Oración del Padre Léonce de Grandmaison
Santa María, Madre de Dios,
consérvame un corazón de niño,
puro y cristalino como una fuente.
Dame un corazón sencillo
que no saboree las tristezas;
un corazón grande para entregarse,
tierno en la compasión;
un corazón fiel y generoso
que no olvide ningún bien
ni guarde rencor por ningún mal.
Fórmame un corazón manso y humilde,
amante sin pedir retorno,
gozoso al desaparecer en otro corazón
ante tu divino Hijo;
un corazón grande e indomable
que con ninguna ingratitud se cierre,
que con ninguna indiferencia se canse;
un corazón atormentado por la gloria de Jesucristo,
herido de su amor,
con herida que sólo se cure en el cielo.
Amén.
Cuando estes triste reza un Avemaria y pídele un abrazo a la Virgen y que ella convierta en gozo los dolores de tu vida! Padre Pio
Para este primer sábado, esta hermosa reflexión que nos anima a invitar a muchos a prepararse a la consagración que mañana empieza. La Inmaculada: he ahí nuestro ideal. Acercamos a Ella, hacemos semejantes a Ella, permitir que Ella tome posesión de nuestro corazón y de todo nuestro ser, que Ella viva y obre en nosotros y por medio nuestro, que Ella misma ame a Dios con nuestro corazón y que nosotros pertenezcamos a Ella sin restricción alguna: he ahí nuestro ideal. Insertamos activamente en nuestro ambiente, conquistarle a Ella las almas de modo tal que frente a Ella se abran los corazones de nuestros vecinos, para que Ella extienda el propio dominio en los corazones de todos los que vivan en cualquier rincón de la tierra, sin miramientos acerca de la diversidad de raza, de nacionalidad, de lengua, e igualmente en los corazones de todos los que vivan en cualquier momento histórico, hasta el fin del mundo: he ahí nuestro ideal. San Maximiliano Kolbe
Gloriosa Nuestra Señora de las Mercedes,
Soberana, Madre de Dios, Reina del Cielo,
Madre de toda la Gracia, Madre de caridad y de misericordia,
abrigo, refugio, descanso y soporte de los desamparados,
dulce protectora de los afligidos y de los cautivos,
recíbeme oh, Santa Madre mía bajo tu amparo y protección
extiende tu manto de amor sobre mí ahora que sufro,
tiéndeme tu mano milagrosa en mis muchas aflicciones
y no dejes de ser mi poderosa mediadora en los Cielos
para que nunca me falten los auxilios Divinos y tu comprensión.
Mi querida Virgen María, abogada de pecadores,
con todo mi afecto te digo que soy tu fiel devoto-a
y que en todo momento confío en tu ayuda y compasión,
por ello arrojado-a a tus divinas plantas imploro tu eficaz asistencia,
defiéndeme, auxíliame, guíame, guárdame y cuídame.
Oh amabilísima Virgen de la Merced de dulce y comprensivo Corazón,
desde lo más íntimo de mi ser y con toda gratitud
quiero volver a pedirte seas mi refugio en la adversidad;
que tu benignidad de Madre me auxilie cada día
que tus brazos piadosísimos me reciban con maternal agrado,
y tu benevolencia llegue a mi vida y me la haga más fácil,
sobre todo cuando la tristeza y la necesidad me agobie
y no sepa cómo actuar para resolver los problemas,
que tu ejemplo me ayude a ser fuerte como Tú lo fuiste
y tu bendición sea el consuelo que me salve de todo mal.
Oh amable Señora que de continuo velas por nosotros
oh Virgen milagrosa que nos asistes y a nadie dejas sin respuesta,
el Señor te concedió su gracia dándote poder para obrar milagros
y de contribuir en la felicidad de tus hijos cuando sufren,
te suplico ruegues por mí y por todos los que solicitan tu intercesión,
presenta al Señor esta mi oración y si es de su agrado,
haz que logre este difícil favor que solicito de su misericordia
y así se alejen mis temores, mis problemas e intranquilidades:
(aquí se pide la gracia que se desea obtener).
Te pido virgencita amada no desoigas mis súplicas;
a Ti acudo en mi desolación y con fervor clamo a Ti con fe,
te pido por favor y con humildad lleves mi petición a tu amado Hijo,
esperando que El me ayude y proteja, me auxilie prontamente
me dé su favor y se haga según su voluntad en mi vida.
Como fiel devoto-a tuyo que soy infinitas gracias te doy
porque día adía me proteges y me demuestras tu amor,
extiende tus manos y dame tu milagrosa bendición,
anima y fortalece mis pasos, alivia mis penas y necesidades,
sana mis dolores y mis miserias, mis dolores y sufrimientos
y conviértelos en alegría, en tranquilidad, en bienestar y progreso,
en paz y consuelo, en fuerza, esperanza y felicidad
sé que con tu maternal benignidad grandes cosas llegarán a mi vida,
serán solventados todos mis problemas y aliviadas mis necesidades.
Oh, Madre de la Merced, que nunca nos fallas,
por tu poderosa intercesión ante tu Hijo, por tu afable amor,
todos los que te veneramos y entregamos nuestras cargas,
todos los que te encomendamos nuestras vidas terrenales,
esperamos nos consigas el perdón de nuestros pecados
y nos alcances solución a lo que te pedimos por difícil que sea,
y en Ti, oh, Virgen celestial, tenemos toda nuestra esperanza;
con tu ejemplo y por tus méritos enséñanos a ser mejores personas,
a tener un corazón abierto y limpio lleno de virtud,
un corazón plagado caridad y de buenos sentimientos hacia los demás,
condúcenos por el camino que a Nuestro Señor le agrada
para que nuestros pensamientos, nuestras intenciones,
nuestras palabras, gestos y acciones
sean en todo momento dirigidas según tu santa voluntad
y la de tu Divino Hijo, mi Señor Jesucristo.
Así sea, hoy y siempre. +
Ahora para honor y gloria de la Santísima Trinidad y la Virgen María bajo la advocación de Nuestra Señora de las Mercedes, reza con devoción tres Padrenuestros, tres Avemarías y tres Glorias.
La oración y los rezos que se indican se hacen durante 7 días seguidos.
EL ÚLTIMO DÍA recita también esta oración dedicada a María, en reverencia a los siete Dolores que padeció la Santísima Virgen durante su vida, en especial el séptimo dolor que tuvo en aquella hora en que vio expirar a su Santísimo Hijo y se consumó la redención del género humano:
¡Oh, Madre Santa!, que por voluntad del Padre compartiste con tu amado Hijo Jesucristo sus dolores y padecimientos, te ofrezco mi más profunda reverencia.
Escúchame, bendita Madre de Misericordia: Oh augusta Señora aclamada bajo el nombre de Virgen de la Merced, regalo que Dios nos hizo a todos los hombres, me acerco a Ti con sincero amor y plena confianza para entregarte mis penas y alegrías. Tú que nos dijiste que: "derramarías tus favores a los que te invocaran con el dulce título de Madre de la Merced y de las Misericordias", por favor, usa tu piedad una vez más conmigo ahora que tanto te necesito.
Llega ante tu Hijo Jesucristo con mis peticiones y obtenme lo que solicito; líbrame de todos los males del cuerpo y del alma, líbrame de las injusticias, de los odios y rencores y de cualquier otro asunto o cosa que me encadene o cause dolor; socórreme Madre mía en los peligros y enfermedades, dame fortaleza y paciencia ante las dificultades y no me abandones nunca Santa Madre de la Piedad.
Recibe con agrado mi muestra de cariño yo te prometo vivir siempre agradeciendo tus desvelos y favores, rezarte con más frecuencia y amarte cada día más. Amén.
AVEMARÍA
Dios te salve, María, llena de gracia, el Señor es contigo. Bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
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SALVE
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!
V.Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R.Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Oración
Omnipotente y sempiterno Dios, que con la cooperación del Espíritu Santo, preparaste el cuerpo y el alma de la gloriosa Virgen y Madre María para que fuese merecedora de ser digna morada de tu Hijo; concédenos que, pues celebramos con alegría su conmemoración, por su piadosa intercesión seamos liberados de los males presentes y de la muerte eterna. Por el mismo Cristo nuestro Señor.
R.Amén
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ACORDAOS
Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vos. Oh madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benigna mente. Amén.
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BENDITA SEA TU PUREZA
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza. A Ti celestial princesa, Virgen Sagrada María, te ofrezco en este día, alma vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Amén.
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BAJO TU AMPARO
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas en las necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Amén.
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OFRECIMIENTO A LA SANTÍSIMA VIRGEN
¡Oh Señora mía! ¡Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo Oh Madre de bondad, guardame y defiéndeme como a pertenencia y posesión tuya. Amén.
Oh, santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia, que te dignaste manifestar en Fátima la ternura de vuestro Inmaculado Corazón trayéndonos mensajes de salvación y de paz.
Confiados en vuestra misericordia maternal y agradecidos a las bondades de vuestro amantísimo corazón. Venimos a vuestras plantas para rendiros el tributo de nuestra veneración y amor.
Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir fielmente vuestro mensaje de amor. Y la que os pedimos en esta novena, si ha de ser para mayor gloria de dios, honra vuestra y provecho de nuestra almas.
Amén
La oración a la virgen de fátima es sanadora…
LA DEVOCIÓN DE LOS 5 PRIMEROS SÁBADOS: UN PEDIDO DE LA VIRGEN DE FÁTIMA Y EL MISMO CRISTO
Si bien puede considerarse como una devoción poco conocida, la Virgen de Fátima y luego también Jesús, pidieron a Sor Lucía realizar y difundir la devoción de los cinco primeros sábados de mes en honor del Inmaculado Corazón de María.
Precisamente, contando desde esta semana, hay cinco primeros sábados hasta que se cumplan 102 años de la última de las apariciones de Fátima el 13 de octubre.
El semanario católico Desde la Fe explicó que esta devoción consiste en que cada primer sábado de mes, durante cinco meses seguidos, se realicen diversos actos de piedad con la intención de reparar los pecados contra el Inmaculado Corazón de María.
Aquí todo lo que debe saber sobre esta tradición.
¿Cómo practicar la devoción?
Los actos de piedad cada primer sábado de mes son: confesarse (de preferencia ese mismo día o unos días antes), comulgar, rezar el Rosario completo y hacerle compañía a María al menos quince minutos, meditando los misterios del Rosario.
¿Qué obtiene quien practique esta devoción?
La Virgen María promete a su hijo “asistirle en la hora de su muerte con las gracias necesarias para que pueda salvarse”, es decir, tener la posibilidad de no morir en pecado mortal. Esta devoción no es un “pase gratuito” para librarse del infierno a los que mueran sin arrepentirse.
¿Por qué en sábado?
Santo Tomás de Aquino decía que el sábado siguiente al Viernes Santo, la única que permaneció firme en su fe fue María, y por eso la Iglesia, para honrarla, le dedica ese día.
¿Por qué cinco sábados?
Jesús se le apareció a sor Lucía en la noche del 29 al 30 de mayo de 1930 y le explicó que “hay cinco tipos de ofensas y blasfemias pronunciadas contra el Inmaculado Corazón de María”.
La primera es en contra de su Inmaculada Concepción; segundo, contra su virginidad perpetua; tercero contra su maternidad divina, rehusando recibirla como Madre de la humanidad; en cuarto lugar, los que procuran infundir en los corazones de los niños, la indiferencia, el desprecio y hasta el odio hacia la Madre Inmaculada; y finalmente, los que la insultan directamente en sus sagradas imágenes.
LA HORA DE LA GRACIA SE REZA EL 6, 7 Y 8 DE DICIEMBRE
COMO HACER LA HORA DE GRACIA
Solicitud de nuestra santísima madre Rosa Mística para la Hora de Gracia:
1. Día y Hora de Gracia: 8 de diciembre, Fiesta de la Inmaculada Concepción, inicio a las 12 del mediodía hasta la 1 de la tarde.
2. Durante esta hora en casa o en la iglesia, evitar toda clase de distracciones, no contestar el teléfono, no abrir la puerta, no hacer nada en absoluto, sino estar con el cuerpo, con el corazón y el alma en actitud de oración y espera a recibir el torrente de gracia y bendición prometidas por nuestra Madre en esta Hora de Gracia.
3. Comiencen la Hora de Gracia rezando tres veces el Salmo 51 con los brazos abiertos.
4. Distribuir la hora entre espacios de oración, vocal o en silencio y/o frente al Santísimo, según cada cual haya dispuesto. Meditando en la pasión de Jesús, meditando en el Evangelio del día, rezando el santo rosario en Cenáculo, y/ o rosario de Lágrimas y Sangre.
Nuestra santa madre nos está dando la oportunidad de demostrar nuestro amor y confianza en Ella y ayudándonos a hacer reparación por los inconmensurables pecados que ofenden a su amado Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que claman venganza del Cielo. Aprovechemos pues, esta Hora, para hacer descender sobre el mundo: un sano temor a Dios que nos lleve a la Paz del corazón, a un sincero arrepentimiento, a un hambre de Dios, que nos motive a la confesión y a comulgar frecuentemente, para crecer en la fe, en la esperanza y en el amor.
SALMO 51 (50) MISERERE
Rezarlo 3 días consecutivos (5- 6- y 7 de Diciembre)
Ten piedad de mí Oh Dios, según tu amor, por tu inmensa ternura borra mi delito, lávame a fondo de mi culpa, y de mi pecado purifícame.
Pues mi delito yo lo reconozco, mi pecado sin cesar está ante mí; contra Ti, contra Ti solo he pecado, lo malo a tus ojos cometí.
Por que aparezca tu justicia cuando hablas y tu victoria cuando juzgas.
Mira que en la culpa ya nací, pecador me concibió mi madre.
Mas Tú amas la verdad en lo íntimo del ser, y en lo secreto me enseñas la sabiduría.
Rocíame con el hisopo, y seré limpio, lávame, y quedaré más blanco que la nieve.
Devuélveme el son del gozo y la alegría, exulten los huesos que machacaste Tú.
Retira tu faz de mis pecados, borra todas mis culpas.
Crea en mí, oh Dios, un puro corazón, un espíritu dentro de mí renueva; no me rechaces lejos de tu rostro, no retires de mí tu santo espíritu.
Vuélveme la alegría de tu salvación, y en espíritu generoso afiánzame; enseñaré a los rebeldes tus caminos, y los pecadores volverán a Ti.
Líbrame de la sangre, Dios, Dios de mi salvación, y aclamará mi lengua tu justicia; abre, Señor, mis labios, y publicará mi boca tu alabanza.
Pues no te agrada el sacrificio, si ofrezco un holocausto no lo aceptas.
El sacrificio a Dios es un espíritu contrito; un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias.
¡Favorece a Sión en tu benevolencia, reconstruye las murallas de Jerusalén!
Entonces te agradarán los sacrificios justos, --holocausto y oblación entera-- se ofrecerán entonces sobre tu altar novillos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Con la confianza de haber obtenido de Tu infinita Misericordia el perdón por mis innumerables culpas, ofensas y negligencias me permito, oh Jesús, pedirte perdón también por mis hermanos.
Pienso en los innumerables pecados que se cometen en el mundo día a día: pecados de los individuos y de las naciones, pecados de los súbditos y de los gobernantes; pecados de orgullo de sensualidad y de codicia; pecados de pensamiento, de palabra, de obras y de omisión.
Por todos estos pecados y por los pobres infelices que los cometen, me atrevo a pedir, oh Jesús, la efusión de Tu infinita misericordia. Son los pecados los que Te hicieron agonizar en el Huerto de los Olivos y sumergieron Tu alma santísima en un mar de tristeza.
No olvides, oh Jesús, que libremente quisiste cargar con ellos; que has querido "hacerte pecado", para borrar los nuestros; no olvides, oh Jesús, que Te ofreciste a la ira del Padre, para rescatar a Tus hermanos culpables.
Oh Jesús, Te ruego renueves Tu ofrecimiento al Padre, presentándole nuevamente Tus llagas; muéstrale las espinas, los flagelos y los clavos que traspasaron tus carnes; pero, especialmente, hazle ver Tu Corazón herido y rebosante de amor por El y por nosotros, y pide Su perdón.
Recuerda, oh Jesús, que mayor que todas nuestras culpas es Tu misericordia. Viértela, oh Jesús, sobre el mundo culpable. Busca las ovejas que se alejaron de Tu redil y muéstrales cuán grande es la potencia de Tu amor de Salvador.
Y ya que Tu Corazón está herido por las culpas de los más íntimos, para los que renuevan el beso de Judas o la negación de Pedro, también para ellos, oh Jesús, invoco Tu perdón. Que ninguno de ellos cumpla el gesto desesperado de Judas, sino que Tu gracia los induzca, como a Pedro, a una reparación de amor.
Rosario de Lágrimas y Sangre
En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, Amén.
Oración Inicial
- Jesús crucificado, postrados a tus pies te ofrecemos las "Lágrimas y Sangre" de aquella que te acompañó con tierno amor y compasión en tu Vía-Crucis. Concédenos la gracia, Oh buen Maestro de tomar a pecho las enseñanzas contenidas en las "Lágrimas y Sangre" de tu Santísima Madre, para cumplir tu voluntad de tal manera que un día seamos dignos de alabarte y glorificarte por toda la eternidad, Amén.
Se rezan siete misterios así: En lugar del Padre Nuestro:
- Oh Jesús mío, mira las Lágrimas y Sangre de aquella que te tenía el amor más grande en la tierra y te ama con el amor más fervoroso en el cielo.
En vez de las Avemarías se dice:
- Oh Jesús escucha nuestros ruegos por las Lágrimas y Sangre de tu Santísima Madre.
Al finalizar el Rosario se dice tres veces: " Oh Jesús mío, mira las Lágrimas y Sangre de aquella que te tenía el amor más grande en la tierra y te ama con el amor más fervoroso en el cielo."
Oración Final
Oh María, Madre al Amor, de los Dolores y de Misericordia, te suplicamos reúne tus ruegos con los nuestros para que Jesús, a quien nos dirigimos en el nombre tus "Lágrimas Y Sangre" maternas, escuche nuestras súplicas concediéndonos, con las gracias que te pedimos, la corona de la vida eterna, Amén.
Tus Lágrimas y Sangre Oh Madre Dolorosa, destruya el reino del infierno. Por tu Divina mansedumbre, Oh, encadenado Jesús, guarda al mundo de los horrores amenazantes.
RECUERDEN rezar por el país durante esta hora. La Santísima Virgen ha pedido que este mensaje se distribuya a través del mundo entero. Por favor ayuda a que todas las almas se acerquen a Dios y que Jesús y María sean amados hoy más que nunca.
Oh Inmaculada Concepción Tú eres la estrella de mi noche oscura, salud para mi enfermo corazón, refugio de mi humana perdición, consuelo en mi terrena desventura, auxilio celestial de mi locura, la Reina intercesora del perdón, la Madre acogedora en mi aflicción, la Virgen medianera de ventura.
¡Salve, Señora, incólume María!, templo de la divina Trinidad, sagrario de Jesús, Eucaristía.
Asunta al cielo en venturoso día, coronada de eterna majestad, eres el brillo que hacia el Sol me guía.
Amén
TE INVITO A REZAR CON NUESTRA MADRE DEL CIELO, 3 AVEMARÍAS si no puedes rezar un Santo Rosario. Ella te escuchará y bendecirá grandemente.