. De hecho, el pretender que nuestro ángel nos habla por medio de los astros, o de cartas, cuarzos, etc. es contrario a la fe católica.
Los ángeles nos protegen y son nuestros custodios, pero no atraen a la suerte, ni son la suerte. Son mensajeros y compañeros nuestros para que alcancemos la santidad.
Los ángeles no necesitan que te vistas de tal o cual color para hablarte y acompañarte o que los llames a tu presencia frotando cristales (o cuarzos) para que luego estos se llenen de “energía angelical”. Ellos derraman su amor en ti y no en piedritas. Tampoco te hablarán por medio de barajas ni de cosas por el estilo. Lo repito, el demonio también es un ángel y muy astuto que te confundirá si tú le das entrada por medio de estas prácticas.
Tu ángel no necesita de papel y pluma para hablarte. Con menos ruidos en la cabeza te será más sencillo escucharle porque el medio para que ellos se hagan escuchar es el silencio. Los ángeles caídos o demonios son ruidosos. Los ángeles, silenciosos.
PARTE 4
Necesitamos abrir los ojos del alma y tener cuidado con los ángeles que eligieron, usando su libertad, no seguir a Dios. En las Sagradas escrituras, Timoteo escribió: “El espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos se apartarán de la fe, siguiendo a espíritus engañadores y enseñanzas que vienen de los enemigos de Dios”. Si está en la Biblia es palabra de Dios.
Por lo tanto, recorramos -en obediencia- el camino de la “Verdad”, de lo positivo y no le busquemos ruido al chicharrón porque podemos perder, el alma inclusive.
En conclusión, los ángeles sí existen. Si tú necesitas consejos sobre algo en la vida, ¿por qué no te atreves a preguntar a tu ángel de la guarda directamente sin necesidad de un intermediario como médium, psíquicos, cartas, etc.? Después de todo, ¿quién te conoce mejor? Se supone que él sabe todo de ti y que es tu mejor amigo.
No necesitas de ninguna otra herramienta para comunicarte con él más que “llamarle” así, directamente. Dios nos dio la capacidad de hacerlo y nuestro angelito está tan solo en espera de que lo hagamos. No necesitamos de ningún ritual para hacerlo y para que él nos dé su auxilio y protección, para que sintamos su presencia (visualizaciones, meditaciones, imaginación guiada, el ojo de la mente, etc.), así que tomemos ventaja de eso. Los ángeles hacen la VOLUNTAD DE DIOS y esta es que TODOS SE SALVEN…
.Novena a los Ángeles Custodios. Día 1. El odio al pecado (pildorasdefe.net)
Novena a los Ángeles Custodios. Día 2: La perfección cristiana (pildorasdefe.net)
Novena a los Ángeles Custodios. Día 3: Cumplir la voluntad de Dios (pildorasdefe.net)
Novena a los Ángeles Custodios. Día 4: Protección contra el enemigo (pildorasdefe.net)
Novena a los Ángeles Custodios. Día 5: Iluminar el camino al Cielo (pildorasdefe.net)
Novena a los Ángeles Custodios. Día 6: La oración insistente con fe (pildorasdefe.net)
Novena a los Ángeles Custodios. Día 7: celo ardiente de salvación (pildorasdefe.net)
Novena a los Ángeles Custodios. Día 8: La pureza del alma y cuerpo (pildorasdefe.net)
Novena a los Ángeles Custodios. Día 9: Agradecimiento por la ayuda (pildorasdefe.net)
Santo Ángel, mi consejero, inspírame;
Santo Ángel, mi defensor, protégeme;
Santo Ángel, mi fiel amigo, intercede por mi;
Santo Ángel, mi consuelo, confórtame;
Santo Ángel, mi hermano, defiéndeme;
Santo Ángel, mi maestro, instrúyeme;
Santo Ángel, testigo de todas mis acciones, purifícame;
Santo Ángel, mi auxilio, sosténme;
Santo Ángel, mi intercesor, intercede por mí;
Santo Ángel, mi guía, oriéntame;
Santo Ángel, mi luz, ilumíname;
Santo Ángel, que fuiste designado por Dios para guiarme, condúceme.
Amén.
Reza 3 Padrenuestros, 3 Avemarías y 3 Glorias.
Ángeles guardianes
La tarea de nuestro ángel guardián es protegernos, guiarnos y fortalecernos contra las fuerzas del mal.
Todos tenemos nuestro propio ángel guardián que nunca nos abandonará. La tarea del ángel guardián es mostrarnos la luz de Dios para inspirarnos a seguir los caminos de la rectitud, y darnos apoyo contra las fuerzas de la negatividad. Nos confortan a la hora de nuestra necesidad y nos ayudan a lo largo de toda nuestra vida.
El ángel guardián desempeña su tarea rezando a Dios por la iluminación del alma de su protegido por esto hay veces que se les llama ángeles de la oración.
La mayoría de la gente tiene su primer contacto consciente con el Reino Angélico por medio de su ángel guardián, nuestro ángel guardián nunca puede pasar por alto nuestro libre albedrío ni ayudarnos si elegimos ignorar la ayuda que nos ofrece.
El libre albedrío es el don más sagrado, puesto que nos permite elegir momento a momento si queremos alinear nuestra conciencia con el bien o con el mal.
No podemos servir a dos amos.
También están los ángeles guía, todos tenemos un ángel guía qué trabaja con nosotros además de nuestro ángel guardián. El ángel guía cambiará a medida que evolucionamos espiritualmente o cuando necesitamos aprender lecciones nuevas.
Tu ángel de la guarda es aquel al que Dios ha dado la misión de protegerte, guardarte y guiarte en tu vida para facilitarte el ascenso al cielo. Solo tienes que lograr contactar con él o atender a sus señales para que te acompañe y oriente a lo largo de tu vida.
¿Cómo contactar con mi ángel de la guarda?
Algunas de las principales formas que tienes de contactar con tu ángel guardián son:
Medita y ora en un espacio tranquilo.
Presta atención en tu vida diaria.
Descubre y aprende más sobre los ángeles de la guarda para fortalecer tu conexión con ellos.
Reza una oración a tu ángel de la guarda.
Ten paciencia y perseverancia.
NO NECESITAS DE OTRA PERSONA PARA PODER COMUNICARTE CON TU ÁNGEL, NO CAIGAS EN FRAUDES.
SAN MIGUEL ARCÁNGEL
Es tiempo de volver la mirada a los ángeles estos seres invisibles, para invocarlos y decirles que nos presten ayuda, consuelo, guía y fortaleza en estos tiempos de tribulación, confusión y de lucha espiritual.
Por ello te invito a que levantes tus ojos, levanta tu corazón y descubre la ayuda y presencia de estos seres espirituales que están en medio de nosotros y nos rodean prestándonos toda su asistencia y ayuda.
Cuando alcemos nuestros ojos y veamos más allá, vamos a descubrir que la armonía en la creación, de acuerdo con los que nos enseña la Sagrada Escritura y la Tradición de la Iglesia, es mantenida por la obra de los ángeles.
San Miguel Arcángel tiene la misión de ayudar a los enfermos. Esta misión se une de manera armónica a la tarea de ver por el bienestar de aquellos a los cuales ha sido encargado de proteger.
Y es que han sido varios los episodios en que este glorioso arcángel, jefe de la milicia celestial, ha intervenido librando a la humanidad de la peste funesta.
ORACION
Oh gloriosísimo San Miguel Arcángel,
príncipe y caudillo de los ejércitos celestiales,
custodio y defensor de las almas,
guarda de la Iglesia,
vencedor, terror y espanto de los rebeldes espíritus infernales.
Humildemente te rogamos,
te dignes librar de todo mal a los que a ti recurrimos con confianza;
que tu favor nos ampare, tu fortaleza nos defienda
y que, mediante tu incomparable protección
adelantemos cada vez más en el servicio del Señor;
que tu virtud nos esfuerce todos los días de nuestra vida,
especialmente en el trance de la muerte,
para que, defendidos por tu poder
del infernal dragón y de todas sus asechanzas,
cuando salgamos de este mundo
seamos presentados por ti,
libres de toda culpa, ante la Divina Majesta
Si a nosotros nos dicen que recibiremos la visita de una distinguida personalidad en nuestra casa estoy segura que enseguida nos pondremos a limpiar, ordenar, embellecer el lugar con lo mucho o poco que tuvieramos. Seguro que pondremos flores en los jarrones, encenderemos luces para que todo este claro y luminoso.
Y ese dia estariamos dispuestos a dar lo mejor de nosotros a ese visitante para que se sienta confortable. Cuidariamos los modales, las palabras, para ser los mejores anfitriones.
Pues aunque no lo crean tenemos en nuestras vidas la visita de un embajador de Dios, un ser pleno de amor y luz: Nuestro Angel Guardián.
Les propongo que cada dia al levantarnos nos acordemos de su maravillosa presencia, que pongamos bello el lugar de nuestra alma y corazón para recibirlo. Que nuestro huesped esté dichoso de permanecer con nosotros y nos traiga todas las bendiciones del cielo, asi sea.
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En este tiempo de pandemia, en el que muchas familias sufren la pérdida de un ser querido, un sacerdote recordó la importancia del ángel de la guarda, cuya presencia consejera y consoladora está garantizada por Dios a lo largo de toda la vida de cada persona, en especial en el momento de la muerte.
En declaraciones a ACI Prensa, el capellán del Hospital Guillermo Almenara en Lima (Perú), P. Florencio Joaquín Jara, dijo que en la pandemia del COVID-19, recordar el papel del ángel de la guarda se ha vuelto más relevante por el dolor de la enfermedad, pues no solo se necesita “que alguien guarde nuestra vida, nuestro cuerpo físico, sino nuestras almas”.
El sacerdote señaló que los ángeles no solo acompañan a los fieles en la vida, sino en el momento de la muerte, y “siempre van a estar con nosotros desde el momento de nuestra creación”.
“Van a estar con nosotros en el momento de nuestra muerte, y también si nuestras almas se van al purgatorio, ellos van a estar con nosotros”, agregó.
El P. Jara explicó que durante la enfermedad el ángel de la guarda intercede con su presencia, y “suscitando también pensamientos de esperanza, un sentimiento de serenidad, de paz, de tranquilidad”, llevando a Dios las necesidades de la persona que pasa dolor.
“En momentos que más sufre el ser humano, están ellos inspirando esa serenidad, esa confianza, ese consuelo y ese alivio, de esa manera nos guardan”, resaltó.
Además, subrayó que cuando el alma está a punto de partir, los ángeles de la guarda preparan a los fieles, acogiendo “sus últimas invocaciones, oraciones o arrepentimientos” y las llevan a Dios.
Antes de la muerte “el ángel está acompañando, está custodiando para que el alma en vida también logré pedir perdón a Dios, por eso suscita pensamientos, sentimientos, que vuelquen a la misericordia de Dios”, agregó.
El sacerdote indicó que el papel del ángel de la guarda en los últimos minutos de cada persona es importante porque acompaña a los fieles al encuentro del Señor, para que “pueda entrar sin temor, sin miedo”.
El P. Jara recordó que en el hospital había un paciente de COVID-19, de 42 años que estaba intubado. “Por la gracia de Dios, le dieron de alta, y en ese tiempo de un día, de 2 días que le han dado de alta, él se ha dedicado solamente a decir gracias, pedir disculpas”, indicó.
El sacerdote señaló que lamentablemente la persona falleció unos días después porque tuvo una recaída de la enfermedad, pero afirmó que la intercesión del ángel de la guarda ayudó a este fiel a agradecer y pedir perdón no solo a sus familiares, sino al “personal médico, a las enfermeras” de las que sabía su nombre, a pesar de haber estado intubado.
“Es la presencia del ángel, del ángel de la guarda, que ha hecho que de verdad tenga esta oportunidad de morir en paz, sobre todo con Dios, y agradeciendo a todo el personal médico”, señaló.
El P. Jara resaltó que, gracias a la intercesión del ángel de la guarda, esta persona que “prácticamente no ha sido cercana a la Iglesia”, terminó con “esa espiritualidad tan grande” y subrayó que “el ángel intercede para una buena muerte”.
“El ángel está en el momento más difícil o en el momento más clave de nuestra salvación”, agregó.
El sacerdote indicó que es necesario tener una devoción y cercanía con los ángeles de la guarda, para que en momento de necesidad sepamos pedir su intercesión, no sólo por uno, sino por los familiares o amigos.
“Precisamente en estos tiempos de pandemia que no podemos ir toda la familia o fácilmente ingresar a los hospitales, incluso podremos enviar a nuestros ángeles” para que cuiden a nuestros seres queridos, señaló.
El P. Jara resaltó que los fieles pueden pedir a sus ángeles de la guarda que acompañen a las personas que están en UCI cuando, por las restricciones de la pandemia, no se puede ingresar a los hospitales a acompañar a los enfermos.
“La devoción al ángel de la guarda en tiempo de pandemia es de gran valor y gran importancia”, concluyó.
San Pío de Pietrelcina, el sacerdote de los estigmas, tenía una relación muy cercana con su ángel de la guarda. Conoce 5 hechos que, según la tradición, tal vez no sabías del Padre Pío y su ángel guardián.
1. Creía que todos podían verlo
La Obra de los Santos Ángeles –asociación católica que propaga esta devoción y cuyos estatutos han sido aprobados por la Santa Sede– indica que desde pequeño, el P. Pío comenzó a tener visiones de su ángel guardián, Jesús y María. Su madre llegó a decir que él pensaba que todo el mundo podía verlo.
2. Juntos contra el demonio
En ocasiones, el demonio manchaba con borrones las cartas que le llegaban de su confesor y siguiendo el consejo de su ángel custodio, el santo rociaba con agua bendita las misivas antes de abrirlas y así podía leerlas.
“El compañero de mi infancia intenta suavizar los dolores que me causan aquellos impuros apóstatas acunando mi espíritu como signo de esperanza” (Carta. I,321), destacaba el santo sacerdote.
No obstante, cierta vez el Padre Pío estaba siendo golpeado por el diablo y llamó varias veces en voz alta a su ángel de la guarda, pero fue inútil. Más adelante, cuando el ángel se apareció a consolarlo, el Padre Pío enojado le preguntó por qué no había acudido en su ayuda.
El ángel le contestó: “Jesús permite estos asaltos del diablo porque su compasión te hace agradable a Él y Él quisiera que te le asemejaras en el desierto, en el jardín y en la cruz” (Carta I, 113).
3. Traducía las cartas
Si recibía alguna carta escrita en francés, el ángel custodio fungía de traductor. Una vez el Padre Pío escribió: “si la misión de nuestro Ángel Custodio es importante, la del mío es ciertamente más amplia, porque debe hacer también de maestro en la traducción de otras lenguas” (Carta I, 304).
4. Lo despertaba y rezaba con él
El santo fraile capuchino escribió: “Por la noche, al cerrárseme los ojos, veo bajarse el velo y abrirse delante el paraíso; y, confortado con esta visión, duermo con una sonrisa de dulce felicidad en los labios y con una gran tranquilidad en la frente, en espera de que mi pequeño compañero de mi infancia venga a despertarme y, de esta forma, elevar juntos las laudes matutinas al amado de nuestros corazones” (Carta I, 308).
5. Hablaba con otros ángeles de la guarda
“Si me necesitas –solía decir el santo a sus hijos espirituales–, mándame tu ángel custodio”.
Cierto día el fraile capuchino Alessio Parente se acercó al Padre Pío con algunas cartas en la mano para hacerle unas consultas, pero este no pudo atenderlo.
Más adelante, el sacerdote de los estigmas lo llamó y le dijo: “¿No has visto todos aquellos ángeles que estuvieron aquí alrededor de mí? Fueron los Ángeles de la Guarda de mis hijos espirituales que vinieron a traerme sus mensajes. Tuve que darles las respuestas rápidamente”.
El Padre Pío de Pietrelcina siempre reconoció y agradeció la función de “mensajero” del Ángel de la guarda y por ello recomendaba su devoción.
LOS ANGELES DE DIOS
Los Ángeles de Dios son inteligencias espirituales que tienen un conocimiento profundo de todo lo divino, no como el del hombre, adquirido a través de sus sentidos y mediante un proceso gradual y laborioso, sino que lo obtienen por intuición.
De tal manera que no llegan a conclusiones por medio de razonamientos sino que en forma inmediata conocen la verdad.
Si bien los ángeles no conocen todo, por ejemplo, en cuanto al día del juicio "ni los ángeles de Dios "lo conocen (Cfr Mateo 4, 24-36), entienden y conocen mucho más que los hombres. Los ángeles se comunican entre ellos.
Santo Tomás de Aquino sostiene que los ángeles se hablan entre sí por un mero acto de la voluntad, abriendo su mente y revelando cualquier idea que deseen transmitirse unos a otros. Este lenguaje angélico descrito por Santo Tomás es llamado "iluminación".
Los Ángeles de la Guarda oran por nosotros. No solo oran por nosotros, los Ángeles también oran junto a nosotros. San Rafael Arcángel ofrecía las oraciones de Tobías (cl: Tobías 12,12). El Ángel del Apocalipsis ofrece las oraciones de todos los santos (cf. Ap 8, 3-4)
No es que el Señor no oiga nuestras oraciones, sino que los ángeles unen sus oraciones a las nuestras para hacerlas más aceptables a Dios.
Dice Santo Tomás de Aquino: "Nuestro Ángel de la Guarda participa en todos los beneficios que recibimos de Dios, porque él nos ayuda a obtenerlos."
Cuando el Arcángel San Rafael descubre su verdadera identidad a Tobías y a Sara, les hace saber lo siguiente: "Cuando tú y Sara hacían oración, era yo el que presentaba el memorial de sus peticiones delante de la gloria del Señor; y lo mismo cuando tú enterrabas a los muertos." (Tobías 12,12)
Ya en el nuevo testamento, Jesucristo mismo nos hace saber que nuestros Ángeles de la Guarda interceden directamente ante el Padre por nosotros: "Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial." (Mateo 18,10)
Según el Evangelio Según San Lucas, un Ángel Consolador se le apareció a Jesús en el huerto de los olivos para fortalecerlo. (Lucas 22,43)
El mismo Apóstol San Juan nos hace una revelación clara de esta intercesión en el libro de Apocalipsis: "Y vino otro Ángel que se ubicó junto al altar con un incensario de oro y recibió una gran cantidad de perfumes, para ofrecerlos junto con la oración de todos los santos, sobre el altar de oro que está delante del trono. Y el humo de los perfumes, junto con las oraciones de los santos, subió desde la mano del Ángel hasta la presencia de Dios." (Apocalipsis 8,3-4)
TU ÁNGEL DICE:
Amado mío ábreme la puerta de tu corazón, no me dejes afuera.
Traigo todas las bendiciones y mensajes que nuestro Padre te envía.
Permíteme ser como una brújula que te oriente en tu camino, como la luz del faro que te lleve a puerto seguro.
Confía en mi, estoy contigo desde el principio y seguiré contigo cada día hasta el final.
No temas, no te dejaré nunca porque fui creado para estar a tu lado siempre.
Abre tu puerta y encontrémonos en el amor de Dios.
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Los ángeles son servidores de Dios y su existencia está dedicada a entonar himnos para alabar su gloria, cumplir su voluntad y transmitir sus mensajes de allá para acá, al igual que los humanos enviamos nuestras peticiones al creador de acá para allá. Se cumple una vez más el principio del Kybalion y las Tablas Esmeralda de Hermes que dice “como es arriba es abajo y como es abajo es arriba”.
En documentos sagrados como la Biblia son mencionados más de 300 veces, por ejemplo: en el Libro de las Revelaciones (8:2) se dice: “Y vi a los siete ángeles, que estaban de pie ante Dios”
En el islamismo se menciona a cuatro arcángeles o malakhs: Miguel, Gabriel, Rafael y Uriel, uno más de los que reconoce la iglesia católica. Están dedicados únicamente a servir a Dios. Sus nombres son parecidos: Jibril y Mikail, también están Azrail e Izrafil (Rafael) y algunos menores como Rakib, Athid, Nakir, Munkar Harut y Mankut, que tienen a su cargo más ángeles, mientras que ocho sostienen el trono de Dios. Se dice que hay mezquitas visitadas por 70 mil ángeles distintos cada día.
En el budismo se les llama bodhisattvas, son personas perfeccionadas a lo largo de su vida que ascienden al nirvana pero después de dedicar varias “vidas” al servicio de la humanidad. El budismo japonés tiene a sus tennin, o espíritus-ángeles.
Entre los hindúes, apsaras y devas se dedican a hacer felices a las personas, ayudándolas, guiándolas, acompañándolas, enseñándolas, protegiéndolas. Igual que los ángeles de la cristiandad.
Y 600 años antes de Cristo, el profeta persa Zoroastro predicaba que los ángeles o farishtas eran servidores de Dios, pero también intermediarios directos con los hombres, recomendaba sin embargo, tener mucho cuidado porque había diferentes clases angelicales y no todos los seres de luz eran bondadosos.
En el zoroastrismo que algunos consideran es la fuente principal de la biblia, los ángeles de la humanidad son yazatas y los más cercanos a cada persona se llaman fravashi. En Persia, hoy Irán, se encuentra el Amesha Spentas, que se cree es la alusión más antigua de arcángeles, equiparados a deidades babilonias.
En Babilonia, el profeta Mani, creador del maniqueísmo, enseñaba que cada persona tiene un ángel guardián especial llamado al-Taum (el gemelo), pero solamente podía ser conocido después de la muerte, cuando la tomaba entre sus alas para llevarla al siguiente reino o reencarnación.
Los esenios, una secta religiosa que existió en Qumran, no muy lejos de Jerusalén, aparentemente quienes escribieron los rollos del Mar Muerto y donde se dice que Jesús fue educado durante los años de su desaparición, creían que todos debemos comunicarnos con nuestros ángeles en la mañana, para recibir guía y consejo y en la noche, para hacer un recuento de lo aprendido y agradecer.
Entre los griegos existían los daimones, una especie de ángeles o seres creados por la divinidad intermediarios entre los dioses superiores y la raza humana (Eros). También eran el alma inmortal de los antepasados quienes siendo perfectos en el cielo podrían derramar bienaventuranzas. Se creía igualmente que un daimon era la voz de la propia conciencia.
En el Testamento Griego de Levi, parte de Los Testamentos de los Doce Patriarcas, se dice que “Dios y los arcángeles moran en el cielo más alto”.
En Sumeria, está la representación más antigua de un ángel, que data de seis mil años. Es una figura con alas, vertiendo el agua de la vida en una copa. Algunos esotéricos se atreven a decir que es la copa original luego considerada como el Grial.
En diversas religiones, en diversas jerarquías, los nombres más conocidos son los mismos y algunos adicionales: Miguel, Rafael, Gabriel, Uriel, Raguel, Zerachiel, Zachariel, Remiel, Chamuel, Zadquiel, Jophiel, Metatron.
En la iglesia católica, se reconoce como función principal: “Adorad al Señor, vosotros todos !Oh ángeles suyos!» -(Sal 96. 7). Y “Bendecid al Señor todos vosotros, oh ángeles suyos, vosotros de gran poder y virtud, ejecutores de sus órdenes, prontos a obedecer su voluntad”. “Bendecid al Señor, todos vosotros que componéis su celestial milicia. Ministros suyos que hacéis su voluntad”. (Sal 102. 20,21)
Y SIN EMBARGO, EXISTEN
En el año 325 DC, el primer concilio ecuménico reconoció la existencia de los ángeles, siendo tal la adoración de la gente que decidieron prohibirlos. No fue sino hasta el Concilio de Nicea (787 DC) determinó que “los ángeles no eran del todo incorpóreos o invisibles, sino dotados de un cuerpo delgado y caliente”
Este séptimo sínodo ecuménico confirmó la existencia angelical, reconoció como válida la jerarquía (ver capítulo: Qué son los Angeles) creada por Dionisio el Aeropagita hacía 300 años, conocido como “seudo Dionisio”. Dionisio pensaba que los ángeles son como motas de polvo de oro, plata o bronce. También, como joyas rojas, blancas, amarillas y verdes.
La alemana Santa Hildegarda (1098-1179), decía ver ángeles como estrellas rojas y blancas destellando en el cielo en círculos concéntricos respetando las jerarquías, pero creía que solamente las personas buenas tenían un ángel guardián.
Entre los poetas, escritores y místicos de todos los tiempos, las definiciones eran similares: Jacob Boheme, en el siglo diecisiete pensaba que los ángeles eran como flores, Thomas Traherne decía que eran como joyas brillantes, Charles Baudelaire los ataviaba con túnicas flotantes de color morado, dorado y malva.
El sacerdote Johan Tauler, por los años de 1330 decía que los ángeles no tienes manos ni pies ni forma ni materia, “solamente puede ser percibidos con los sentidos”.
John Dee (1527-1608), el famoso mago, decía tener comunicación directa con el reino de la luz mediante códigos secretos hablados y escritos, parte de ellos siguen siendo empleados por la orden esotérica Golden Dawn.
El científico sueco Emmanuel Swedenborg (1688-1772), dijo haber tenido pruebas de la existencia angelical por haber estado con ellos en el cielo. Afirmaba que están por millones y millones a nuestro alrededor pero no podemos verlos al no reflejar los rayos solares y su vibración es tan alta que cuando se han aparecido en la Tierra, se ven como lechosos o transparentes y en realidad lo que parecen alas y aureolas son haces de energía brillante que los antiguos no supieron interpretar porque no tenían forma de describirlo o interpretarlo.
El poeta William Blake (1757-1827), también creía lo mismo, que estamos en el reino de los ángeles pero sin darnos cuenta que también hay ángeles malos. El filósofo Rudolph Steiner (1861-1925) fundador de la Sociedad Antroposófica, dijo haber estado con ángeles desde la niñez cuando se hacen más presentes, pero que están siempre disponibles al momento en que los llamemos.
Steiner afirmaba que los seres de luz pertenecían a dos elementos naturales. Los ángeles eran de agua. Los arcángeles, de fuego. Miguel era un archai (así llamaba a una tercer jerarquía) entre el aire del cielo y la tierra, afanado en ayudar a la raza humana.
Y Billy Graham, el autor más conocido sobre angelología escribió en 1975 sobre los “agentes secretos de Dios” cree que podemos sentir a los ángeles y arcángeles pero no a los de categorías superiores, pues ni siquiera imaginamos el nivel de altas vibraciones que los componen.
Tu libre albedrío de creencias puede o no reconocer que existen los ángeles, pero déjame repetirte una cosa: De que los hay, los hay. En los Estados Unidos, con una gran mayoría de religión protestante, 75% de encuestados creen en estos seres de luz.
Amigo invisible
Querido Ángel Custodio mío, tú eres la presencia invisible a mi lado y, aunque no te veo con los ojos materiales, te veo con los ojos de la fe, que me dicen y me aseguran que tú estás siempre a mi lado y que Dios te ha puesto para mi guarda y defensa.
También a mi lado seguramente habrá multitud de demonios, que buscan mi perdición. Por eso te pido encarecidamente que me ayudes en esta lucha, porque tengo enemigos que son más fuertes que yo, y sin tu auxilio saldría vencido. ¡Ay de mí si no tuviera tu valiosa ayuda! ¡Ay de mí si no te invoco!, porque tú puedes ayudarme en la medida en que te invoco.
Recuerdo haber visto a muchos niños hablar con un ser invisible, pero es que seguramente hablaban con sus ángeles, ya que los niños están recién creados por Dios, y tienen un recuerdo y una visión más clara de la realidad, y sobre todo de la realidad espiritual, que a los adultos nos queda más oculta.
Querido Ángel, te pido que me muestres tu misericordia y me guías por el camino de la vida para realizar la misión que Dios y tú conocen. Dime qué debo hacer en cada momento para ser fiel a la voluntad de Dios, y así salvarme y ayudar a salvar a muchas almas.
Todos los días debemos tener por lo menos unos quince minutos de trato personal con nuestro Ángel Custodio.
Con esta práctica nos acostumbraremos a hablar con nuestro Ángel de la Guarda y con el paso del tiempo nuestro hablar con él se hará muy frecuente y lleno de confianza.
¡Ojalá estos textos den sus frutos y que cada vez confiemos más en nuestro Ángel Custodio que Dios ha puesto a nuestro lado para protección y ayuda!
¿Quiénes son los Ángeles Custodios?
Debemos confiar en nuestro ángel de la guarda y pedirle ayuda, pues además de que él nos guía y nos protege, está cerquísima de Dios
Por: Luis Rojas Puigcercós | Fuente: Catholic.net
Dios ha asignado a cada hombre un ángel para protegerle y facilitarle el camino de la salvación mientras está en este mundo. Afirma a este respecto San Jerónimo: "Grande es la dignidad de las almas cuando cada una de ellas, desde el momento de nacer, tiene un ángel destinado para su custodia".
En el Antiguo Testamento se puede observar cómo Dios se sirve de sus ángeles para proteger a los hombres de la acción del demonio, para ayudar al justo o librarlo del peligro, como cuando Elías fue alimentado por un ángel (1 Reyes 19, 5.)
En el nuevo Testamento también se pueden observar muchos sucesos y ejemplos en los que se ve la misión de los ángeles: el mensaje a José para que huyera a Egipto, la liberación de Pedro en la cárcel, los ángeles que sirvieron a Jesús después de las tentaciones en el desierto.
La misión de los ángeles custodios es acompañar a cada hombre en el camino por la vida, cuidarlo en la tierra de los peligros de alma y cuerpo, protegerlo del mal y guiarlo en el difícil camino para llegar al Cielo. Se puede decir que es un compañero de viaje que siempre está al lado de cada hombre, en las buenas y en las malas. No se separa de él ni un solo momento. Está con él mientras trabaja, mientras descansa, cuando se divierte, cuando reza, cuando le pide ayuda y cuando no se la pide. No se aparta de él ni siquiera cuando pierde la gracia de Dios por el pecado. Le prestará auxilio para enfrentarse con mejor ánimo a las dificultades de la vida diaria y a las tentaciones que se presentan en la vida.
Muchas veces se piensa en el ángel de la guarda como algo infantil, pero no debía ser así, pues si pensamos que la persona crece y que con este crecimiento se tendrá que enfrentar a una vida con mayores dificultades y tentaciones, el ángel custodio resulta de gran ayuda.
Para que la relación de la persona con el ángel custodio sea eficaz, necesita hablar con él, llamarle, tratarlo como el amigo que es. Así podrá convertirse en un fiel y poderoso aliado nuestro. Debemos confiar en nuestro ángel de la guarda y pedirle ayuda, pues además de que él nos guía y nos protege, está cerquísima de Dios y le puede decir directamente lo que queremos o necesitamos. Recordemos que los ángeles no pueden conocer nuestros pensamientos y deseos íntimos si nosotros no se los hacemos saber de alguna manera, ya que sólo Dios conoce exactamente lo que hay dentro de nuestro corazón. Los ángeles sólo pueden conocer lo que queremos intuyéndolo por nuestras obras, palabras, gestos, etc.
También se les pueden pedir favores especiales a los ángeles de la guarda de otras personas para que las protejan de determinado peligro o las guíen en una situación difícil.
El culto a los ángeles de la guarda comenzó en la península Ibérica y después se propagó a otros países. Existe un libro acerca de esta devoción en Barcelona con fecha de 1494.
El Número de ángeles es grandísimo, sin poder precisar su número.
“Miles de millares le servían, miríadas de miríadas en pie delante de él” (Dan. 7, 10).
“Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial que alababa a Dios diciendo: Gloria a Dios en las alturas” (Lc. 2, 13).
¿”O piensas que no puedo yo rogar a mi Padre, que pondría al punto a mi disposición más de doce legiones de ángeles”? (Mt. 26, 53).
“Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sión, a la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles” (Hebr. 12, 22).
“Y en la visión oí la voz de una multitud de ángeles alrededor del trono, de los Seres y de los Ancianos. Su número era miríadas de miríadas y millares de millares”. (Apoc. 5, 11).
Los ángeles son seres espirituales creados por Dios por una libre decisión de su voluntad divina. Son seres inmortales, dotados de inteligencia y voluntad.
Debido a su naturaleza espiritual, los ángeles no pueden, normalmente, ser vistos ni captados por los sentidos. En algunas ocasiones muy especiales, con la intervención de Dios, han podido ser oídos y vistos materialmente. La reacción de las personas al verlos u oírlos ha sido de asombro y de respeto. Por ejemplo, el profeta Daniel y Zacarías.
En el siglo IV el arte religioso representó a los ángeles con forma o figura humana. En el siglo V se les añadieron las alas como símbolo de su prontitud en hacer la voluntad divina y en trasladarse de un lugar a otro sin la menor dificultad. En la Biblia encontramos algunos motivos para que los ángeles sean representados como seres brillantes de aspecto humano y alados. Por ejemplo, el profeta Daniel escribe que un "como varón", Gabriel, volando rápidamente, vino a él (8,15-16; 9,21). Y en el libro del Apocalipsis son frecuentes las visiones de ángeles que claman, tocan las trompetas, llevan mensajes o son portadores de copas e incensarios; otros que suben, bajan o vuelan; otros que están de pie en cada uno de los cuatro ángulos de la tierra, o junto al trono del Cordero.
La misión de los ángeles es amar, servir y dar gloria a Dios, ser sus mensajeros, cuidar y ayudar a los hombres. Ellos están constantemente en la presencia de Dios, atentos a sus órdenes, orando, adorando, vigilando, alabando a Dios y pregonando sus perfecciones. Son mediadores, custodios, protectores y ministros de la justicia divina.
La presencia y la acción de los ángeles aparece a lo largo del Antiguo Testamento en muchos de sus libros sagrados. Aparecen frecuentemente también en la vida y enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo, en las cartas de San Pablo, en los Hechos de los Apóstoles y principalmente en el Apocalipsis.
Con la lectura de estos textos, podemos descubrir que:
Los ángeles nos protegen, nos defienden físicamente y nos fortalecen al combatir las fuerzas del mal. Luchan con todo su poder por nosotros y con nosotros. Como ejemplo tenemos la milagrosa liberación de Pedro que fue sacado de la prisión por un ángel (Hech 12,7ss) y cuando el ángel del Señor detuvo el brazo de Abraham para que no sacrificara a Isaac.
Los ángeles nos comunican mensajes del Señor importantes en determinadas circunstancias de la vida. En momentos de dificultad, se les puede pedir luz para tomar una decisión, para solucionar un problema, actuar acertadamente, descubrir la verdad. Como ejemplo tenemos las apariciones a la Virgen María, San José y Zacarías. Todos ellos recibieron mensajes de los ángeles.
Los ángeles cumplen las sentencias de castigo del Señor. Como ejemplo tenemos el castigo de Herodes Agripa (Hechos de los Apóstoles) y la muerte de los primogénitos egipcios (Ex 12,29).
Los ángeles presentan nuestras oraciones al Señor y nos conducen a Él. Nos acompañan a lo largo de nuestra vida y nos conducirán, con toda bondad, cuando muramos, hasta el Trono de Dios para nuestro encuentro definitivo con Él. Éste será el último servicio que nos presten, pero el más importante, pues al morir no nos sentiremos solos. Como ejemplo de ello, tenemos al arcángel Rafael cuando dice a Tobías: "Cuando ustedes oraban, yo presentaba sus oraciones al Señor" (Tob 12,12-16).
Los ángeles nos animan a ser buenos. Ellos ven continuamente el rostro de Dios, pero también ven el nuestro. Debemos tener presentes las inspiraciones de los ángeles para saber cómo obrar correctamente en todas las circunstancias de la vida. Como ejemplo de esto, tenemos el texto que nos dice: "Los ángeles se regocijan cuando un pecador se arrepiente" (Lc 15,10).
¿Qué nos enseñan los ángeles?
- A glorificar al Señor, proclamar su santidad y rendirle sus homenajes de adoración, de amor y de ininterrumpida alabanza.
- A cumplir con exactitud y prontamente todas las órdenes que reciben del Señor. A cumplir con la voluntad de Dios sin discutir sus órdenes ni aplazando el cumplimiento de éstas.
- A servir al prójimo. Están preocupados por nosotros y quieren ayudarnos en las diversas circunstancias que se nos presentan a lo largo de la vida. Esto nos debe animar a servir generosamente a nuestros hermanos y a compartir con ellos penas y alegrías y los dones que nos ha dado Dios.
Nota acerca de los demonios o ángeles caídos
Dios creó a los ángeles como espíritus puros, todos se encontraban en estado de gracia, pero algunos, encabezados por Luzbel, el más bello de los ángeles, por su malicia y soberbia, se negaron a adorar a Jesucristo, Dios hecho hombre, por sentirse seres superiores y así rechazaron eternamente a Dios con un acto inteligente y libre de su parte.
Luzbel, llamado Lucifer, Diablo o Satán y los ángeles rebeldes que le siguieron, convertidos en demonios, fueron arrojados del Cielo y fueron confinados a un estado eterno de tormento en donde nunca más podrán ver a Dios. No cambiaron su naturaleza, siguen siendo seres espirituales y reales.
Lucifer es el enemigo de Dios, a quien Jesús le llama "el engañador", "el padre de la mentira". Su constante actividad en el mundo busca apartar a los hombres de Dios mediante engaños e invitaciones al mal. Quiere evitar que lo conozcan, que lo amen y que alcancen la felicidad eterna. Es un enemigo con el que se tiene que luchar para poder llegar al cielo.
Los demonios se encuentran organizados en jerarquías, tal y como fueron creados en un principio, subordinados los inferiores a los superiores.
Satanás y sus demonios comenzaron sus maléficas acciones con Adán y Eva y no se dan por vencidos en su labor. Aprovechan la inclinación del hombre hacia el mal por su naturaleza que quedó dañada después del pecado original. Son muy astutos, disfrazan el mal de bien.
¿Por qué dedicar dos días del año litúrgico a los ángeles?
Es muy fácil que nos olvidemos de la existencia de los ángeles por el ajetreo de la vida y principalmente porque no los vemos. Este olvido puede hacernos desaprovechar muchas gracias que Dios ha destinado para nosotros a través de los ángeles. Por esta razón, la Iglesia ha fijado estas dos festividades para que, al menos dos días del año, nos acordemos de los ángeles y los arcángeles, nos alegremos y agradezcamos a Dios el que nos haya asignado un ángel custodio y aprovechemos este día para pedir su ayuda.
Cuida tu fe
Actualmente se habla mucho de los ángeles: se encuentran libros de todo tipo que tratan este tema; se venden "angelitos" de oro, plata o cuarzo; las personas se los cuelgan al cuello y comentan su importancia y sus nombres. Hay que tener cuidado al comprar estos materiales, pues muchas veces dan a los ángeles atribuciones que no le corresponden y los elevan a un lugar de semi-dioses, los convierten en "amuletos" que hacen caer en la idolatría, o crean confusiones entre las inspiraciones del Espíritu Santo y los consejos de los ángeles.
Es verdad que los ángeles son muy importantes en la Iglesia y en la vida de todo católico, pero son criaturas de Dios, por lo que no se les puede igualar a Dios ni adorarlos como si fueran dioses. No son lo único que nos puede acercar a Dios ni podemos reducir toda la enseñanza de la Iglesia a éstos. No hay que olvidar los mandamientos de Dios, los mandamientos de la Iglesia, los sacramentos, la oración, y otros medios que nos ayudan a vivir cerca de Dios.
Es tiempo de volver la mirada a los ángeles estos seres invisibles, para invocarlos y decirles que nos presten ayuda, consuelo, guía y fortaleza en estos tiempos de tribulación, confusión y de lucha espiritual.
Por ello te invito a que levantes tus ojos, levanta tu corazón y descubre la ayuda y presencia de estos seres espirituales que están en medio de nosotros y nos rodean prestándonos toda su asistencia y ayuda.
Cuando alcemos nuestros ojos y veamos más allá, vamos a descubrir que la armonía en la creación, de acuerdo con los que nos enseña la Sagrada Escritura y la Tradición de la Iglesia, es mantenida por la obra de los ángeles.
San Miguel Arcángel tiene la misión de ayudar a los enfermos. Esta misión se une de manera armónica a la tarea de ver por el bienestar de aquellos a los cuales ha sido encargado de proteger.
Y es que han sido varios los episodios en que este glorioso arcángel, jefe de la milicia celestial, ha intervenido librando a la humanidad de la peste funesta.
ORACION
Oh gloriosísimo San Miguel Arcángel,
príncipe y caudillo de los ejércitos celestiales,
custodio y defensor de las almas,
guarda de la Iglesia,
vencedor, terror y espanto de los rebeldes espíritus infernales.
Humildemente te rogamos,
te dignes librar de todo mal a los que a ti recurrimos con confianza;
que tu favor nos ampare, tu fortaleza nos defienda
y que, mediante tu incomparable protección
adelantemos cada vez más en el servicio del Señor;
que tu virtud nos esfuerce todos los días de nuestra vida,
especialmente en el trance de la muerte,
para que, defendidos por tu poder
del infernal dragón y de todas sus asechanzas,
cuando salgamos de este mundo
seamos presentados por ti,
libres de toda culpa, ante la Divina Majestad. Amén.